Buenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
Os muestro un denario de hija, esposa y madre de emperadores:
PAIS: Imperio romano
EMPERATRIZ: Faustina II
VALOR: Denario
AÑO: 170 /6 d C.
DIAMETRO: 19 mm.
PESO: 3,01 gr.
METAL: Plata.
CECA: Roma
REFERENCIA: RIC III 706 (de Marco Aurelio) – RSC 172
RAREZA: S (Escaso)
ANV.: Cabeza con moño y vestida a dcha. de la emperatriz Faustina II. Alrededor leyenda: FAVSTINA AVGVSTA.
REV.: Cibeles sentada a izq. con rama y apoyada sobre un tambor, con león a su lado. Alrededor leyenda: MATRI MAGNAE.
Cibeles
Cibeles era en origen una diosa frigia. Los griegos hicieron de ella una madre de los dioses, la madre de Zeus y de otros dioses importantes. Su culto derivaba probablemente de la antigua adoración de las grandes madres o diosas de la fertilidad, al igual que el de Deméter, la diosa de la agricultura.
Según el mito frigio, Zeus había depositado su semilla en la tierra en cierta ocasión mientras dormía en el monte Dídimo, en Frigia, en lo que hoy día es el centro de Turquía. De ahí nació una criatura hermafrodita que fue castrada por los dioses. Así fue la creación de la diosa Cibeles. De sus genitales creció un almendro cuyo fruto se depositó en el vientre de la ninfa Nana, que quedó embarazada y tuvo un hijo al que abandonó después de dar a luz. El joven, Atis, fue criado por una cabra y se convirtió en un joven muy hermoso. Cibeles se enamoró de él y cuando se disponía a hacer planes de boda para casarse con otra mujer, ella se puso tan celosa que le obligó a castrarse (ver Atis). Hay muchas versiones del mito de Cibeles y Atis, todas las cuales incluyen el tema de la muerte y la resurrección. Según algunas de ellas, Atis no sobrevivió a la mutilación y quedó convertido en un pino. Otras aseguran que fue enterrado en Pessinus (Pesino) y resucitado por Cibeles. Por último, alguna versión asegura que vivió como sacerdote eunuco al servicio de la diosa.
En Roma, Cibeles se convirtió en una diosa muy popular. Durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C), un periodo desastroso para los romanos, su culto llegó a Roma dado que, según ciertas profecías de los Libros Sibilinos -un tipo de libro de frases de los oráculos-, Roma sólo podría vencer si se adoraba a la «Gran Madre».
El león, el animal más fuerte de la naturaleza, estaba dedicado a Cibeles, siendo representada a menudo como una leona en un carro tirado por leones. Ovidio la describió «en su carro tirado por leones atravesando el cielo». Su estela iba acompañada por «la música de los címbalos y de las flautas». El culto de Cibeles en Roma se caracterizaba por los rituales estruendosos y las procesiones. Durante su festividad, sus sacerdotes, los Galli, enterraban un pino que simbolizaba a Atis. Días después se perforaban los brazos y rociaban el altar con su sangre en un estado de éxtasis. El último día se celebraba la resurrección de Atis mientras se paseaba la estatua de la diosa en procesión y se limpiaba.
Domiciano, Trajano, Adriano y Diocleciano dedicaron numerosos templos y aras a esta diosa, pero Antonino Pío, Cómodo y Heliogábalo fueron especialmente entusiastas hasta el punto de que este último llegó a ejercer de archigallus en los misterios de la diosa, se hizo llamar como ella y se paseaba por Roma en un carro de plata tirado por dos leones.
"Admitió también los cultos de la Madre de los dioses y recibió el taurobolio, con el fin de apoderarse de su imagen y de otros objetos sagrados que se mantienen escondidos en el santuario. Por otra parte, agitó su cabeza entre los sacerdotes castrados de Cibeles y se ató los genitales e hizo todo lo que suelen hacer los galos y, tras robar el busto sagrado de esta diosa, lo transportó al templo de su dios." (Historia Augusta, Heliogábalo, 7)
Del 4 al 10 de abril se celebraba la fiesta y los juegos dedicados a la diosa. El primer día los sacerdotes llevaban la imagen de Cibeles en procesión por las calles de Roma, como siempre en carro de plata tirado por leones y envuelta en el sonido de címbalos, flautas, tambores y acompañada por las danzas de los coribantes y los gritos afeminados de los galli(sacerdotes del culto de la diosa), que debían su nombre al lugar de procedencia del culto.
"En Pesinunte asimismo los frigios celebraban de antiguo sus ritos orgiásticos en el río Galo que por allí discurre, cuyo nombre llevan los eunucos consagrados a la diosa." (Herodiano, Historia del Imperio romano, I, 2)