La independencia de AsturiasSucedía la guerra Civil. Asturias decidió declararse independiente. Franco atacaba el norte peninsular. El martes 24 de agosto de 1937, el Consejo Interprovincial de Asturias y León, compuesto de partidos y sindicatos de Izquierda, decide asumir el poder de su comunidad, en contra de la legalidad del Gobierno de Madrid y las órdenes de su entonces presidente, Juan Negrín. Pasó a llamarse el Consejo Soberano de Asturias y León, y estableció en Gijón su capital. La Republica rechazaba dicha proclamación de independencia.
Los independentistas Asturianos, buscaron su independencia por la imposibilidad de comunicarse con el Gobierno republicano. La Republica estaba instalada en Valencia, pero rodeada por los ejércitos Franquistas. El ministo de defenda Republicano, llamo al presidente de Asturias, el cual se negó a reunirse.
Sera el Consejo, quien se encargue de los organismos civiles y militares. Para ello se crean comisiones (ministerios). Estaban los departamentos de Guerra, Interior, Obras Públicas, Hacienda, Industria, Comunicaciones, Asistencia Social, Agricultura, Sanidad, Instrucción Pública, Marina y Pesca. El nuevo Gobierno Asturiano, prohibió a toda persona la salida del territorio del consejo, a pesar de los bombardeos. No escucho al a Republica y, gestionando la escasez de abastecimiento y el aumento de los refugiados vascos y santanderinos.
El norte Peninsular recibía la presión de los militares Franquistas. La presión era por tierra, aire y mar. La República no podía apoyar al norte de la península, y las comunidades del norte apenas colaboraban y cuando lo hacían, era entre reproches y por mandato de del Gobierno Republicano. No había en el norte unidad de acción entre Vascos, Santanderinos y Asturianos. Eran tres ejércitos, todos republicanos, pero cada uno combatiendo por su lado. Ello ponía las cosas mas fáciles, al ejercito de Franco. Bilbao cayó a mediados de junio de 1937 y, dos meses después, el País Vasco. Santander fue la penúltima etapa de la Campaña del Norte y se libró en solo 12 días, quedando el Principado como el único reducto del Cantábrico.
El Consejo de Asturias emitió sellos de correos y moneda propia, los billetes conocidos popularmente como «belarminos», que iban firmados por el nuevo presidente. Promulgó 52 edictos, muchos sobre cuestiones económicas o de seguridad ciudadana. Celebró 51 causas políticas que se saldaron con 17 penas de muerte, de las cuales al final solo se ejecutaron tres.
También organizó con la vida diaria. Dictaminó el cierre de cafés, restaurantes, bares y tabernas. Estableció el toque de queda a las 22.00 y extendió el Estado de sitio a toda la región. Prohibió la posesión de armas, los aparatos de radio y el traslado por carretera sin el correspondiente permiso. Y por si fuera poco, algunos de sus consejeros iniciaron contactos internacionales con organismos como la Sociedad de Naciones, como si fuera un estado. Comunicaron que, de continuar los bombardeos sobre Gijón, fusilarían a todos los presos políticos. Esto sentó muy mal en el Consejo de Ministros de la República.
A pesar de ello, a lo largo del mes de septiembre, el presidente asturiano envió varios informes al Ejecutivo central en los que exponía la situación que le había llevado a él y sus compañeros a tomar aquella decisión. Hablaba de «un ejército en derrota y carente de moral; una retaguardia resignada ante los avances del enemigo y convencida de su impotencia para impedir que continúe el bloqueo que impide el aprovisionamiento, y un inmediato panorama de hambre. Con esto factores puede, en un plazo de horas, producirse un desmoronamiento total».
Este se produjo el 20 de octubre de 1937, 57 días después de haberse formado el Consejo Soberano, con la ciudad apunto de caer en manos de Franco. Ese mismo día celebraron su última reunión. En el acta se recoge el pesimismo del coronel Adolfo Prada: «No es posible resistir más». Y propone concentrar todas las tropas posibles en los puertos de Avilés, Candás y Gijón, para que sean trasladadas en barco, «a ser posible hoy, puesto que mañana será tarde». Belarmino Tomás (Presidente del Consejo), y el resto de miembros de su Gobierno abandonaron la ciudad en barcos de pesca, en una dura travesía hasta las costas francesas. Al final de la guerra, todos se dispersaron por diferentes países. El presidente del Consejo de Asturias, se instaló en México y se ganó la vida vendiendo alpargatas.
Fuente -
https://www.abc.es/historia/abci-socialista-declaro-independencia-asturias-plena-guerra-civil-y-desafio-republica-202003262309_noticia.htmlUna de las Pesetas que se acuñaron durante la Guerra civil. Un Peseta del Consejo de Asturias y León.
AnversoReversohttp://leyendomonedasnumismatica.blog/2021/07/18/1-peseta-1937-consejo-asturias-y-leon-dos-cunos-doblados-de-anverso/