Hola a tod@s, hoy voy a presentar otra de esas monedas que tanto me gustan y que
proceden de otro pecio, pero del que desgraciadamente no dispongo de la información concreta que suelo exponer en otras fichas. Se trata de un “
Tostão” acuñado en la ceca de
Lisboa a nombre del monarca portugués
D. Sebastião I entre los años
1557 y 1578, siendo durante mucho tiempo la base del numeral argénteo luso.
Datos de la pieza:País: Portugal
Nominal: Tostão/100 Reais
Año: N.D. Entendemos que se realizó entre los años 1557 y 1578, coincidiendo con el reinado del monarca al que alude la pieza.
Ceca: Lisboa (Sin marca en este caso)
Peso: 3,39 gramos frente a los 8,8 gramos que debería tener, al menos de forma teórica, por lo que la acción marina ha sido especialmente agresiva en el caso de esta pieza.
Diámetro: 29 milímetros frente a los 30 milímetros teóricos, por lo que en este aspecto no se distancia de los estándares previstos.
Grosor: Muy difícil de cuantificar en este caso pues el desgaste ha sido tal que el grosor es apenas superior al de un folio de papel, siendo una pieza extremadamente delicada y especialmente frágil que requiere una conservación especial y con cuidados adicionales para evitar que se fragmente.
Canto: Liso e irregular, esta última condición viene otorgada por la erosión marina.
Forma: Redonda
Metal: Plata de 916.6 milésimas
Tipo de acuñación: Manual/A martillo
Estado de conservación: “Shipwreck Effect Grade 3/C”. La pieza ha sido muy castigada, tal y como se desprende de las fotos, pero aún así mantiene buena parte de los motivos principales, así como de las leyendas. El anverso, muestra en torno a la mitad del escudo, con las leyendas finales parcialmente visibles y las últimas letras del nombre del monarca, en la mitad derecha, que permiten su correcta identificación. El reverso también ha sufrido bastante, pero ha quedado la cruz central casi intacta, además de las leyendas parciales, especialmente al final de la misma. A nivel general, la moneda presenta signos de corrosión agresiva, especialmente en el anverso, donde vemos tonalidades marrones, verdosas y rojizas.
Variante: Aparentemente, podemos ver el escudo portugués coronado (anverso) y cerrado en la parte superior. La terminación de la leyenda, en esta misma cara, reza “ET AL”.
Nº de piezas acuñadas: N.D.
Referencias bibliográficas: Alberto Gomes:
#52.07 (Escudo con corona cerrada)
Rareza: Muy rara. Ya no tanto por el numeral en sí, la ceca, tipología o por el estado de conservación, este último afectado significativamente por las circunstancias del naufragio. Si no por lo extremadamente difícil que resulta ver monedas portuguesas que procedan de pecios, con apariciones muy puntuales en subastas americanas y cuya procedencia no nos resulta familiar como es el caso de los barcos españoles. Sin embargo, dependiendo de la tipología, algunas piezas como la que se muestra en esta ficha tienen una difícil trazabilidad que permita identificar el pecio de forma concluyente.
Pecio: A priori “desconocido”, debiendo tratarse de un barco portugués del siglo XVI ó XVII, pero sin descartar los primeros años del siglo XVIII. En el momento de la compra, su anterior propietario únicamente pudo decirme que la compró a un comerciante brasileño durante sus vacaciones en el mencionado país, en los años 70 del pasado siglo XX. Es por eso que siempre la mantuvo clasificada como procedente de un pecio ubicado en Brasil. Llegados a este punto, se plantean los interrogantes que desgranamos más adelante.
Reinado: D. Sebastião I (1557-1578) “O Desejado”/”El Deseado”
Dinastía: Casa de Avis
Simbología:Anv.: Escudo portugués coronado con Quinas y cantonadas por siete castillos medievales (el diseño del escudo cambió con los distintos monarcas). Alrededor del mismo, “
+SEBASTIANVS:I:REX:PORTVG: ET AL”, la parte superior de la corona está cerrada. Corrosión marina.
Rev.: Cruz de Jerusalén en el centro, con un roel en cada cuartel y todo ello dentro de un círculo que la separa de la leyenda. Alrededor del mismo, “
+ IN:HOC:SIGNO:VINCES”. Corrosión marina que ha socavado parte de los detalles de la mitad derecha de la pieza.
Otras observaciones: Esta, posiblemente, es una de las acuñaciones más famosas del país vecino, junto con el Ceutí, los cuales circularon durante muchos siglos tanto en Portugal, como fuera de él, donde destaca el caso canario, con un numeral muy específico (“provincial”) compuesto por monedas castellanas (cercenadas y deterioradas), así como de otros países con los que se comerciaba, sobre todo procedentes de Portugal. Éstas eran aceptadas por la población local y utilizadas en las operaciones comerciales cotidianas, hasta el punto en que las acuñaciones portuguesas son más abundantes en el registro arqueológico que las castellanas.
Especificaciones de la pieza: La moneda en cuestión presenta las oxidaciones propias de una moneda que ha permanecido alrededor de 300 años bajo el mar, pero que a pesar de esto, no ha perdido cierta calidad de detalle que podemos observar en ambas caras y que demuestran que esta moneda en cuestión es un fiel testigo de la historia tanto portuguesa, como americana y europea. Así y, dado que aún permanecen visibles algunos elementos significativos de esta moneda (tipología, ceca, numeral, variantes o el nombre del soberano), con las leyendas dañadas en ambas caras debido al daño por oxidaciones marinas, pero parcialmente legibles, estimo que presenta un “grado 3 o C” en lo referente al estado de conservación.
El enigma: Partiendo de los datos mencionados en el apartado correspondiente al “pecio” es importante señalar que, aunque la hipótesis de un naufragio brasileño resulte un poco extraña, se tiene conocimiento de varios barcos naufragados en las proximidades de la costa americana, con algunas piezas portuguesas que han sido subastadas en prestigiosas casas de subastas americanas. Aquí tenemos un ejemplo:
https://www.numisbids.com/n.php?p=lot&sid=5651&lot=1432Precisamente, este es nuestro
primer candidato y el que reza en el título de esta ficha, el “Standing Cannon Wreck”, que se ajusta a la versión del anterior propietario, el cual la adquirió en Brasil, como ya habíamos mencionado y que, por lo tanto, supuso que vendría de un pecio de este país. Este pecio fue localizado en “Bay of All Saints” o “Bahía de Todos los Santos”, la mayor entrada marítima en la costa de lo que hoy es el estado de Bahía, en Brasil. No obstante, no se tiene constancia de cómo fue descubierto este pecio o su posible identidad, pues el nombre que ha recibido hace referencia a las circunstancias particulares del momento en el que sería descubierto “oficialmente”. Las monedas y demás artefactos del mismo se dieron a conocer al gran público en una subasta realizada por la firma “Christie's” en marzo de 1986, en la ciudad de Ámsterdam. En ella se hace referencia a que creían que se trataba de un barco portugués de la “Carreira da Indias” y que terminaría hundido en aquella zona de su antigua colonia en América debido al impacto contra un cachalote, pues los restos del animal parece ser que se encontraron debajo del casco de la nave y la pila de lastre. Su nombre coloquial radica en que fue localizado, de forma fortuita, porque uno de sus cañones de bronce sobresalía del fondo arenoso. Se rescataron monedas portuguesas acuñadas en la Metrópoli, con presencia mayoritaria de “tostones” y “200 Reales” a nombre del monarca D. Joao IV, que se reveló contra el dominio español de Felipe IV de Habsburgo. También se localizaron algunas piezas de este mismo periodo, pero resellados para incrementar su valor, además de algunos “tostones” de monarcas españoles (“Felipes”) y de monarcas lusos anteriores a la llegada de Felipe II, como el que aquí se muestra, a nombre de Sebastián I. Como vemos, se trata de un pecio ubicado en aguas de Brasil, pero donde sí vemos una serie de datos que podrían no terminar de encajar, como es el caso de que su anterior propietario lo comprara en Brasil en los años 70 y que no haya presentación oficial del pecio hasta 1986, una década después. Sin embargo esto no impide que la población local, conocedora de la ubicación del pecio, pudiera expoliarlo durante años para ganarse unos ingresos adicionales frente a los turistas, como sabemos que ha sucedido y sigue sucediendo con el famoso “Cuban Waters Wreck” en los últimos años. Tampoco es usual ver monedas acuñadas en la Metrópoli lusa en las colonias americanas, aunque como hemos visto en el caso de la URL facilitada anteriormente, se tiene constancia de la existencia de tales monedas en este pecio en concreto, además de la experiencia de monedas extranjeras en pecios españoles que claramente no responden a una carga oficial sino a partidas de contrabando o la riqueza particular y limitada de algún pasajero que iba bordo.
El
otro candidato que podría ajustarse a este numeral es el “Santa Rosa Wreck”, hundido en 1726 y que fue fabricado en 1715 en el astillero de “Ribeira das Naus” (Lisboa). El “Santa Rosa” era un galeón portugués de unos 56 metros de largo, con 3 mástiles y que podía portar entre 56 y 70 cañones para sus tareas en la Armada portuguesa.
El “Santa Rosa” combatió en la “Batalla de Batapán” (actual Grecia) en 1717 contra los turcos, para después regresar a Portugal y realizar importantes misiones contra la piratería y como protector de los barcos que regresaban anualmente de Brasil con cargas de alto valor para la Corona.
Es por ello que, el 20 de marzo de 1726, el “Santa Rosa” estaría integrado en una flota compuesta por 18 barcos que partirían desde Portugal hasta Brasil, protegidos por dos buques de guerra, el que nos ocupa en esta historia y el “Nossa Senhora da Nazaré”, sin embargo el “Santa Rosa” era el buque con mayor potencia de fuego y tenía al mando al Capitán Bartolomeo Freire de Aráujo.
Tras una travesía de 2 meses y 4 días, la Flota llegaría a Salvador (Brasil) y, durante los próximos 2 meses y medio se llevarían a cabo las labores de carga entre los buques de la Flota. Se tiene constancia de embarcar unos 27.000 fardos de tabaco, 13.000 cajas de azúcar, miles de cocos, 20.000 piezas de cuero, unas 10 toneladas de oro en lingotes y monedas acuñadas en aquel territorio, diamantes, gemas, entre 70 y 200 barriles de pólvora y algunos pasajeros, donde se incluirían soldados portugueses que regresaban a Lisboa.
La Flota partiría nuevamente del Salvador el 24 de agosto del mismo año, unos 3 meses después de haber llegado al puerto carioca, pero desafortunadamente ese sería su último trayecto.
Un día después de haber zarpado, una fuerte tormenta se desató y golpeó con fuerza la Flota, obligando a los barcos a agruparse en pequeñas escuadras que tuvieron que navegar bajo condiciones muy peligrosas durante varios días hasta que el tiempo mejoró y el propio “Santa Rosa” actuaría nuevamente como escolta para agrupar varias de esas escuadras y poder continuar todos juntos rumbo a Portugal.
Aunque el peligro parecía haber pasado, la mala suerte surgió en el momento más insospechado pues, unas dos semanas después de zarpar y, justo cuando el “Santa Rosa” navegaba frente a Recife, se produjo una potente explosión en la bodega del barco y éste se hundió rápidamente, llevándose consigo a casi toda la tripulación, compuesta por unas 700 personas, de los que sólo 7 lograron escapar. Los supervivientes, todos varones, lograron agarrarse a los restos del barco que permanecían a flote y fueron rescatados al siguiente día. Se estima que hubo más supervivientes en un primer momento, pero que las heridas, la fatiga y el ataque incesante de los tiburones los hicieron sucumbir. El resto de la Flota logró llegar a Lisboa el 17 de noviembre, pero de aquellos 7 hombres rescatados, finalmente, sólo sobrevivieron tres.
Incluso a día de hoy no se sabe a ciencia cierta el motivo por el que la pólvora del barco explotó de aquella manera, pero la teoría más extendida hace referencia a que el Capitán del “Santa Rosa” había mantenido fuertes discusiones con el Comandante de los soldados portugueses embarcados y que alguien del grupo castrense había prendido fuego a la pólvora de forma deliberada y provocaría la explosión. Cierto o no, sin duda se trata de una tragedia de magnitudes inimaginables.
Llegados a este punto, hemos analizado otro pecio naufragado frente a Brasil, pero donde esta moneda en concreto no podía formar parte del cargamento oficial del barco, pues se trataba de una moneda acuñada en Lisboa, por lo tanto debió tratarse de una pieza perteneciente a la riqueza personal de alguno de los marineros que partieron rumbo a Salvador o de la tripulación embarcada que regresaba a Lisboa, lo cual no es nada extraño y, una vez más, tenemos conocimiento de hallazgos de este tipo en pecios españoles, donde se ha llegado a encontrar, incluso, numeral de plata francés en pecios donde predominan las macuquinas de las provincias americanas.
Conclusiones: A pesar de lo argumentado en el apartado anterior, las circunstancias no permiten afirmar con exactitud y rotundidad que alguno de estos dos barcos fuera el origen de la pieza que ilustra esta ficha, centrándonos en el testimonio de su anterior propietario y las circunstancias de la compra de esta pieza en su día, pero que no permiten excluir otros pecios de la zona o, incluso, que puedan pertenecer a otros ubicados en otras partes del mundo, como Europa, la costa de África y algunas regiones de Asia donde los portugueses navegaban con mucha frecuencia en su particular “Carreira da India” durante los siglos XVI y XVII.
Sin embargo y, a pesar de no tener una identificación clara para este pecio, esta pieza ya aporta mucho valor por sí misma, no sólo por los datos que guarda tras estudiarla detenidamente, sino por las horas que nos invita a invertir en buscar información y mejorar nuestro conocimiento sobre el pasado, recordando viejas historias que no merecen ser jamás olvidadas
Fotos:Espero que os guste!
Saludos.