Como unidad de peso del sistema griego, se introdujo en Roma en la época del Imperio la silicua (en griego "keration") que equivalía en todo el Mediterráneo desde muy antiguo a 0,189 g (el peso de la semilla del algarrobo) y de ahí se dedujo el quilate, una medida para indicar la pureza de los metales.
Actualmente seguimos midiendo la pureza del oro con el patrón de los 24 quilates y el peso de las gemas preciosas también lo indicamos en los antiguos quilates (0,2 gramos) provenientes de las curiosamente constantes semillas de algarrobo.
Unidad de cuenta romana equivalente a 1/24 de sólido áureo. Convencionalmente se designa también con este nombre a la moneda de plata de la reforma de Constantino en donde un sólido áureo debería tener 24 quilates (silicuas de peso) o sea 4,536 g. de oro puro. Inicialmente la silicua como moneda de plata tenía un peso similar (3,4 g.) al argénteo de Diocleciano y con Constancio II se redujo hasta los 2,25 g.
La silicua equivalía entonces a 1/24 del sólido áureo, medio miliarense ó 83,33 denarios y se mantuvo así en la reforma de Constancio II. Se acuñaron también subdivisiones de 1/2 silicua y 1/3 de silicua.
En los dos primeros siglos del Imperio bizantino continuó acuñándose esta moneda de plata con el valor de 1/24 del sólido, es decir, 300 nummi. Existieron varios divisores de la silicua (-1/2, 1/3, 1/4 y 1/8-) que suelen llevar marcado en numerales griegos su valor en nummi.
VOT V dentro de corona. Silicua de Valentiniano I. Constantinopolis 364-367 d.C.