Hola a tod@s, hoy voy a mostrar una moneda que aquellos que me conocen saben que, aparentemente, se sale de la temática de colección, claramente enfocada hacia el numeral hispánico. Sin embargo, una parte de de la misma está destinada a r
epresentar el circulante que corrió por mi tierra, las Islas Canarias y, aunque no es el caso exacto de esta pieza (por ahora),
Juba II tendría un papel capital en el
descubrimiento del archipiélago. Dicho esto, presento un
Denario acuñado en
Lol Cesarea, labrado en plata durante el reinado del mencionado soberano y que
formó parte de la antigua colección de Gonzalo Cores.
Datos de la pieza:Territorio: Antiguo Reino de Mauritania (Actualmente estos territorios se encontrarían ubicados en Marruecos y Argelia)
Valor: Denario, como moneda “local” o “provincial”.
Ceca: Iol Cesarea, capital del territorio durante el reinado de Juba II.
Año: No se sabe el año exacto en el que se realizó esta emisión en concreto, por lo que establecemos el rango temporal en función de su reinado, es decir, aproximadamente entre el año 25 a.C. y el 23 d.C. No obstante, algunos estudiosos han estimado la acuñación de esta tipología en torno a los años 17-16 a.C.
Diámetro: 16,5 milímetros (aprox.)
Peso: 2,98 gramos (aprox.)
Canto: Liso e irregular
Método de acuñación: A martillo
Forma: Redonda
Alineación: Moneda (180º)
Metal: Plata
Estado de conservación: MBC. En lo relativo al anverso, vemos una muy buena calidad de detalle en el busto, tanto en la expresión facial, como en el cabello, con la leyenda parcialmente visible, pero que permite leerla sin problemas. Leve desgaste en la zona central del cabello y la cinta, sobre la oreja. Se observan ciertas zonas marrones en torno a las leyendas, con una leve pátina anaranjada alrededor de las mismas y el busto. Sin marcas significativas, arañazos o golpes. En lo que al reverso se refiere, se aprecian bien los motivos iconográficos, con cierto desgaste en la base de la cornucopia. Leve pátina anaranjada en torno a las zonas de mayor relieve. Sin marcas significativas, arañazos o golpes. A nivel general, la acuñación es muy buena y la pieza goza de gran relieve, especialmente apreciable en el anverso. La acuñación no está centrada, tal y como podemos observar en ambas caras, pero esto la convierte en un ejemplar único. Bellísimo ejemplar.
Variantes: Al tratarse de acuñaciones manuales, no existen dos piezas iguales, presentando variaciones dentro de la misma emisión, como en este caso, con una clara acuñación descentrada en ambas caras que desplazan los motivos principales hacia la derecha, así como la orla de puntos hacia el centro. No obstante, durante el reinado de Juba II se emitieron distintos tipos de Denarios con su iconografía propia, tanto a su nombre, como a nombre de su esposa Cleopatra Selene II e, incluso, a nombre de ambos.
Referencias bibliográficas: “COP-581”; “MAA-94” y “CC-5830 (mismo ejemplar)”
Pedigree: Ex Colección Cores “CC-5830 (mismo ejemplar)”/Jesús Vico (“Col. Cores-Vol, V”, 23/02/2023; Subasta
#165, Lote 2110)
Grado de rareza: Escasa (“E”)
Reinado: Juba II como rey de Mauritania (C.a. 25 a.C. al 23 d.C.)
Simbología:Anv.: Orla de puntos que guarda la representación de un busto diademado e imberbe mirando hacia la derecha. Frente al mismo y, leyendo de abajo a arriba, “
REX IVBA”, en clara alusión al soberano. Acuñación desplazada.
Rev.: Orla de puntos que guarda la representación de una cornucopia de la que emanan racimos de uvas como símbolo de la abundancia y con un cetro cruzado en una clara alusión al poder del soberano. Sin leyendas. Acuñación desplazada.
Un legado numismático: El matrimonio de Juba II con Cleopatra Selene II dio origen a un crisol cultural que quedaría patente en muchos elementos de la vida cotidiana en el territorio mauritano, sin embargo y, en el plano numismático tenemos quizá el mejor ejemplo de ello. Juba II acuñaría un numerario variado como soberano de aquel territorio, pero también incluiría menciones expresas e, incluso, el busto de su mujer Cleopatra en tales acuñaciones. Algunas de ellas hacían referencia únicamente a la propia Cleopatra Selene II, donde además se incorporaría iconografía egipcia, con representaciones de algunas deidades, objetos sagrados y fauna egipcia asociada a tales dioses. Uno de los muchos éxitos de ambos fue lograr un cierto equilibrio entre la cultura propia de su pueblo, la influencia ptolemaica y los motivos romanos, donde la moneda en si misma era de una gran calidad, tal y como mencionó el propio historiador griego Plutarco.
Juba II: Nació en torno al año 50 a.C. como el único hijo y heredero del rey númida Juba I, aunque no han trascendido datos sobre su madre hasta nuestros días. Juba I tuvo que hacer frente al expansionismo romano en el norte de África y se enfrentó a las legiones del mismísimo Julio César en Tapso, actual Túnez, donde sería derrotado. Así, en el 45 a.C., Juba I se suicidaría y su hijo, con tan sólo 4 años, sería llevado a Roma como parte del botín de guerra, convirtiendo Numidia en una provincia romana.
El joven Juba sería educado en Roma, aprendiendo latín y griego, así como las costumbres romanas, obteniendo la ciudadanía sin dificultad después de anteponer los nombres de “Cayo Julio” al suyo propio.
Su apetito y ambición en los estudios le llevarían a escribir su primera obra, titulada “Arqueología romana” con tan sólo 20 años y claramente gozaba del favor del propio César.
Sin embargo, sabría moverse muy bien entre la clase dirigente romanada, luchando junto a Octavio en la Batalla de Accio, en el año 31 a.C. y éste le restituiría como rey de Numidia unos dos años después, asegurando así la lealtad del territorio frente a la propia Roma. También se le permitiría contraer matrimonio y la elegida no sería otra que la mismísima Cleopatra Selene II, hija de la célebre Cleopatra VII y el romano Marco Antonio, que tras el derrocamiento de su madre, había corrido una suerte idéntica a la suya.
Su reinado en Numidia sería muy corto pues ambos no gozaban del favor de la población local, que los veían como reyes extranjeros impuestos, excesivamente romanizados y pronto estallarían revueltas civiles que terminarían con la salida de ambos gobernantes, esta vez a la cercana Mauritania.
Con su llegada, bautizarían a la nueva capital como “Iol Cesarea” y con la ayuda de su esposa Cleopatra, Juba II fomentaría la ciencia, las matemáticas, las artes o la arquitectura, donde veríamos una mezcla de estilos procedentes de Roma y el propio Egipto ptolemaico, así como la expansión del comercio con otras regiones. El soberano también realizó constantes guiños a Roma como forma de mantener sus buenas relaciones con los gobernantes y la propia capital del Imperio. Juba II destacaría, especialmente, por sus expediciones navales, destacando su llegada a las Islas Púrpuras, Tingis (actual Tánger), Gades (actual Cádiz), Cartago Nova (Cartagena), además de su llegada a las Montañas del Atlas o a los archipiélagos de Canarias y Madeira.
Juba II moriría en torno al 23 a.C. y ya había designado a su hijo Ptolomeo como regente con anterioridad. Finalmente sería enterrado junto a Cleopatra, fallecida unos años antes, en el monumento conocido como “Mausoleo Real de Mauritania”.
Su hijo Ptolomeo daría así continuidad a la dinastía ptolemaica, reinando hasta el año 40 d.C., momento en el que el emperador Calígula, considerado su primo segundo, lo asesinó durante una visita a la capital del imperio mientras éste vestía una túnica púrpura para volver a anexionarse el territorio como una simple provincia romana.
El descubrimiento de las Islas Canarias: De entre todas las expediciones financiadas por Juba II, merece especial atención la realizada a las Islas Canarias, donde se sospecha, que organizó más de una incursión en torno al año 6 d.C. y mencionadas en la obra perdida “El Tratado Sobre Libia” donde, además, se las bautizó como “Islae Fortunatae”, apodo que conservan en la actualidad.
De estos viajes se sabe que descubrieron seis de las siete islas iniciales, aunque podríamos decir que, en realidad, fueron siete de las ocho islas que hay establecidas en la actualidad, fijando así sus coordenadas para los años venideros. Fue en este punto donde se describió el archipiélago por primera vez, así como sus gentes, flora, fauna y algunas de sus costumbres, incluso se llegó a bautizar a algunas de las islas, incluyendo las dos principales, Ninguaria para el caso de la actual Tenerife y “Canaria” para la vecina Gran Canaria . No obstante, no podemos olvidarnos de Ombrios (La Palma), Pluvalia (Lanzarote), Capraria (Fuerteventura), Iunonia Maior (La Gomera) y Iunonia Minor (El Hierro)
Debemos tener en cuenta que Juba II establecería en la isla de Mogador, actual Marruecos, un taller para la obtención de púrpura que diera color a las túnicas de los mandatarios romanos y de donde, seguramente, procedía la púrpura que lucía su hijo Ptolomeo cuando fue asesinado en Roma. Curiosamente, en las últimas décadas se han llevado a cabo excavaciones en la Isla de Lobos, donde se ha localizado y excavado asentamientos romanos, bautizados como “Lobos I” y “Lobos II”, utilizados como un enclave para la producción, precisamente de la mencionada púrpura y datados entre los siglos I a.C y el I d.C., lo que encajaría a la perfección con el reinado de Juba II y su afán de expansionismo para cumplir con las expectativas de Roma, así como surtir al Imperio de productos y bienes donde la púrpura ocuparía así un lugar preeminente. Finalizamos destacando el papel de este soberano, que actualmente no goza en las islas de la importancia que claramente tiene, ya no sólo como descubridor del archipiélago, sino como el primer historiador que deja constancia escrita de la existencia de las islas y al que podríamos bautizar, sin temor a equivocarnos, como el primer soberano de Canarias.
Hallazgos arqueológicos: Como curiosidad adicional y, para concluir esta ficha, mencionar la importancia de un hallazgo numismático vinculado a este monarca, el conocido como “Tesoro de Banasa/El-Ksar”. Se trata de un conjunto monetario encontrado fortuitamente durante unos trabajos agrícolas en 1907 y cuyas monedas se habían almacenado dentro de una olla, a su vez enterrada bajo una roca de proporciones significativas.
El nombre del tesoro se debe a dónde fue encontrado, aunque por motivos que seguro podemos suponer, en un primer momento no se indicó su ubicación real, señalando que el hallazgo había sucedido en Alkazar (El-Ksar el-Kebir), al sur de lo que hoy es Tánger, por lo que sería conocido en los años inmediatamente posteriores con este nombre. Averiguaciones posteriores llevaron a pensar que, en realidad, había sido localizado en Banasa, cerca de Souk-el Arbaa, al noreste del actual Rabat, por lo que hoy se le bautiza por una combinación de ambos nombres.
El conjunto en si fue realmente sensacional, pues comprendía unos 4.000 denarios y una moneda fraccionaria en bronce, todas ellas correspondientes al reinado de Juba II, lo que permitiría identificar nuevos tipos y fechar muchas de ellas, empezando en el que sería el año 6 de su reinado (20-19 a.C.) hasta el año 42 (17-18 d.C.), vinculando la fecha de ocultación de las monedas en torno al último año.
El conjunto no tardó en dispersarse para engrosar colecciones privadas de numismáticos, aficionados y curiosos de la historia antigua, además de grandes museos y otras instituciones públicas. A modo de ejemplo, el Gabinete Numismático de Berlín adquirió en su día más de 60 ejemplares, el célebre Museo Británico, 90 piezas y un buen número de museos con un apartado destinado a la numismática también disponen de ejemplares de este conjunto, tales son los casos de Winterthur, Viena, París, Atenas, la propia Rabat o la “American Numismatic Society” (“ANS”).
Concluimos señalando que muchos denarios de este periodo, con procedencia un tanto incierta, pueden encontrar en este contexto una respuesta plausible.
Fotos:Fotos de la subastaMis fotosEspero que os guste!
Saludos.