Fuera aparte la falta de escrúpulos y el cortoplacismo de autoridades y particulares, a William Randolph Hearst, le tenían que haber vetado en la compra de nuestro patrimonio y haberlo declarado persona "non grata", tanto en cuanto fué el artífice de la campaña anti española en la insurrección cubana durante los acontecimientos previos al "desastre del '98".
"...tras la explosión del Maine en febrero '98, un corresponsal de Hearst en La Habana telegrafía en Marzo un mensaje a Hearst,: Aquí todo está en calma stop. No hay agitación stop. Quisiera regresar porque no habrá guerra stop. Firmado Remington.
La respuesta: Quédese ahí stop. De que haya guerra me encargo yo stop. Firmado Hearst. "
Es inconcebible la bajada de pantalones para con este sinvergüenza
Saludos.