AE19 de Nerón y Agripina, ΑΓΡΙΠΠΙΝΑΝ CЄΒΑCΤΗΝ ΘYΑΤΙΡΗΝΟΙ, Thyatira, Lidia, 54 – 62 dC.

Nerón nunca habría sido Nerón de no ser por Agripina. Fue ella quien consiguió que Claudio lo adoptase y le diese el nombre por el que se le conoce. Y también fue ella quien lo llevó a heredar el imperio por delante del hijo de Claudio. De lo contrario, de haber podido elegir su destino, seguramente habría pasado a la historia, sin pena ni gloria, como un actor frustrado de nombre Lucio Domicio. Pero Agripina no era una mujer cualquiera que se resignase a tener un papel secundario detrás de un marido o un hijo. Trató de controlar a su vástago igual que manejó a su tío y marido. Pero al final le salió mal. Agripina escribió unas memorias, hoy perdidas, a las que Tácito tuvo acceso. De haberse conservado, seguramente me habrían facilitado mucho este post. Aunque no ha sido por falta de referencias. Esta mujer aparece en todas las biografías e historias entre Tiberio y Nerón, y en algunas con unas cuantas páginas.

Agripina era hija de Germánico.  Por sus venas corría la sangre de los Claudios, pero también las de Augusto, Agripa y Marco Antonio. Este currículum aristocrático fue el resultado de la política endogámica de Augusto, que consiguió que nadie en Roma tuviese mayor pedigrí que los miembros de la familia imperial. Nació en el 15 dC. en Germania, en el asentamiento que después llevará su nombre y que hoy, perdido este, solo se llama Colonia. La infancia la pasó deambulando de campamento en campamento, con toda su familia, detrás de su padre. Y detrás de su padre se fueron todos a Siria, donde Germánico fue enviado por Tiberio y encontró la muerte por envenenamiento cuando la pequeña Agripina contaba 4 años.

El asesinato de Germánico causo mucha conmoción y no poca controversia. Germánico estaba al mando del ejército de Oriente, como representante directo de Tiberio. Pero su autoridad fue cuestionada por el procónsul Calpurnio Pisón que, según Tácito y Suetonio, era amigo íntimo de Tiberio y Livia. La versión que se impone en ese momento, desde Tácito hasta Robert Graves, es que Pisón actuó por orden de Tiberio. Siguiendo esta versión, Pisón, al verse abandonado por Tiberio en su juicio en Roma, se suicida llevándose a la tumba el secreto del emperador. Pero en los años 80 apareció una inscripción en Andalucía de lo que vienen a ser las actas de ese proceso y que se encuentran hoy en el Arqueológico de Sevilla. Lo que se desprende del epígrafe es que Germánico fue enviado por Tiberio a controlar a Pisón. Tiberio no solo no habría hecho nada para defender a su supuesto amigo en el juicio, en cambio se mostró implacable. Pisón iba por libre buscando su propio interés y chocó con la misión de Germánico. Pisón habrá sido el asesino de Germánico, pero que siguiese las órdenes de Tiberio hoy en día se pone en cuestión.

La familia de Germánico regresó a Roma, donde vivieron bajo la tutela de su tío Claudio. Esto en términos oficiales, porque quien realmente mandaba era la madre, Antonia la menor. Nerón y Druso fueron promocionados en el cursus honorum con la velocidad habitual de cualquier miembro de la familia imperial, sin que la juventud fuese un estorbo. Pero las cosas se complicaron en cuanto Sejano hizo aparición en escena. La muerte del hijo de Tiberio, envenenado por Sejano con la complicidad de su esposa, puso a Nerón y Druso en primera línea de la sucesión, y por ello también en la lista de ciudadanos a eliminar por el ambicioso prefecto. Sejano llegó a convencer a Tiberio de que Agripina madre conspiraba contra él. La madre acabó relegada a la isla de Pandataria, donde había estado Julia, la hija de Augusto y ex de Tiberio. Agripina murió más tarde en el exilio y sus restos solo volvieron a Roma cuando su hijo pequeño, Calígula, los fue a buscar a Pandataria. Los dos césares la siguieron en la desgracia. A los dos se les hizo morir de hambre. A Nerón en la isla de Ponza, al oeste de Pandataria, y a Druso en los sótanos del palacio.

La joven Agripina estuvo en Pandataria con su madre y su hermana Julia Livila hasta que cumplió los 13 años. Entonces Tiberio organizó su matrimonio con Gneo Domicio Ahenobarbo, un personaje del que no se ha dicho nada bueno. Era hijo de Antonia la mayor, hermana de la abuela de Agripina y nieta de Augusto. De esta forma, manteniendo la política endogámica de Augusto, todo quedaba en familia. De este matrimonio nacerá Nerón, con el nombre de Lucio Domicio Ahenobarbo. Al nacer, su padre dijo que nada bueno podía salir de él y de su esposa. El tiempo acabó dándole la razón. El matrimonio con Agripina le sirvió a Domicio para llegar al consulado en el 32, ya con Sejano fuera de juego, cargo que ocupó todo el año.  La vida de Agripina en ese tiempo debió ser bastante cómoda, a pesar de las desgracias de su familia.

Con Calígula en el poder, la posición social de Agripina y sus hermanas se disparó a lo más alto. Aunque la favorita fue Drusila, a las tres les concedió los mismos privilegios de las vestales y el derecho a asistir a las carreras de caballos desde los asientos imperiales. Decretó que se hicieran en su favor los votos anuales de los magistrados y sacerdotes y se las incluyese en los juramentos que se pronunciaban por su imperio. Pero también tuvieron el privilegio de participar en intercambios carnales en grupo con su hermano y Marco Lépido, esposo de Drusila y amante de Calígula. Después de morir Drusila las relaciones dentro de la pandilla imperial se deterioraron sin que sepamos muy bien los motivos. Calígula acusó a Lépido de traición y a sus dos hermanas de complicidad y adulterio. Lépido acabó asesinado y las hermanas deportadas de nuevo a las islas.  Agripina dejó a su hijo a cargo de su tía Domicia Lépida, la madre de Mesalina. El padre del muchacho había muerto poco antes y la fortuna que le dejó se la apropió Calígula, que figuraba en el testamento como coheredero.

Cuando Claudio accedió al poder Agripina regresó a Roma colmada de honores y con una gran e influencia sobre su tío. Nerón recuperó su herencia, que se vio aumentada al morir el segundo esposo de su madre. Agripina hizo todo lo que estuvo en su mano para promocionar a su hijo y lo consiguió hasta el punto de despertar la envidia y los temores de Mesalina por el futuro de su hijo Británico. Sobre esa época circuló un rumor que recoge Suetonio, según el cual Mesalina habría contratado a unos sicarios para que lo estrangulasen mientras dormía la siesta. Los sicarios fallaron, al parecer puestos en fuga por una serpiente que salió de debajo de la almohada del niño. La leyenda venía alimentada por una muda de piel de serpiente que apareció en su habitación y que Agripina incrustó en un brazalete de oro que Nerón llevó en su brazo hasta la muerte de esta. Después se deshizo de él y se dice que al final de su vida lo buscó, como si se tratase de un talismán, sin éxito.

Tras la ejecución de Mesalina, los libertos de Claudio coincidieron en que debía volver a casarse. Cada uno apostó por una pretendiente distinta y al final la partida la ganó Palante, que respaldó firmemente a Agripina. En cuanto Agripina aseguró su matrimonio con Claudio hizo planes para casar a su hijo con Octavia, la hija del emperador, que estaba comprometida con Lucio Silano. Con la complicidad necesaria de Lucio Vitelio, el futuro emperador en el 69, la reputación de Silano acabó por los suelos, acusado de incesto, despojado de todos sus honores y con su compromiso con Octavia anulado. Cuando la chica estuvo libre, otra vez Vitelio convenció al cónsul designado para que presentase una propuesta para casar a Nerón y a Octavia, que fue apoyada especialmente por los senadores que habían participado en la desgracia de Mesalina y temían la posible venganza de Británico.

Agripina maniobró para conseguir que su hijo fuese adoptado por Claudio a los 11 años. Para eso se valió de su amante, el liberto Palante. Este convenció a Claudio con el argumento de que con el hijo de Agripina a su lado Británico estaría más seguro. Con la adopción, el joven Lucio Domicio pasó a llamarse Nerón Claudio. Al año siguiente se le impuso la toga viril antes de tiempo, se le proclamó príncipe de la juventud, le otorgaron poder proconsular fuera de la ciudad y se acordó que ocuparía su primer consulado al cumplir los 20. Claudio fue, presuntamente, asesinado en octubre del 54, con una seta envenenada que le ofreció Agripina. Al día siguiente Nerón fue presentado por el prefecto ante los pretorianos y aclamado como emperador. Británico ni estaba ni se le esperaba. Claudio fue divinizado y tuvo el funeral más solemne de Roma desde la muerte de Augusto. Nerón aprovechó su posición púbica para aumentar su influencia personal en detrimento de su madre, quien a su vez maniobraba para que la suya no decayese. Lo primero que perdió Agripina fue la influencia sobre su hijo. Nerón prestaba más atención a sus nuevos amigos, Marco Otón y Claudio Seneción y, sobre todo, a la liberta Acte. Esta última relación puso a Agripina hecha una furia, que se quejaba de tener de nuera a una esclava.

La relación con la madre alcanzó un punto crítico cuando Nerón retiró a Palante de la corte. Lo hizo dimitir ya que Palante negoció su vida a cambio de no ser interrogado sobre algunos hechos pasados y que se diesen por saldadas sus cuentas pendientes con la república.  Agripina se quedó sin su mayor apoyo dentro de palacio. No se le ocurrió otra cosa que amenazar a Nerón con encumbrar a Británico, que estaba a punto de cumplir los 14, y promoverlo como el legítimo heredero de Claudio. La amenaza solo sirvió para que Nerón comenzase a planear el asesinato de Británico. Envenenó a su hermanastro en un banquete, ya lo había intentado antes sin éxito por lo que en esa ocasión se aseguró de que el veneno fuese rápido y necesariamente letal. Para evitar envenenar al catador le sirvieron una bebida muy caliente que, al rechazarla Británico para no quemarse, alguien enfrió con el agua que contenía el veneno. Lo sepultaron esa misma noche. Poco después Agripina abandonó el palacio y se vio envuelta en una acusación de conspiración contra el príncipe, de la que salió airosa y recuperó parte de su posición ante el príncipe. Pero entonces apareció Popea.

Nerón no podía casarse con Popea. En primer lugar, porque ya estaba casado con Octavia. En segundo lugar, pero no menos importante, porque ella no era del agrado de Agripina ni como amante. Popea no se conformaba con ser la amante del emperador. Entendía que debía ser su esposa por encima de todo y presionó a Nerón tanto como pudo. Ni Tácito ni Dión dicen que ella sugiriese el asesinato en ningún momento. Pero Tácito cuenta que Popea le dio a Nerón un ultimátum demasiado alarmante para un amante loco de deseo y pasión. Nerón estuvo dándole vueltas a la forma de deshacerse de Agripina sin levantar sospechas contra él. Fue un liberto llamado Aniceto, que había sido sirviente de Nerón cuando este era niño y que ocupaba el cargo de prefecto de la flota de Miseno, el que le habla de manipular una nave para que se fuese a pique en medio del mar.

Convocó a su madre en Bayas, coincidiendo con una fiesta local, le ofreció un banquete que se encargó de organizar Otón, y la colmó de halagos y afectos filiales. La comida se alargó hasta la noche y Nerón acompañó a su madre hasta el embarcadero donde le tenía preparada la nave. Había hecho el camino de Roma a Bayas en litera y fue fácil convencerla para que regresase cómodamente por mar. En medio de una noche con el mar en calma el mecanismo se activó. El techo del camarote de Agripina, lastrado con plomo, se vino abajo, pero ella y su liberta Acerronia salieron ilesas. La nave no se hundió de golpe, sino suavemente, y las dos mujeres lograron escapar a nado. Si a la madre de Nerón le cabía alguna duda de que aquello no era un accidente, la muerte a golpes de remo de Acerronia al pedir auxilio haciéndose pasar por Agripina se las disipó. Agripina era una excelente nadadora desde su estancia en Pandataria y consiguió llegar a tierra solo con una herida en el hombro. La primera reacción de Nerón fue entrar en pánico. Su madre seguía siendo poderosa y temía que sus partidarios apareciesen pidiendo su cabeza. Pidió consejo a sus preceptores Burro y Séneca. Estos, al comprender que se trataba de Agripina o Nerón, sugirieron que Aniceto, el liberto que ideó el plan de la nave trucada, se ocupase de terminar el trabajo. Este se dirige a la villa de Agripina con un destacamento y acabaron con ella en su lecho cosida a cuchilladas.  El cuerpo de Agripina fue incinerado aquella misma noche y no tuvo ningún túmulo sino después de la muerte de Nerón. Un túmulo modesto, pero con unas bonitas vistas a las bahías de Campania.

Circuló el rumor de que Nerón alabó la belleza del cuerpo de su madre cuando vio su cadáver. Estos y otros cotilleos apuntaban a una relación incestuosa entre madre e hijo. Tácito cita a un tal Culvio como fuente de la versión en la que Agripina, viendo menguar su influencia, habría usado el incesto para controlar la voluntad de su hijo. Menciona también a Fabio Rústico, que da la versión contraria, que era Nerón el que perseguía a su madre. En cualquiera de las dos versiones aparece la liberta Acte, dirigida por Séneca, para interponerse entre Agripina y Nerón. Tácito se apunta a la versión de Culvio y hace un repaso de las experiencias de Agripina dentro de su familia, dando por sentado que tal comportamiento podía ser muy propio de ella.

La moneda fue acuñada en Thyatira, Lidia, en la transición entre Claudio y Nerón, sustituyendo al primero por el segundo en el anverso. En acsearch solo encontré tres referencias, incluida esta, y en las otras dos la reportan como no publicada y extremadamente rara. Se pone como referencia la moneda de Claudio a la que debió sustituir, la RPC I 2380. Bueno, ya sabemos como son las casas de subastas . Puede que no sea tan rara, no pagué por ella más que lo que se paga por otros provinciales con esta mujer en peores condiciones.

AE19 de Nerón y Agripina
LYDIA. Thyatira, Lidia, 54 – 62 dC.
Anv: NЄPΩN KΛAVΔIOC KAICAP CЄBACTOC. Busto desnudo de Nerón a derecha.
Rev: ΑΓΡΙΠΠΙΝΑΝ CЄΒΑCΤΗΝ ΘYΑΤΙΡΗΝΟΙ. Busto drapeado de Agripina a derecha.
No publicada.
Peso: 3,99g.
Diámetro: 19mm.

Me encanta la historia de Británico, la iba a soltar yo pero me "quitaron" una moneda estos días en una subasta.... otra será...

patapalo1411 escribió:

Me encanta la historia de Británico, la iba a soltar yo pero me "quitaron" una moneda estos días en una subasta.... otra será...

Pues yo no fui

El título del hilo mete miedo y al entrar uno se asusta con la extensión del relato, pero lo he leído todo, todo. Tremendos líos de intereses y poderes. Menudas piezas todos.

Y hablando de piezas, ¿que tipo de moneda es esta? Me refiero a su valor no a su aleación, ¿AE19 Provincial sin más?

La noto un poco gris y fría, pero no hay duda que la historia que la acompaña ayuda. Curiosa moneda de dos Bustos.

Gracias

Qué gran historia! Y qué gran moneda

Ufff!!, como siempre interesante pieza y relato

Ric escribió:

Y hablando de piezas, ¿que tipo de moneda es esta? Me refiero a su valor no a su aleación, ¿AE19 Provincial sin más?

Por el peso, al cambio en moneda imperial debió contar como un cuadrante hasta el 64 y un semis después de la reforma.

Sergio_Orata escribió:

Por el peso, al cambio en moneda imperial debió contar como un cuadrante hasta el 64 y un semis después de la reforma.

Menuda historia... la realidad siempre supera a la ficción. He disfrutado mucho con el hilo.

Impresionante lección de historia.
¡¡¡Gracias compañero!!!

Gracias @Sergio_Orata, una pieza muy bonita y un contexto histórico jugosísimo

@Valenmarpe y @Ánimas

Muy buena pieza y monografía, excelente

Gran trabajo y moneda amigo!!! No apareció alguna otra lamparita de aceite por ahí???

Gracias @Mdelvalle y @numismatico2013.

David, no he metido nuevas lucernas en la colección, pero sí he visto de cerca un par de piezas muy interesantes que ya subiré al hilo uno de estos días .

@carolivei