Y es la tercera vez...

Ric escribió:

De las dos historias podíamos llegar a desprender que ni el primero se llevó una moneda ni el segundo un carrete y eso en las dos historias lo veo como una batalla perdida, mucho más que educar a la gente o salir con un disgusto en la espalda. Porque el mal cuerpo no te lo quita nadie, aunque pienses que has salido por la puerta grande pisando estrellas.

No, no, no, estimado forero... La batalla la habría perdido yo si, a pesar del trato humillante, doblo la cerviz y compro los carretes que necesitaba. Días para visitar castillos había muchos, pero días para tolerar la arrogancia de un mindundi no. Ciertamente, el cabreo me lo llevé por ser el ofendido, pero peor parte se llevó el ofensor, que posiblemente renegó durante mucho tiempo del momento en que se le ocurrió quitarme el carrete de la mano.

En las batallas de verdad, valga la comparación, el vencedor sale magullado o incluso herido, pero con la honra impoluta. Por el contrario, el perdedor acaba, además de igualmente maltrecho, humillado y deshonrado.

Siempre he estado convencido de que los lances de honor nunca debieron ser prohibidos Así se meten la cabras en el corral a más de un chulángano

Gracias de nuevo a todos por las palabras de apoyo.
Creo que haré la vista gorda y pasará a ser otro vendedor al cual no pase a visitar, aunque me joda, por que como ya os he comentado, siempre cae algo en su puesto.
En fin, creo que a veces te llevas palos innecesarios que te hacen daño, pero que a la larga sirven, por que aprender se aprende de quién te respeta y quién no.

Marisiña escribió:

Hay mas monedas que vendedores… que le den. Al próximo vomítale encima del puesto…. Y luego le puedes pedir perdón y decirle que es cosa de la medicación del sida… tuberculosis, el ébola… o “ya sabía yo que en el tercer día de COVID no era bueno salir de casa …. Tiene un pañuelo? Y le toses dos o tres veces más. Si me dices cual es, la próxima vez puedo vomitarle yo, me sale perfecto. Tú puedes tomar fotos y partirte de risa tres pasos más atrás… me dices y lo organizamos puedo ir de bastón, con pendientes de perlas hasta puedo desempolvar el abrigo de pieles tendré toda la pinta de sra venerable.

 Yo soy más como Marisiña....

En serio, Víctor, por suerte, eres muy joven amigo mío. Hazme caso, el rencor y el odio por el desagüe, ya que de lo contrario quién estará jodido serás tú, sobre todo cada vez que vayas a la plaza. Porqué tienes que dejar de comprarle cosas si te encajan en calidad/precio?. Tienes que estar muy por encima de eso y aplicar mucha psicología inversa con él si finalmente te decides a comprarle de nuevo.

Te entiendo perfectamente, pero, vente arriba y un abrazo

@10 pfennig. yo me presentaría el próximo domingo y le diría, que ¿ya te paso la mala baba y mala educación ? y si responde bien, pues voy a mirar tus monedas, y sino, te quedas ancho y para otro puesto.

PECULIUM escribió:

Ric escribió:

De las dos historias podíamos llegar a desprender que ni el primero se llevó una moneda ni el segundo un carrete y eso en las dos historias lo veo como una batalla perdida, mucho más que educar a la gente o salir con un disgusto en la espalda. Porque el mal cuerpo no te lo quita nadie, aunque pienses que has salido por la puerta grande pisando estrellas.

No, no, no, estimado forero... La batalla la habría perdido yo si, a pesar del trato humillante, doblo la cerviz y compro los carretes que necesitaba. Días para visitar castillos había muchos, pero días para tolerar la arrogancia de un mindundi no. Ciertamente, el cabreo me lo llevé por ser el ofendido, pero peor parte se llevó el ofensor, que posiblemente renegó durante mucho tiempo del momento en que se le ocurrió quitarme el carrete de la mano.

En las batallas de verdad, valga la comparación, el vencedor sale magullado o incluso herido, pero con la honra impoluta. Por el contrario, el perdedor acaba, además de igualmente maltrecho, humillado y deshonrado.

Siempre he estado convencido de que los lances de honor nunca debieron ser prohibidos Así se meten la cabras en el corral a más de un chulángano

Y ha @PECULIUM le diría que solo le falto una cosa, volver el dia de las rebajas en la sección buscar a ese dependiente y hacer que lo atendiese, no hay mejor medicina para la humildad que tomarse una buena taza de café bien amargo, por que seguro tú cara no se le olvidara jamas ...

Citación :

Y ha @PECULIUM le diría que solo le falto una cosa, volver el dia de las rebajas en la sección buscar a ese dependiente y hacer que lo atendiese, no hay mejor medicina para la humildad que tomarse una buena taza de café bien amargo, por que seguro tú cara no se le olvidara jamas ...

Una vez hundida la daga no hace falta descabello. En todo caso, no iba a dejarme la pasta en semejante antro. De hecho, nunca he vuelto a Hipercor ni al Corte Inglés. La verdad es que es una empresa que nunca me ha caído bien, fíjese que tontería...

Joseju escribió:

En serio, Víctor, por suerte, eres muy joven amigo mío. Hazme caso, el rencor y el odio por el desagüe, ya que de lo contrario quién estará jodido serás tú, sobre todo cada vez que vayas a la plaza. Porqué tienes que dejar de comprarle cosas si te encajan en calidad/precio?. Tienes que estar muy por encima de eso y aplicar mucha psicología inversa con él si finalmente te decides a comprarle de nuevo.

Te entiendo perfectamente, pero, vente arriba y un abrazo

Estoy totalmente de acuerdo con eso.

Os voy a contar una experiencia:

Hace tiempo, el propio @10 pfennig me habló de un vendedor que tenía un montón de monedas de plata medievales, aunque las tenía escondidas, por eso yo no lo conocía. Resultó ser un vendedor al cual ya le tenía hecha la crucecita, ya que mas de un "eso es muy caro" me había soltado previamente. Pero como un buen croat o real vale más que mi lista negra, me acerqué y le pregunté por el "material". Al principio estaba reticente, no los tenía identificados y no quería venderlos, pero finalmente accedió. Al final resultó no tener ningún croat de los que yo quería, pero sí varios reales valencianos y mallorquines, y hasta un groat inglés creo que de Edward III. El caso es que tras identificarle yo algunos, acabó preguntándome él a mí que qué era lo que tenía.

No le hice ninguna oferta por ninguna, pero si volviera a verlo (no le he vuelto a ver desde entonces, antes de la pandemia) probablemente lo haga. Pero claro, hablamos de monedas que nadie más vende en la plaza. Si fueran más comunes (entre los vendedores, me refiero) seguiría pasando de largo.

Joseju escribió:

Marisiña escribió:

Hay mas monedas que vendedores… que le den. Al próximo vomítale encima del puesto…. Y luego le puedes pedir perdón y decirle que es cosa de la medicación del sida… tuberculosis, el ébola… o “ya sabía yo que en el tercer día de COVID no era bueno salir de casa …. Tiene un pañuelo? Y le toses dos o tres veces más. Si me dices cual es, la próxima vez puedo vomitarle yo, me sale perfecto. Tú puedes tomar fotos y partirte de risa tres pasos más atrás… me dices y lo organizamos puedo ir de bastón, con pendientes de perlas hasta puedo desempolvar el abrigo de pieles tendré toda la pinta de sra venerable.

 Yo soy más como Marisiña....

En serio, Víctor, por suerte, eres muy joven amigo mío. Hazme caso, el rencor y el odio por el desagüe, ya que de lo contrario quién estará jodido serás tú, sobre todo cada vez que vayas a la plaza. Porqué tienes que dejar de comprarle cosas si te encajan en calidad/precio?. Tienes que estar muy por encima de eso y aplicar mucha psicología inversa con él si finalmente te decides a comprarle de nuevo.

Te entiendo perfectamente, pero, vente arriba y un abrazo

+1

Veo bien lo que comenta Natxos7. De esta forma demuestras al vendedor (y a ti) que estás por encima de esas memeces (el que tiene realmente un problema consigo mismo es el que ofende a otros, no a quien ofenden).
Esto dicho porque conoces a ese tolai de otras veces y te interesa ver que tiene para vender. Si fuera un desconocido, solo resta mandarle a la miércoles y compadecerse de la vida pobre que lleva. Ah, y alegrarse de no ser uno así.
De todas formas toda esta gente mira este foro, lo mismo este tío después de leerte hasta se disculpa el próximo día.
Seguro que tu hija te ha quitado el mal sabor nada más ponerte a jugar con ella
Salud!

Joseju escribió:

Marisiña escribió:

Hay mas monedas que vendedores… que le den. Al próximo vomítale encima del puesto…. Y luego le puedes pedir perdón y decirle que es cosa de la medicación del sida… tuberculosis, el ébola… o “ya sabía yo que en el tercer día de COVID no era bueno salir de casa …. Tiene un pañuelo? Y le toses dos o tres veces más. Si me dices cual es, la próxima vez puedo vomitarle yo, me sale perfecto. Tú puedes tomar fotos y partirte de risa tres pasos más atrás… me dices y lo organizamos puedo ir de bastón, con pendientes de perlas hasta puedo desempolvar el abrigo de pieles tendré toda la pinta de sra venerable.

 Yo soy más como Marisiña....

En serio, Víctor, por suerte, eres muy joven amigo mío. Hazme caso, el rencor y el odio por el desagüe, ya que de lo contrario quién estará jodido serás tú, sobre todo cada vez que vayas a la plaza. Porqué tienes que dejar de comprarle cosas si te encajan en calidad/precio?. Tienes que estar muy por encima de eso y aplicar mucha psicología inversa con él si finalmente te decides a comprarle de nuevo.

Te entiendo perfectamente, pero, vente arriba y un abrazo

+1

No hay que tener rencor ni odio, que el perjudicado eres tú. Otra cosa es que la sed de venganza nos puede. Y la ofensa, duele. Pero la penitencia la llevan ellos por ser tan miserables.

La dichosa frasecita de "eso es muy caro" nos la han dicho a todos en algún que otro momento. Pero desde luego lo que a mí sí que me dan ganas de decir en la Plaza Mayor es que "todo lo que vendéis es muy caro, porque ya sea en subasta, ebay o cualquier otro lugar lo compro por la mitad". El problema es que la mayoría de esa gente sigue pensando que son los años 80 y que ellos son los reyes del mambo.

Ya os conté, creo, una anécdota, de la Plaza. En pandemia, la primera vez que me acercaba, con los puestos en el centro. Y empecé a hojear un álbum de billetes. Encontré un par de errores y pregunté precio.
- "Uy, ese es muy caro"-
- "¿Cuánto?", le dije yo. -
- "Ese está en 450 euros".

Me lo quedé mirando y fríamente le solté:
- "Pues no es un error tan raro, en un billete que se ha producido más que ningún otro y en el que los errores conservados son muchos".

El vendedor se me quedó mirando:
- "Pues es a lo que se ha vendido aquí hace poco; hace una semana, allí, a un compañero".

Y yo le suelto:
- "Pues enhorabuena porque no vale eso".
- "¿Y cuánto vale según tú?"
- "Mejor no te lo digo porque no quiero ofenderte"
- "No dime"
- "Mira", y le entrego la publicidad de la Enciclopedia. "Soy el autor. Me he estudiado los billete más que vosotros. Y te digo que no es raro. Con suerte ese error se pagaría en 100-120 euros en subasta. Pero para eso tendría que estar en SC y este no lo está."

Se quedó pálido.

Y al final, para compensarle el disgusto, le compré otros dos billetes a un precio razonable.


Otra anécdota reciente de este fin de semana donde vivo ahora. Voy a un zoco a buscar tiendas de antigüedades donde localizar billetes. Encuentro dos. Fatal. Todo hecho polvo, billetes supercorrientes y en calidades pésimas. En la segunda tienda me puse a hablar (ejem, más o menos porque su inglés era casi como mi árabe) con el dueño. Y entre palabra y palabra le hago entender que busco cosas en mejor calidad y más raras. Os resumo la conversación:

- "Oh, tengo un amigo que tiene, sí, de los antiguos. Pero son muy caros. Muy caros. No son para ti".
- "No si ya sé que son caros, pero dime dónde está tu amigo."

¿Qué sabrás tú si me puedo permitir un billete de 50 o de 15000 euros? ¿Y qué sabrás tú lo que cuesta la cámara de fotos que llevo a la espalda?

Así que juzgados y ofendidos nos hemos sentido todos. Pero en lugar de enfadarme con el señor, cuya comunicación era dificultosa, conseguí que otro vendedor que sí hablaba inglés me dirigiera a la dichosa tienda de "su amigo". Y allí ya nos veremos. Todavía no he ido, pero me espero un trato similar, de "eso no es para ti".

Y quizá no lo sean.

Pero probablemente no lo sean "porque soy consciente de que estás intentando estafarme".

Y esas cosas se dicen. A la cara. Que se les caiga la cara de vergüenza.

Jacky escribió:

No hay que tener rencor ni odio, que el perjudicado eres tú. Otra cosa es que la sed de venganza nos puede. Y la ofensa, duele. Pero la penitencia la llevan ellos por ser tan miserables.

La dichosa frasecita de "eso es muy caro" nos la han dicho a todos en algún que otro momento. Pero desde luego lo que a mí sí que me dan ganas de decir en la Plaza Mayor es que "todo lo que vendéis es muy caro, porque ya sea en subasta, ebay o cualquier otro lugar lo compro por la mitad". El problema es que la mayoría de esa gente sigue pensando que son los años 80 y que ellos son los reyes del mambo.

Ya os conté, creo, una anécdota, de la Plaza. En pandemia, la primera vez que me acercaba, con los puestos en el centro. Y empecé a hojear un álbum de billetes. Encontré un par de errores y pregunté precio.
- "Uy, ese es muy caro"-
- "¿Cuánto?", le dije yo. -
- "Ese está en 450 euros".

Me lo quedé mirando y fríamente le solté:
- "Pues no es un error tan raro, en un billete que se ha producido más que ningún otro y en el que los errores conservados son muchos".

El vendedor se me quedó mirando:
- "Pues es a lo que se ha vendido aquí hace poco; hace una semana, allí, a un compañero".

Y yo le suelto:
- "Pues enhorabuena porque no vale eso".
- "¿Y cuánto vale según tú?"
- "Mejor no te lo digo porque no quiero ofenderte"
- "No dime"
- "Mira", y le entrego la publicidad de la Enciclopedia. "Soy el autor. Me he estudiado los billete más que vosotros. Y te digo que no es raro. Con suerte ese error se pagaría en 100-120 euros en subasta. Pero para eso tendría que estar en SC y este no lo está."

Se quedó pálido.

Y al final, para compensarle el disgusto, le compré otros dos billetes a un precio razonable.


Otra anécdota reciente de este fin de semana donde vivo ahora. Voy a un zoco a buscar tiendas de antigüedades donde localizar billetes. Encuentro dos. Fatal. Todo hecho polvo, billetes supercorrientes y en calidades pésimas. En la segunda tienda me puse a hablar (ejem, más o menos porque su inglés era casi como mi árabe) con el dueño. Y entre palabra y palabra le hago entender que busco cosas en mejor calidad y más raras. Os resumo la conversación:

- "Oh, tengo un amigo que tiene, sí, de los antiguos. Pero son muy caros. Muy caros. No son para ti".
- "No si ya sé que son caros, pero dime dónde está tu amigo."

¿Qué sabrás tú si me puedo permitir un billete de 50 o de 15000 euros? ¿Y qué sabrás tú lo que cuesta la cámara de fotos que llevo a la espalda?

Así que juzgados y ofendidos nos hemos sentido todos. Pero en lugar de enfadarme con el señor, cuya comunicación era dificultosa, conseguí que otro vendedor que sí hablaba inglés me dirigiera a la dichosa tienda de "su amigo". Y allí ya nos veremos. Todavía no he ido, pero me espero un trato similar, de "eso no es para ti".

Y quizá no lo sean.

Pero probablemente no lo sean "porque soy consciente de que estás intentando estafarme".

Y esas cosas se dicen. A la cara. Que se les caiga la cara de vergüenza.

Curiosas anécdotas, ciertamente. En realidad, el mantra del "eso es muy caro" deben usarlo como una forma de incitar a la compra. Es un recurso bastante elemental, aunque como nos suele pillar de sopetón no nos paramos a analizar el contexto de la frase.

De entrada, al decir "eso es muy caro" ya está añadiendo un plus de valor a algo que quizás no sea precisamente tan valioso. Eso tiene su efecto inmediato al despertar nuestro interés. Si preguntamos por algo y nos lo ofrecen sin más igual hasta pensamos que es una pieza corriente de la que el vendedor está deseando deshacerse. Sin embargo, si "es muy caro", instintivamente damos por sentado de que estamos ante un objeto indudablemente valioso. Es como el teatrillo que hacen algunos anticuarios cuando te llevan a la trastienda o, con ademanes misteriosos, sacan algo de un cajón y te lo ofrecen como si fuera un clavo de la auténtica arca de Noé. En la época dorada de la arqueología en Egipto allá por el primer cuarto del siglo XX, los ladinos egipcios ofrecían a cualquier viajero inglés objetos "muy caros" procedentes de la tumba de tal faraón, y siempre montando un numerito en el que incluso participaban varios compadres del moro para aparentar que, en efecto, era el vaso canope que contenía el páncreas de Ramsés II, del cual habían vendido ya siete docenas a otros tantos pardillos a los que eso de que "es caro" les nubló las entendederas.

Por otro lado, es un cebo en el que nuestra honrilla nos hace picar como un barbo. Basta que nos tomen por pobretones o escasos de recursos para que, de inmediato, nos salten los genes de hijosdalgo españoles que todos llevamos incrustados en la médula. No, que nadie lo niegue, porque si por algo nos caracterizamos los españoles es por nuestro orgullo y nuestro cainismo. Basta con que el fulano de por sentado que no podemos pagar algo para que, ipso facto, entremos al trapo como toro picado de tábanos y paguemos lo que sea para demostrar que si "es caro" nos da una higa. Igual tenemos que pasar el resto del mes comiendo sopas de sobre, pero la honra ha quedado impoluta, y el vendedor astuto nos ha sabido sacar las perras con una simple frase de cuatro palabras: eso es muy caro.

Mi venerable progenitor, que era un sujeto muy inteligente, siempre me lo decía: cabeza fría y corazón de hielo. Para mi desgracia, nací con el carácter colérico y apasionado de mi abuelo materno, lo que me ha costado no pocos berrinches. Esa iracundia, combinada con un orgullo incurable, es la que me hace no perdonar ni olvidar una ofensa jamás, incluso sabiendo que puede serme perjudicial. Pero cada uno es como es, y eso solo se elimina cuando se entrega la cuchara en la hora postrera.

En fin, ya no les canso más con esta filípica. No obstante, es evidente que Vd. sí tiene la virtud de mantener la sesera gélida mientras que otros, yo el primero, seríamos capaces de abalanzarnos contra el mindundi que osa poner en tela de juicio si somos o no gente de posibles.

Hale, que pasen un buen "juernes"

Al final van a tener razón los que me dicen que mi mentalidad va contracorriente y que estoy obsesionado con llevar la contraria, pero, repito, a mí me dicen "eso es muy caro" y no me incita especialmente a comprarlo.

Para empezar, una de mis máximas es no comprar a ciegas y comprar sólo lo que conozco. Cuando pregunto "cuanto vale esto", en realidad estoy preguntando "cuanto pides por esta moneda que estoy harto de ver y cuyo precio de mercado conozco perfectamente". Si la compro es porque quería comprarla, no porque me "piquen". Y en más de una ocasión reconozco que he pagado de más (así como otras veces de menos), pero porque sé que probablemente tarde mucho tiempo en volver a ver una como esa a la venta.

Varias veces he preguntado, por curiosidad, por monedas que no conozco y la respuesta ha sido el ya clásico "eso es muy caro". Y, aún pudiendo permitírmelo, no las he comprado porque o bien no me interesaba, o bien prefería gastarme el dinero en otra cosa. Ofréceme algo que me interese y hablamos.

Lo dicho, será verdad eso de que soy el "rarito"...

Jacky escribió:

¿Qué sabrás tú si me puedo permitir un billete de 50 o de 15000 euros? ¿Y qué sabrás tú lo que cuesta la cámara de fotos que llevo a la espalda?

Con respecto a esto, te sorprendería lo que la gente que no se las puede permitir sabe de las buenas cámaras (y no me refiero a cómo funcionan sino a su valor), especialmente si son buenas o muy buenas (intuyo que la tuya estaría en la mochila y es una forma de hablar) no obstante - igual esto ya no te sorprende tanto -, aunque el hábito no hace al monje, unos simples zapatos dicen mucho de las personas, y aunque tampoco estos sean un termómetro fiable, hablan mucho, mucho. No estoy hablando de folklore, porque igualmente nosotros les podemos juzgar a ellos como simples vendedores de mercadillo, y desconocemos lo que detrás se esconde.

Por lo demás, fabulosas experiencias en las que se nota mucho conocimiento sobre el material (enorme ventaja en la batalla compra/venta), y mucha (y buena) educación y respeto, que a la larga se traduce en desarmar al oponente (sin llegar a asustar, que también sería contraproducente).

Lo vital, es no caer en desánimo de nuestra afición, que los juicios van y vienen.
Gracias por compartir.

PECULIUM escribió:

En realidad, el mantra del "eso es muy caro" deben usarlo como una forma de incitar a la compra. Es un recurso bastante elemental, aunque como nos suele pillar de sopetón no nos paramos a analizar el contexto de la frase.

Así es, pero como mencionaba en un comentario anterior debe ir acompañado de psicología positiva, es el vendedor quien debe buscar el momento, estudiar bien con una mirada todo. Esto no está al alcance de cualquiera, la herramienta está ahí (“elemental” si quieres), como usarla es otro cantar bien distinto. Y el que nos pille de sopetón será negativo/positivo según se haya estudiado la situación.

PECULIUM escribió:

Mi venerable progenitor, que era un sujeto muy inteligente, siempre me lo decía: cabeza fría y corazón de hielo. Para mi desgracia, nací con el carácter colérico y apasionado de mi abuelo materno, lo que me ha costado no pocos berrinches. Esa iracundia, combinada con un orgullo incurable, es la que me hace no perdonar ni olvidar una ofensa jamás, incluso sabiendo que puede serme perjudicial. Pero cada uno es como es, y eso solo se elimina cuando se entrega la cuchara en la hora postrera. .

Eso es lo que quizás Sherlock Holmes podría averiguar de ti con un simple parpadear, pero muchos acertados vendedores tan sólo tienen como referencia tus gestos, tu presencia y tu modo de hablar si deciden (cuando lo deciden) intercambiar comunicación verbal, ahí sabrán más de ti … y tu de ellos. Y no andarán lejos de acertar algo sobre tu carácter en pocas frases quizás.

Gracias e igualmente, feliz anteviernes.

Tirant escribió:

Al final van a tener razón los que me dicen que mi mentalidad va contracorriente y que estoy obsesionado con llevar la contraria, pero, repito, a mí me dicen "eso es muy caro" y no me incita especialmente a comprarlo.

Jaja, tranquilo Tirant, aquí el más cabezón soy yo. Pero deja que te añada que muy "probablemente" aún no has dado con ese "buen vendedor" que sepa decirlo con acierto y o quizás sí pero con otras palabras ... como dice Jacky todos hemos pasado por ella en algún momento.

Venga, un saludo a todos

PECULIUM escribió:

Jacky escribió:

No hay que tener rencor ni odio, que el perjudicado eres tú. Otra cosa es que la sed de venganza nos puede. Y la ofensa, duele. Pero la penitencia la llevan ellos por ser tan miserables.

La dichosa frasecita de "eso es muy caro" nos la han dicho a todos en algún que otro momento. Pero desde luego lo que a mí sí que me dan ganas de decir en la Plaza Mayor es que "todo lo que vendéis es muy caro, porque ya sea en subasta, ebay o cualquier otro lugar lo compro por la mitad". El problema es que la mayoría de esa gente sigue pensando que son los años 80 y que ellos son los reyes del mambo.

Ya os conté, creo, una anécdota, de la Plaza. En pandemia, la primera vez que me acercaba, con los puestos en el centro. Y empecé a hojear un álbum de billetes. Encontré un par de errores y pregunté precio.
- "Uy, ese es muy caro"-
- "¿Cuánto?", le dije yo. -
- "Ese está en 450 euros".

Me lo quedé mirando y fríamente le solté:
- "Pues no es un error tan raro, en un billete que se ha producido más que ningún otro y en el que los errores conservados son muchos".

El vendedor se me quedó mirando:
- "Pues es a lo que se ha vendido aquí hace poco; hace una semana, allí, a un compañero".

Y yo le suelto:
- "Pues enhorabuena porque no vale eso".
- "¿Y cuánto vale según tú?"
- "Mejor no te lo digo porque no quiero ofenderte"
- "No dime"
- "Mira", y le entrego la publicidad de la Enciclopedia. "Soy el autor. Me he estudiado los billete más que vosotros. Y te digo que no es raro. Con suerte ese error se pagaría en 100-120 euros en subasta. Pero para eso tendría que estar en SC y este no lo está."

Se quedó pálido.

Y al final, para compensarle el disgusto, le compré otros dos billetes a un precio razonable.


Otra anécdota reciente de este fin de semana donde vivo ahora. Voy a un zoco a buscar tiendas de antigüedades donde localizar billetes. Encuentro dos. Fatal. Todo hecho polvo, billetes supercorrientes y en calidades pésimas. En la segunda tienda me puse a hablar (ejem, más o menos porque su inglés era casi como mi árabe) con el dueño. Y entre palabra y palabra le hago entender que busco cosas en mejor calidad y más raras. Os resumo la conversación:

- "Oh, tengo un amigo que tiene, sí, de los antiguos. Pero son muy caros. Muy caros. No son para ti".
- "No si ya sé que son caros, pero dime dónde está tu amigo."

¿Qué sabrás tú si me puedo permitir un billete de 50 o de 15000 euros? ¿Y qué sabrás tú lo que cuesta la cámara de fotos que llevo a la espalda?

Así que juzgados y ofendidos nos hemos sentido todos. Pero en lugar de enfadarme con el señor, cuya comunicación era dificultosa, conseguí que otro vendedor que sí hablaba inglés me dirigiera a la dichosa tienda de "su amigo". Y allí ya nos veremos. Todavía no he ido, pero me espero un trato similar, de "eso no es para ti".

Y quizá no lo sean.

Pero probablemente no lo sean "porque soy consciente de que estás intentando estafarme".

Y esas cosas se dicen. A la cara. Que se les caiga la cara de vergüenza.

Curiosas anécdotas, ciertamente. En realidad, el mantra del "eso es muy caro" deben usarlo como una forma de incitar a la compra. Es un recurso bastante elemental, aunque como nos suele pillar de sopetón no nos paramos a analizar el contexto de la frase.

De entrada, al decir "eso es muy caro" ya está añadiendo un plus de valor a algo que quizás no sea precisamente tan valioso. Eso tiene su efecto inmediato al despertar nuestro interés. Si preguntamos por algo y nos lo ofrecen sin más igual hasta pensamos que es una pieza corriente de la que el vendedor está deseando deshacerse. Sin embargo, si "es muy caro", instintivamente damos por sentado de que estamos ante un objeto indudablemente valioso. Es como el teatrillo que hacen algunos anticuarios cuando te llevan a la trastienda o, con ademanes misteriosos, sacan algo de un cajón y te lo ofrecen como si fuera un clavo de la auténtica arca de Noé. En la época dorada de la arqueología en Egipto allá por el primer cuarto del siglo XX, los ladinos egipcios ofrecían a cualquier viajero inglés objetos "muy caros" procedentes de la tumba de tal faraón, y siempre montando un numerito en el que incluso participaban varios compadres del moro para aparentar que, en efecto, era el vaso canope que contenía el páncreas de Ramsés II, del cual habían vendido ya siete docenas a otros tantos pardillos a los que eso de que "es caro" les nubló las entendederas.

Por otro lado, es un cebo en el que nuestra honrilla nos hace picar como un barbo. Basta que nos tomen por pobretones o escasos de recursos para que, de inmediato, nos salten los genes de hijosdalgo españoles que todos llevamos incrustados en la médula. No, que nadie lo niegue, porque si por algo nos caracterizamos los españoles es por nuestro orgullo y nuestro cainismo. Basta con que el fulano de por sentado que no podemos pagar algo para que, ipso facto, entremos al trapo como toro picado de tábanos y paguemos lo que sea para demostrar que si "es caro" nos da una higa. Igual tenemos que pasar el resto del mes comiendo sopas de sobre, pero la honra ha quedado impoluta, y el vendedor astuto nos ha sabido sacar las perras con una simple frase de cuatro palabras: eso es muy caro.

Mi venerable progenitor, que era un sujeto muy inteligente, siempre me lo decía: cabeza fría y corazón de hielo. Para mi desgracia, nací con el carácter colérico y apasionado de mi abuelo materno, lo que me ha costado no pocos berrinches. Esa iracundia, combinada con un orgullo incurable, es la que me hace no perdonar ni olvidar una ofensa jamás, incluso sabiendo que puede serme perjudicial. Pero cada uno es como es, y eso solo se elimina cuando se entrega la cuchara en la hora postrera.

En fin, ya no les canso más con esta filípica. No obstante, es evidente que Vd. sí tiene la virtud de mantener la sesera gélida mientras que otros, yo el primero, seríamos capaces de abalanzarnos contra el mindundi que osa poner en tela de juicio si somos o no gente de posibles.

Hale, que pasen un buen "juernes"

Me encanta leerte, la verdad. Ese estilo que tienes me encanta.

Pero no, la sesera gélida no la tengo. Soy muy vehemente, demasiado diría mi madre, pero cuando se trata de dinero, procuro ser muy frío. Y a veces entro al trapo porque pienso que me interesa mejorar esa relación. Sin ir más lejos, hay dos vendedores en la Plaza con los que voy tratando. Y a uno no le compraría ni un paquete de pañuelos de papel, porque me lo vendería a 10 euros. Y al otro, pues le he comprado cosas, porque, aunque no me las pone más baratas que su propia tienda online, ni nada por el estilo, aunque pareciera que hace un favor, pues quiero aliarme con él a largo plazo. Así que ahí no entré en juegos. Me ofreció una cosa también muy cara y luego me rebajó el precio al de mercado y se la cogí. Y ahí le cogí yo también la medida. Pero si me dice que es muy caro (y de hecho lo que pedía inicialmente lo era), pues ahí se queda.

Ric escribió:

Jacky escribió:

¿Qué sabrás tú si me puedo permitir un billete de 50 o de 15000 euros? ¿Y qué sabrás tú lo que cuesta la cámara de fotos que llevo a la espalda?

Con respecto a esto, te sorprendería lo que la gente que no se las puede permitir sabe de las buenas cámaras (y no me refiero a cómo funcionan sino a su valor), especialmente si son buenas o muy buenas (intuyo que la tuya estaría en la mochila y es una forma de hablar) no obstante - igual esto ya no te sorprende tanto -, aunque el hábito no hace al monje, unos simples zapatos dicen mucho de las personas, y aunque tampoco estos sean un termómetro fiable, hablan mucho, mucho. No estoy hablando de folklore, porque igualmente nosotros les podemos juzgar a ellos como simples vendedores de mercadillo, y desconocemos lo que detrás se esconde.

Pues en muchos casos se esconde gente con muchísima pasta malvestidos o vestidos como cualquier hijo de vecino.

Lo de los zapatos es un clásico, pero no todo el que tiene dinero va con unos zapatos brillantes. Al menos, hoy en día. Vamos, que por aquí los multi-millonetis van con deportivas y no las van mostrando porque para eso están los thaubs, las galabiyas y los abayas con bordados...

Jacky escribió:

Pues en muchos casos se esconde gente con muchísima pasta malvestidos o vestidos como cualquier hijo de vecino.

Lo de los zapatos es un clásico, pero no todo el que tiene dinero va con unos zapatos brillantes. Al menos, hoy en día. Vamos, que por aquí los multi-millonetis van con deportivas y no las van mostrando porque para eso están los thaubs, las galabiyas y los abayas con bordados...

Así es @Jacky, de hecho, aquí en mi ciudad, una vez sucedió que una persona adinerada se puso a mendigar por las calles, atuendo pordiosero incluido, no se sabe a ciencia cierta si fue un capricho o una locura de rico. Hay de todo. Hoy día en efecto, como decía antes, esto de los zapatos es un termómetro menos fiable que antaño, pero insisto, es un punto de referencia visible muy válido.

Saludos

Jacky escribió:

Pues en muchos casos se esconde gente con muchísima pasta malvestidos o vestidos como cualquier hijo de vecino.

Lo de los zapatos es un clásico, pero no todo el que tiene dinero va con unos zapatos brillantes. Al menos, hoy en día. Vamos, que por aquí los multi-millonetis van con deportivas y no las van mostrando porque para eso están los thaubs, las galabiyas y los abayas con bordados...

Ciertamente, todo se reduce a un juego de apariencias por ambas partes cuando vendedor y comprador son ya perros viejos que saben levantar la perdiz cuando se achanta. Ya sabemos que lo habitual es prejuzgar conforme a las apariencias por lo que, obviamente, yo nunca me presentaría en un mercadillo dominguero con unos Oxford, un traje príncipe de Gales, camisa a medida de popelín inglés y corbata de seda natural, ni sacaría una Montblanc 149 para apuntar el teléfono del fulano en una agenda de Gucci. Podría tomarme por un gilipollas pagado de sí mismo o por un fantasma al que desplumar de forma inmisericorde. Lo más sensato es ser totalmente invisible, o sea, no llamar la atención. Ser anónimo, hermético, y tener la paciencia necesaria para esperar a que el vendedor se retrate. Como yo solo acudo a los mercadillos en busca de plata para apilar me limito a bichear en los álbumes o bandejas donde tienen duros alfonsinos o plata mejicana, y pregunto si tienen paquillos que, por lo general, no suelen mostrar salvo que se trate de piezas coleccionables por las que piden un dinerito, así que mis regates son bastante básicos: si se aproximan al precio que ofrezco, compro. Sino, pues me piro a la espera de mejor ocasión porque yo no busco el anhelado denario ni el real de a 8 que me quita el sueño. Solo cuando se trata de lotes de cierta que me pueden resultar ventajosos cantidad calo la bayoneta y me dispongo a entrar en un entretenido cuerpo a cuerpo.

En fin, todos tenemos nuestra técnica y no voy a aburrirles contando la mía, pero sí debo decir que mi ya mentado progenitor era un verdadero maestro en el regateo. No lo hacía por necesidad, sino que era algo que tenía incrustado en su acervo porque era capaz de regatear hasta al verdulero que le vendía un kilo de tomates. Disfrutaba como un enano, y tenía dos cualidades impagables: siempre permanecía impasible y era capaz de leer el pensamiento del vendedor e intuir sus puntos flacos en menos tiempo que un gorrión se zampa una migaja. Se sabía los mil argumentos que le podrían plantear, y para todos tenía un extenso catálogo de réplicas. Era capaz de mutarse de abuelito medio gagao en señor serio y circunspecto con pinta de entendido en un nanosegundo y, lo principal, sabía qué máscara ofrecer antes siquiera de dar los buenos días. Desgraciadamente no heredé esa habilidad.

En fin, es una pena que se marchase antes de que me diera por convertirme en metalero. Se lo habría pasado pipa y, sobre todo, habría tenido un aliado de primera clase, pero el tiempo es el enemigo inexorable.

Hora del aperitivo. Si a alguien le apetece una copita de Oporto o incluso un zumo de cebada a -2º, que levante la mano.

Por cierto. Oporto aparte

PECULIUM escribió:

Lo más sensato es ser totalmente invisible, o sea, no llamar la atención.

Sin duda, pero eso no quita que te hagan los Rayos-X

PECULIUM escribió:

Disfrutaba como un enano, y tenía dos cualidades impagables: siempre permanecía impasible

Sabio tu progenitor, esa es una cualidad que nosotros como coleccionistas deberíamos atesorar. Está comprobada esta ecuación "cuanto más muestras que deseas algo que te falta, mayor será el precio al que te lo querrán vender", Matemática Numismática.

¡Que te cunda el aperitivo majete!

Os voy a contar una anécdota que me ocurrió hace unos años.

Estábamos en Madrid de visita a unos familiares y amigos, y salimos a tomar unos vinos. Nos llevaron a una especie de taberna cerca de un mercado por el centro de Madrid, un lugar que se estaría poniendo de moda, pero que no sabría situaros, allí empezamos con una ronda de Rioja, más tarde una de Ribera de Duero. A mí, santa Sra. se le metió en la sesera tomarse un Priorato y pregunto si tenía alguno, le entregaron una carta con todos los vinos de que disponían, ella prudentemente pregunta si tenían todos los de la carta disponibles para no escoger en baldío, le dijeron que por supuesto Sra., tenemos todos.

Ella se mira la carta de arriba abajo y le dice al Sr. me puedes enseñar la botella de L'Ermita del 95, por favor, a lo que el encargado le respondió, Sra. es un vino muy muy caro y solo si la va a querer se la traemos que está guardada en el fondo del almacén. Ella arruga el cejo, le mira perdonándole la vida y le dice, mire Sr. sin verla, seguro que no la compro, que como muy bien me está insinuando, ya sé que tiene un precio elevado, pero si le pregunto es porque sé lo que estoy pidiendo, y como Ud. puede comprender sin ver el estado del vino no voy a comprarlo de antemano, como muy bien puede comprender y entender en un producto de esta calidad.

Este encogió los hombros y se marchó raudo a buscar la botella. Y ciertamente esta debía de estar muy al fondo del almacén, pues tardo unos 20 minutos.
En eso aparece en el barril que ocupábamos con la botella y la presenta a mi Sra. la cual le dice déjela aquí que ahora me la miro y de mientras nos trae 4 copas de Finca Dofí, aquel de mala gana deja la botella se da media vuelta y se va a poner las 4 copas. Al regresar con ellas mi, mujer se lo mira y le dice, esta botella me la quedo, el tío se la mira con cara ojiplático, da media vuelta, se va a buscar 4 copas y cuando aparece con ellas, mi señora le dice, no,no,no,no, Ud. cree que yo me voy a tomar este vino aquí mirando el local de arriba abajo, ... Saca su Visa Oro la tía y le dice sin mirarlo, cóbrame todo.

Yo quería esconderme y fundirme, pero le dio una lección de modestia al tío que no veas, por cierto la botella nos la tomamos en casa con unos amigos en una buena celebración.

Ric escribió:

Por cierto. Oporto aparte

PECULIUM escribió:

Lo más sensato es ser totalmente invisible, o sea, no llamar la atención.

Sin duda, pero eso no quita que te hagan los Rayos-X

Obviamente, hay vendedores que se las saben todas. De ahí que aumentar la invisibilidad al máximo les ponga difícil saber el nivel de interés que uno tiene en algo de lo que ofrecen. De hecho, en más de una ocasión he tenido que doblegar mi ansia y hacerme el duro, marchándome sin rematar la compra para aparentar que mi interés era relativo, y pasar toda la semana reconcomiéndome el hígado pensando que había dejado escapar la ocasión. A veces, al domingo siguiente veía confirmada mis sospechas y las piezas que quería habían volado. Otras, por el contrario, seguían allí, y el vendedor se mostraba más dispuesto a llegar al precio que le ofrecía. En fin, es parte del encanto de estas cosas

PECULIUM escribió:

Disfrutaba como un enano, y tenía dos cualidades impagables: siempre permanecía impasible

Ric escribió:

Sabio tu progenitor, esa es una cualidad que nosotros como coleccionistas deberíamos atesorar. Está comprobada esta ecuación "cuanto más muestras que deseas algo que te falta, mayor será el precio al que te lo querrán vender", Matemática Numismática.

Gran verdad. Como el vendedor sea capaz de detectar por un simple gesto que nos morimos de ganas por comprar, estamos perdidos. Por eso, mi añorado padre casi siempre se salía con la suya. Ponía jeta de comanche apalancado ante su tipi viendo crecer la hierba y nadie podría intuir qué leches pasaba por su cabeza.

La copita, a la salud de todos

Natxos7 escribió:

Os voy a contar una anécdota que me ocurrió hace unos años.

Estábamos en Madrid de visita a unos familiares y amigos, y salimos a tomar unos vinos. Nos llevaron a una especie de taberna cerca de un mercado por el centro de Madrid, un lugar que se estaría poniendo de moda, pero que no sabría situaros, allí empezamos con una ronda de Rioja, más tarde una de Ribera de Duero. A mí, santa Sra. se le metió en la sesera tomarse un Priorato y pregunto si tenía alguno, le entregaron una carta con todos los vinos de que disponían, ella prudentemente pregunta si tenían todos los de la carta disponibles para no escoger en baldío, le dijeron que por supuesto Sra., tenemos todos.

Ella se mira la carta de arriba abajo y le dice al Sr. me puedes enseñar la botella de L'Ermita del 95, por favor, a lo que el encargado le respondió, Sra. es un vino muy muy caro y solo si la va a querer se la traemos que está guardada en el fondo del almacén. Ella arruga el cejo, le mira perdonándole la vida y le dice, mire Sr. sin verla, seguro que no la compro, que como muy bien me está insinuando, ya sé que tiene un precio elevado, pero si le pregunto es porque sé lo que estoy pidiendo, y como Ud. puede comprender sin ver el estado del vino no voy a comprarlo de antemano, como muy bien puede comprender y entender en un producto de esta calidad.

Este encogió los hombros y se marchó raudo a buscar la botella. Y ciertamente esta debía de estar muy al fondo del almacén, pues tardo unos 20 minutos.
En eso aparece en el barril que ocupábamos con la botella y la presenta a mi Sra. la cual le dice déjela aquí que ahora me la miro y de mientras nos trae 4 copas de Finca Dofí, aquel de mala gana deja la botella se da media vuelta y se va a poner las 4 copas. Al regresar con ellas mi, mujer se lo mira y le dice, esta botella me la quedo, el tío se la mira con cara ojiplático, da media vuelta, se va a buscar 4 copas y cuando aparece con ellas, mi señora le dice, no,no,no,no, Ud. cree que yo me voy a tomar este vino aquí mirando el local de arriba abajo, ... Saca su Visa Oro la tía y le dice sin mirarlo, cóbrame todo.

Yo quería esconderme y fundirme, pero le dio una lección de modestia al tío que no veas, por cierto la botella nos la tomamos en casa con unos amigos en una buena celebración.

Joder cómo mola tu parienta!!!, así da gusto, morro fino y visa oro....

Yo, de Álvaro Palacios como mucho un Camins del Priorat y de los más actuales. Y está muy rico, eh

@Natxos7 , puedes decirle de mi parte a tu santísima señora que es UNA JEFAZA. Con mayúsculas

Natxos7 escribió:

Yo quería esconderme y fundirme, pero le dio una lección de modestia al tío que no veas

Me ha gustado la historia. Salió cara la lección de modestia. A ver, ahora en serio, creo que es "hasta cierto punto" era algo comprensible las precauciones de advertencia (no justifico los modales) tomadas por el camarero de cara al nivel del producto necesitado de unas condiciones distintas a las cotidianas.

A veces es bueno envainar el orgullo con una sonrisa rabiosa, pero olé por ella. Ese gusto para el cuerpo, final feliz.

Si te hubieses fundido, se podría haber hecho de tu cuerpo una moneda.
Saludos

Decididamente y a la vista de lo visto, en este país hay más mindundis que botellines. Los peores son esos dependientes, maîtres, sumilleres, y demás fauna que compensan su oficio servil destilando soberbia por arrobas y mirando a determinados clientes como seres inferiores porque les chincha que alguien con una indumentaria o un aspecto que no les casa con sus baremos esté en ese momento en una posición superior a ellos tanto en cuanto son los clientes, ergo los que mandan. De ahí esa actitud desdeñosa hacia algunos cuando les piden la carta de vinos o los mandan a una mesa junto a la puerta de las cocinas. Son sus pequeñas y viles venganzas de patéticos amargados que hacen uso de su ínfimo poder en cuanto tienen ocasión y, naturalmente, de mostrar su desdén o humillar a quienes consideran no están a la altura. Luego se desviven por el personaje del que tienen constancia que pertenece a un estatus socio-económico superior, y a ese le barren el suelo conforme avanza mientras dos huríes arrojan pétalos de rosa a su paso.

Por mi trabajo, y muy a mi pesar porque soy de naturaleza solitaria, he tenido que alternar infinidad de veces en almuerzos y/o cenas de trabajo, y he tenido que presenciar como estos cagalindes con pajarita y zapatos de charol se ensañaban con alguien que consideraban indigno del local, como si incluso el negocio les perteneciera. Esos son los peores, los que sin ganar nada mostrando su desprecio se ensañan con algún despistado que no sabe darles cumplida respuesta. Quizás por eso, asqueado de tanta perversidad gratuita, acabé renunciando a frecuentar ese tipo de establecimientos. Bueno, no quiero mentir: renuncié a frecuentar cualquier sitio donde hubiera más de tres o cuatro homínidos, y siempre y cuando permanezcan sumidos en el más absoluto silencio. Sí, un misántropo de manual, pero cuando ves lo que te rodea durante tantos años se te quitan las ganas de... "interactuar", repulsivo palabro muy de moda para designar lo que desde siempre se ha llamado alternar, pero queda como que más guay y cosmopolita. Hoy día, los celosos Cerberos del vocabulario consideran que alternar suena tabernario o propio de putiferios.

Yo no soy camarero y no trabajo ni defiendo el gremio de la restauración, pero ¡anda que no hay clientes! …. clientes también para darles de comer aparte! (nunca mejor dicho). Algunos camareros ya traen actitudes así como dices de serie, no lo cuestiono, pero otros, otros han creado “costra” del trato y la experiencia, y suelen “erróneamente” asociar perfiles. No es bueno generalizar, los hay que aún recibiendo alfombra roja ni alpiste merecían, y viceversa.

Saludos