Nacido en
1258, hoy
30 de abril hacen 738 años que
Sancho IV “el bravo” fue proclamado rey de
Castilla, de
Toledo, de
León, de
Galicia, de
Sevilla, de
Córdoba, de
Murcia, de
Jaén y del
Algarve.
Era el cuarto hijo de
Alfonso X, y el segundo varón en la línea sucesoria , tras su hermano el infante
Fernando.
Con once años, y en las bodas de su hermano Fernando con la hija de
Luis IX de Francia,
doña Blanca (celebrada en Burgos, en noviembre de
1269), empezó a demostrar su carácter impulsivo y rebelde al no querer ser investido caballero por su hermano, sino por su propio padre.
Un año después, el rey Alfonso lo comprometió en matrimonio con
Guillerma de Montcada, hija de
Gastón VII, vizconde de Bearne y señor de Montcada y Castellvell. Este compromiso supuso nuevamente la desavenencia con su padre, y detrás de él podría estar el deseo de su abuelo Jaime I, de que un miembro de la familia real tuviera derechos sobre tierras cercanas a la
Corona de Aragón. El matrimonio (por poderes) nunca fue consumado, pero a ojos de la iglesia fue el único legítimo.
A pesar de las discrepancias entre padre e hijo, su relación empezó a mejorar cuando el rey le empieza a dar responsabilidades y va consiguiendo algunos títulos como noble.
En julio de
1275 murió repentinamente el infante Fernando y en ausencia del rey, que había marchado a entrevistarse con el papa, el infante Sancho se autoproclamó heredero de la corona. Retomó las obligaciones de su hermano fallecido y en
1276 terminó por asegurar las fronteras con el reino de
Granada.
El éxito militar (al asegurar la frontera), hizo que en los años siguientes el rey le otorgase cierta complacencia a sus demandas y descargara en él parte del peso de la dirección del reino en detrimento de los herederos de su hermano, los
infantes de la Cerda. (Estos, junto a su abuela la reina
Violante, se refugiaron en Aragón ante la posibilidad de represalias por parte de Sancho). El cumplimiento de órdenes; como detener y ejecutar a su tío el infante
D. Fadrique, o el reparto de funciones administrativas relativas a la justicia, fiscalidad, le dieron experiencia en la política, y las campañas contra
meriníes y granadinos en lo militar.
En
1281 las relaciones empezaron a enturbiarse. Varios sucesos vinieron a crear un clima de distanciamiento a causa de discrepancias en el gasto de impuestos. Pero en
1282 cuando el rey Alfonso, en un intento de compensar a su nieto
Alfonso (primogénito del fallecido heredero Fernando) con el reino de Jaén, Sancho se niega a dividir la Corona. La ruptura definitiva llegó tras las cortes de Sevilla, de ese mismo año, cuando el rey se retracta y pretende dejar el reino en favor del heredero de su hijo Fernando. Un juego de alianzas entre los partidarios de la decisión del rey y los de Sancho (familias de la nobleza, las órdenes militares, las ciudades y la iglesia), deriva en
1283 en una guerra civil. Solo Sevilla, Murcia y Badajoz están con el rey incondicionalmente, por lo que Sancho parte con una gran ventaja territorial
El año anterior Sancho había convocado en Valladolid unas cortes que habían declarado “inhábil” al rey. Ese mismo año se casó con
María de Molina (su tía segunda), contradiciendo de nuevo al rey Alfonso. Este suceso le supuso la repulsa del papa, que solo reconocía el matrimonio con Guillerma de Montcada.
Cuando los apoyos iniciales, tanto en las ciudades como entre la nobleza, estaban en franco retroceso, la situación financiera era insostenible y comenzaban levantamientos en territorios de su propia causa, acaece en Sevilla la muerte del rey en abril de
1284.
Sancho se autoproclama rey el
30 de abril de 1284 en la catedral de
Toledo, y para asegurarse el apoyo de su tío
Pedro III de Aragón (que aún tenía bajo su protección a los hijos de su hermano Fernando) le brinda el apoyo para tomar el señorío de
Albarracín que estaba en manos del sublevado
Juan Núñez de Lara.
Concede cargos a ciertos nobles que habían apoyado al viejo rey, y premia a quienes habían sido fieles a él desde el primer momento. Disolvió en las cortes de
Valladolid de diciembre de
1284 las hermandades concejiles, que le habían apoyado, por considerarlas hostiles
Todo el reinado de Sancho IV se ve empañado por conflictos internos, la mayoría de las veces derivados de las pretensiones de los herederos de su hermano Fernando.
En
1285 aprovechó el cambio que se produjo simultáneamente en, Francia, el papado y Aragón para afianzar las relaciones con ellos.
En
1286 había conseguido del papa
Honorio IV la suspensión de la excomunión impuesta por la rebelión contra su padre. Pero mantuvo las penas canónicas por el matrimonio con María de Molina, como forma de presión.
En
1288, firmó con el rey
Felipe IV de Francia el
Tratado de Lyon, que otorgaba a los infantes de la Cerda, el reino de Murcia y Ciudad Real, a cambio de renunciar el monarca francés cualquier derecho sobre el trono de Castilla.
En Aragón este acercamiento a Francia no fue bien visto, y en septiembre de ese año el infante Alfonso de la Cerda juró en
Jaca como rey de Castilla. Aragón y Castilla iniciaron enfrentamientos pero nunca pasaron de rifirrafes fronterizos sin mayores consecuencias.
Es en este año cuando
Lope Díaz III de Haro, que venía de una amistad con el rey de años atrás al haber apoyado su causa a cambio de prebendas (en las tierras que controlaba, con la cesión de poderes excepcionales sobre todas las tenencias de sus castillos y la administración y rentas reales), mantenía una actitud altanera y desafiante ante el rey cuestionando decisiones e imponiendo su parecer. Enterado Sancho IV, por las quejas que le enviaban de sus excesos e intrigas en su contra, el 8 de junio de este año se reunió en
Alfaro con numerosos nobles para tratar temas relacionados con el reino de Francia. Entre ellos se encontraban Lope Díaz, y sus mayores aliados:
Diego López de Campos y el hermano del rey el
infante Juan. En un momento dado de la reunión y a la vista de la actitud de Lope de Haro que no daba explicaciones a los requerimientos del rey por su gestión, mandó prenderlo y, lejos de asumir la orden, Lope sacó su cuchillo y enfiló con intención de acuchillar al rey. En ese momento, según las crónicas, el rey saco su cuchillo y fue a su encuentro con la mala fortuna de caer enredado en sus propias vestiduras. De no haber sido por el certero espadazo de un vasallo real que termino con la mano y el cuchillo de Lope en el suelo, quizá la historia habría sido otra. Repuesto Sancho de su caída cogió una maza y golpeó a Lope en la cabeza causándole la muerte. A continuación sacó su espada y la descargó sobre Diego López de Campos mientras lo increpaba por su actitud favorable a Lope. Cuando iba a hacer lo propio con su hermano Juan, apareció en escena la reina María e intercedió por su cuñado, que fue encerrado y más tarde desterrado de Castilla.
De este lance se forjó el sobrenombre de
“el bravo” para el rey Sancho IV.
A partir de
1290 el reinado empieza a consolidarse. Un año antes había sellado la paz con Juan Núñez de Lara. Y ahora mantenía buenas relaciones con el rey de Francia. Del nuevo papa
Nicolás IV no obtiene la dispensa para su matrimonio (del que obtiene un reconocimiento de legitimidad por la falsa bula
Proposita Nobis de
1292, que se emite durante el interregno ocurrido tras haber muerto este).
En
1291 logra sofocar un levantamiento en Galicia, que se sella con una alianza con el rey de Portugal concertando el matrimonio del futuro rey
Fernando IV con la infanta
Constanza de Portugal.
Las relaciones con Aragón también mejoraron tras la muerte de
Alfonso III. Con
Jaime II firma el
Tratado de Monteagudo, por el que se brindan ayuda mutua en caso de conflicto y fijan los límites entre reinos en el norte de África, de manera que Aragón podía dedicar mayores esfuerzos a su expansión en el Mediterráneo. Este acuerdo también se selló con el matrimonio entre Jaime II y la infanta
Isabel de Castilla.
Lograda esta estabilidad en el interior, Sancho IV dedicó entonces todo su esfuerzo en reforzar la frontera sur que desde
1285 habían sido objeto de constantes incursiones, y la conquista de las plazas que continuaban en poder de los meriníes.
El
13 de octubre de 1292 y tras seis meses de asedio, se conquistó la plaza de
Tarifa. Este enclave prendía permutarlo el rey de Granada por otras fortalezas, pero la negativa de Sancho IV hizo que el granadino se aliara con el sultán de
Marruecos y con el propio hermano del rey Sancho el infante Juan (que venía de aquel suceso que ya había perdonado), En
1294 volvieron a poner cerco a Tarifa sin ningún éxito en el empeño, pero que dejó una significativa historia.
Tarifa estaba al cargo de
Alfonso Pérez de Guzmán, y durante su defensa fue capturado su hijo por los atacantes. Este suceso dio origen a la célebre historia en la que, lejos de ceder la plaza a cambio de la vida de su hijo, Pérez de Guzmán (llamado a partir de entonces
“el bueno”), lanzó su propio cuchillo para que lo mataran: “matadle con este, si lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado.”
En este mismo año es cuando la enfermedad que arrastraba rebrota provocándole un gran deterioro del que ya no vuelve a recuperarse hasta su muerte en Toledo el
25 de abril de 1295, cinco días antes de cumplir los 37 años.
Fue enterrado en la real de la catedral de Toledo junto a
Alfonso VII.
María de Molina ocupó la regencia durante la minoría de edad del infante Fernando, que tenía 10 años.
Metal: Vellón
Peso: 0,73
Diámetro: 18 mm
Anverso: en el centro imagen idealizada del rey mirando a la izquierda. Alrededor y separado por el busto:
SANC-IIREXReverso: en el centro castillo con torres almenadas. Sobre la torre izquierda
M. Sobre la torre derecha
*. Alrededor:
CASTELLELEGIONIS+Espero que os guste.