El autor distingue dos fases en este imperialismo. Llama «colonial» a la primera, producida entre la fundación del país y la guerra hispano-norteamericana de 1898. Al principio, el expansionismo territorial, político y económico se produjo hacia el Oeste, con el consiguiente aplastamiento de los «nativos americanos» y luego de los mexicanos. En la guerra con México, en 1848, muchos congresistas de EE UU querían anexionar todo el país conquistado. Lo impidió el racismo, desvela Immerwahr. Despreciaban a los hispanos porque los consideraban inferiores y ajenos a la «raza caucásica». Los mexicanos no estaban a la altura de la «democracia más grande del mundo». Lo explicó bien en enero de 1848 el senador John C. Calhoun: solo querían a la «raza blanca libre», y no sentían «como iguales» a los «indios y las razas mixtas de México». Por esto EE UU solo se anexionó zonas poco pobladas del país vecino y despreció a su populosa parte sur.