Hoy vengo con esta pieza de época imperatorial que fue mi regalo de día del padre. La tuve que buscar y comprar yo, pero no me puedo quejar
. La pieza se sitúa en la campaña de la Guerra de África, donde el ejército senatorial se reorganizó con la intención de tomar la revancha de Farsalia. Se trata de una pieza poco convencional y no se explica muy bien como un tipo tan tradicional y defensor de la constitución republicana, como Catón, consintió un acto tan poco legal como el de poner su nombre en una moneda sin que tener esa potestad formalmente reconocida. Pero eran tiempos complicados y no debían de tener mucho tiempo para perder con disquisiciones jurídicas. Catón tomo como modelo las monedas emitidas por un pariente suyo cuarenta años atrás, usando las mismas figuras y con una única diferencia en la leyenda del anverso, donde hace constar el cargo de propretor de Sicilia que ostentaba al comenzar la guerra civil.
En África se había reunido lo más selecto de los restos del bando senatorial, entre los que Catón era como una especie de guía espiritual por su rigidez y su devoción a la causa republicana. Su mediación fue decisiva para que el mando de la tropa recayese en Escipión frente a la opción de Labieno, que había demostrado gran habilidad en el campo de batalla, pero que carecía de currículo aristocrático. La decisión pudo haber sido coherente con la tradición, pero por mucho pedigrí que tuviese Escipión el puesto le quedaba demasiado grande. Tal vez por ello Catón insistió firmemente en evitar el enfrentamiento abierto con el ejército cesariano.
Cuando César llegó a África tampoco tuvo demasiada prisa por medirse con el enemigo. Al salir del puerto de Lilibeum, en Sicilia, una tormenta dispersó la flota y sus navíos tardaron en reagruparse y encontrarlo. Se refugió en Lepcis Minor, donde pudo reunir al grueso sus tropas y avituallarse. Pasaron varios meses hasta que finalmente los dos ejércitos se vieron las caras en Tapso. César atacó la ciudad y los pompeyanos creyeron ver la oportunidad de asestarle un golpe definitivo. Creyendo tener a César atrapado, Escipión cometió el fatal error de dividir sus tropas. La columna de Escipión fue desbordada por el empuje del ejercito de César y hasta los elefantes de Juba se volvieron desbocados cargando contra sus propios camaradas. A partir de ahí, las tropas senatoriales se derrumbaron como un castillo de naipes.
Cuando la noticia llegó a Útica Catón reforzó las defensas de la ciudad, con la esperanza de dar refugio a los restos del ejército, reorganizarse y contraatacar. Pero el ejército y sus líderes se desbandaron y escaparon cada uno por donde pudo. Escipión huyó por mar, pero fue alcanzado y acabó quitándose la vida antes de ser capturado. Labieno y Sexto Pompeyo salieron para Hispania a unirse al hermano de este en lo que será la última intentona de oponerse al dominio de César. Después de discutir la situación con los notables que quedaban en la cuidad, entre los que proponían la huida y los partidarios de la rendición, Catón decidió quedarse en la ciudad y ordenó a su hijo ir a entregarse a César. Siempre había preferido morir antes que ver morir a la república, y eso es lo que pensaba hacer. Por la noche se retiró a su habitación con una daga y una copia del Fedón de Platón, el diálogo sobre la inmortalidad del alma. Después de leerlo se abrió el vientre con la daga y cayó al suelo. El ruido que armó al caer alertó a los que estaban en la casa, que se apresuraron a cerrarle la herida. Pero en cuanto estuvo solo se la volvió abrir con sus manos y terminó desangrándose. Por este acto se ganó un gran respeto entre todos los romanos y se le conoció en lo sucesivo como Catón Uticense.
Al llegar César a Útica se lamentó amargamente de la muerte de Catón, al que afirmó tener intención de perdonar. Aunque hay quien asegura que tuvo su enfado se debía más a la peligrosidad que ahora tendría como mártir de quienes quedaban fieles a la causa pompeyana. Inicialmente mostró gran respeto por su memoria. Pero cuando Cicerón publicó un elogio de Catón, César respondió con una obra en la que lo criticaba duramente y le hacía responsable de la muerte de todos los buenos romanos caídos en la guerra civil.
Sobre los acontecimientos que siguieron a la muerte de Catón puse un par de posts por unos denarios relacionados con los que me hice antes del verano. El correspondiente a la emisión cesariana para el pago de las tropas al llegar a Útica (
https://www.imperio-numismatico.com/t154680-denario-de-julio-cesar-cos-tert-dict-iter-avgvr-pont-max-d-utica-46-a-c) y el denario del ejército pompeyano en Córdoba antes de la batalla de Munda (
https://www.imperio-numismatico.com/t153498-denario-de-la-gens-pompeia-cn-magnvs-imp-cneo-pompeyo-hijo-recibiendo-palma-de-hispania-betica-corduba). Le he cogido bastante vicio a este período. Espero no tardar mucho en hacerme con otra, porque los precios no ayudan.
Aquí os dejo la pieza, espero que os guste.
Denario de Marco Porcio Catón Uticense
Útica, 47 – 46 aC.
Anv. ROMA M . CATO . PRO . PR, Busto de Roma drapeado a derecha.
Rev. VICTRIX, Victoria sedente a derecha sosteniendo corona y palma.
Crawford 462/1b.
Peso: 3,6g.
Diámetro: 18mm.