Buenas tardes a todos, hoy traemos el magnifico billete que tuvo a bien sortear el compañero
@billetero , y como lo prometido es deuda le dedicamos un hilo para enseñarlo y hablar de su personaje Santiago Rusiñol.
Muchas gracias
por el sorteo billetero de este magnifico e interesante billete
Emisión de 31 de Diciembre de 1951
Series y tirada: De
50 pesetas se fabricaron 69.500.000 billetes, Sin letra y con las letras "A" a la "F". El primer contrato lleva fecha 31 de diciembre de 1951, por 40 millones, ampliado en otros 40 el 30 de junio de 1959, pero en 20 de diciembre de 1961 se anuló este contrato cuando iban fabricados 26 millones.
De 1.000 pesetas. En la fecha de la emisión se contrataron 25 millones, y el 14 de noviembre de 1952 se amplió en 15 millones más de los que se fabricaron solamente 14.438.000. En total, 39.438.000 billetes fabricados, con las letras "A", "B" y "C".
Dimensiones: 50 pesetas, 125 x 77 mm. y 1.000 pesetas, 146 x 90 mm.
Características técnicas: Estampados en calcografía y litografía por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, ambos proyectados por José́ L. Sánchez Toda.
El billete de 1.000 pesetas lleva en el anverso un retrato del pintor Joaquín Sorolla, grabado en talla dulce por Camilo Delhom; orla de torno geométrico en línea blanca con motivos ornamentales grabados a buril. En el reverso se reproduce el cuadro de Sorolla "La fiesta del naranjo" en un grabado de José́ L. Sánchez Toda y Camilo Delhom. La orla es una composición de torno geométrico y frutos grabados a buril. El fondo, rayado a máquina con líneas paralelas onduladas en sentido vertical y horizontal.
El de
50 pesetas lleva en el anverso un
retrato de Santiago Rusiñol, grabado por José́ L. Sánchez Toda, y en el reverso,
el cuadro de Rusiñol "Jardines de Aranjuez", en un grabado a buril y aguafuerte que comenzó́ J. López Pavía y terminó José́ L. Sánchez Toda. Fondo de líneas de puntos muy tenues.
En toda la emisión las viñetas y orlas son calcográficas, y los fondos, litográficos, a dos colores.
Papel: El papel de la serie de 1.000 pesetas es de la Casa francesa "Des Rives", con una cabeza de D . Quijote como marca al agua.
El de la serie de
50 pesetas procede de la fábrica instalada en Burgos por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que se comenzó́ a emplear en la emisión de billetes de una peseta de 19 de noviembre de 1951. El billete de que nos estamos ocupando lleva una
cabeza de Rusiñol como marca al agua.
Firmas: Grabadas, las del Gobernador (D. Joaquín Benjumea y Burín, conde de Benjumea) y la del Interventor (D. Antonio Victoriano Martín y Martín), y estampillada, la del Cajero (D. Joaquín Serrano García).
Numeración: Una en el anverso y cuatro en los márgenes del reverso. En los billetes de 1.000 pesetas la numeración va en rojo, y en los de
50 pesetas en color
verde.
Circulación: Los billetes de 1.000 pesetas comenzaron a circular el 5 de junio de 1953, y los de
50 pesetas el 17 de febrero de 1956. Se trata de la última emisión de
50 pesetas, que no llegó tampoco a fabricarse por entero, pues fue desplazada por la moneda metálica del mismo valor.
Las dos series fueron retiradas de la circulación el 17 de diciembre de 1971.
Santiago Rusiñol (1861-1931)
Pintor, escritor y dramaturgo en lengua catalana. Nació en Barcelona en el seno de una familia de industriales del textil. Se formó en el Centro de acuarelistas de Barcelona y viajó a París dónde coincidió con Ramón Casas, Zuloaga (1889). Llegó a Sitges a finales de 1891 y se enamoró de sus patios y sus calles, creó el “Cau Ferrat” (su casa-taller) templo del arte y organizó las conocidas Fiestas Modernistas, promovió el monumento al Greco, escribió sus obras y sus aucas… Sitges tiene el “Museu Cau Ferrat” en su antigua casa-taller, una calle, una estatua y numerosas referencias a este artista que dejó una gran huella en el pueblo. Murió en Aranjuez 1931.
Rusiñol participó activamente desde los diecisiete años en las diversas actividades que promovía el excursionismo científico catalán. Fue socio de la “l’Associació Catalana d’Excursions” desde el octubre de 1878 y de la “Associació Catalanista d’Excursions Científiques” desde el enero de 1881. Las dos asociaciones se unieron para crear el “Centre Excursionista de Catalunya” el año 1891 y Rusiñol fue socio nuevamente entre el 1905 y el 1914.
Historiadores, arquitectos, estudiosos de la lengua, aficionados a la meteorología o la geografía, pintores y
coleccionistas, entre otros, armados con cuadernos de notas o de dibujo, cámaras fotográficas o herramientas para tomar muestras y datos, presentaban sus hallazgos en conferencias que posteriormente eran publicadas por los boletines de las asociaciones.
El joven Rusiñol no sólo realizó y difundió algunas excursiones, la narración de las cuales es el tema de los primeros textos publicados por el joven excursionista, sino que también asistió a muchas conferencias dadas por personajes de la relevancia de Narcís Oller, Alexandre de Riquer, Lluís Domènech i Montaner, Valentí Almirall, Jacint Verdaguer, Pompeu Fabra o Àngel Guimerà, entre otros, i se rodeó de amigos que compartían las mismas aficiones como Miquel Utrillo, que también se inscribió en la “Associació Catalana d’Excursions” el año 1878.
El 21 de enero de 1893 Rusiñol pronunció en el “Ateneu Barcelonès”, acompañado de algunas
piezas de su colección de hierros, la conferencia «Mis hierros viejos». El acto fue un verdadero manifiesto de la razón de su pasión:
el coleccionismo,
se le conocen colecciones pictórica, libros,
numismática, herramientas, etc. Rusiñol presentó este interés no con una actitud nostálgica de añoranza de un tiempo pasado, sino como una herramienta transformadora y un incentivo para la renovación en un momento en que se necesitaban modelos de calidad ante la ausencia de una estética propia en la incipiente revolución industrial y cultural en el país.
También
defendía la creación de colecciones como la suya, como única solución a la falta de una política de salvaguarda del patrimonio del país. Según Rusiñol, estos coleccionistas paliaban la falta de actuación del Estado, que favorecía la acción depredadora del mercado de antigüedades internacional sobre nuestro patrimonio
La llegada a Sitges, el 4 de noviembre de 1894, de las dos pinturas de El Greco, que Santiago Rusiñol había adquirido en París, fascinado por el artista cretense, supone la apertura del “Cau Ferrat” como casa-taller del artista, que tres años antes había aterrizado en la población. Desde un principio, Rusiñol convirtió el “Cau Ferrat” en un generador de actividad cultural y en el
destino de buena parte de su extraordinaria colección. Este espíritu y determinación convirtieron el “Cau Ferrat” y Sitges en el epicentro del Modernismo.
Un año antes de su muerte, Rusiñol seguía asistiendo a una tertulia diariamente dentro de su rutina. Se levanta al mediodía, pinta un rato y visita al editor López quien le da cuenta de cómo van sus libros. Cena y luego el ritual acostumbrado: con su esposa Lluïsa, hace la ruta de los teatros ... Hacia las dos de la mañana se sienta en el bar La Punyalada con músicos y pelotaris. Una guitarra española convoca coplas andaluzas de humor y muerte: «En el cementerio entré,/ pisé un hueso y dio un quejío/ y me respondió mi mare:/ ¡No me pises, hijo mío!». Todos ríen. A las cinco de la mañana echan el cierre. Rusiñol compra los periódicos y el sereno le acompaña a casa, en Paseo de Gracia, nº 96.
Famosas eran las salidas nocturnas del pintor, escritor y dramaturgo Santiago Rusiñol.
En cierta ocasión le recriminaron:
- ¡Usted no sabe lo que es la salida del sol!
– ¡No diga bobadas, hombre! – respondió Rusiñol –Yo veo salir el sol a menudo, poco antes de irme a la cama.
En la primavera de 1931, contra la opinión de los médicos, vuelve a Aranjuez. Se hospeda en El Rana Verde. Seriamente enfermo, sigue haciendo bromas, con el riñón, el hígado y el corazón a punto de colapso sigue bebiendo alguna absenta; pinta los mismos jardines para los mismos clientes.
Escribe una carta a su esposa doña Lluïsa Denís (autora teatral, compositora y pintora), con letra menuda y temblorosa:
«No te he contestado antes porque he estado dos días que no me he encontrado bien». El texto avanza penosamente sobre el papel y las letras se achican como un reguero de hormigas en tránsito hacia la muerte:
«Dejo de escribirte porque ya comprenderás por mi letra el modo que me tiembla el pulso...». La agonía, de puño y letra, aquel 13 de junio de 1931, reflejaba al artista asomado al último solsticio de verano. Descanse en Paz.
Si llegasteis hasta aquí gracias
y veréis que Rusiñol era mas cercano a nosotros que otros muchos personajes y así lo defendia, el coleccionismo como una manera de conservación y divulgación de la cultura, arte e historia.