Hola a tod@s, hoy voy a presentar otra de esas monedas que tanto me gustan y que proceden de otro pecio que tal vez, no es tan conocido y que no suelen verse con frecuencia. Se trata de
1 Escudo acuñado en la ceca de
Bayona a nombre de
Luis XV entre los años
1715 y 1779 presentando una acuñación cuidada y de gran módulo, donde se le menciona como
Rey de Francia y Navarra.
Datos de la pieza:Nominal: 1 Escudo/1 Ecu
Año: 1727. Totalmente visible, en la parte superior del reverso. Correspondiente a la serie emitida entre 1715 y 1779.
Ceca: Bayona/Bayonne (“L” debajo del escudo; en el reverso).
Metal: Plata de 917 milésimas
Peso: 29,488 gr. Este peso es el teórico, pues no es posible pesar la pieza debido a que se encuentra protegida por el holder de la NGC.
Diámetro: 41 milímetros (aprox.).
Grosor: 2,6 mm
Canto: Con leyenda “DOMINE SALVUM FAC REGEM”, cuya traducción es “DIOS SALVE AL REY”.
Forma: Redonda
Alineación: Moneda (180º)
Tirada: Desconocida para este año y ceca.
Diseñador: Joseph Charles Röettiers
Estado de conservación: “Shipwreck effect (G3/C)”. La corrosión marina se ha cebado bastante en esta pieza, con una acción más o menos uniforme en ambas caras. En anverso vemos la silueta con el busto del monarca y, en el reverso, el escudo de forma circular, coronado, con las tres flores de Lis borbónicas, así como la marca de la ceca y el año de acuñación. Leyendas completas y legibles en ambas caras. Superficie irregular por la acción marina, con aparente pérdida de peso.
Referencias bibliográficas: “KM
#486” y “Dav-1330”
Rareza: Rara. Ya no tanto por el numeral en sí, la ceca o por el estado de conservación, este último afectado significativamente por la acción del agua salada. Si no por lo poco frecuente que resulta ver monedas procedentes de este pecio en concreto en el mercado europeo y con un número limitado de piezas que han podido rescatarse.
Pecio: “La Dromedaire” (19/02/1762, Isla de Sao Vicente, Cabo Verde). Se trata de un barco propiedad de la Compañía Francesa de las Indias Orientales.
Reinado: Luis XV de Francia “El Bien Amado” (1715-1774)
Dinastía: Casa de Borbón
Leyendas:Anv.: “
LUD XV D G FR ET NAV REX” alrededor del busto, con peluca y atuendo de gala, del monarca mirando hacia la izquierda.
Rev.: “
SIT NOMEN DOMINI BENEDICTUM 1727” alrededor del escudo redondo y laureado de Francia, con corona y las tres flores de Lis borbónicas en la parte central. Bajo el mismo, letra “
L” en alusión a la ceca de Bayona.
Observaciones: La moneda en cuestión presenta las oxidaciones propias de una moneda que ha permanecido unos 257 años bajo el mar, pero que a pesar de esto, no ha perdido cierta calidad de detalle que podemos observar y que demuestran que esta moneda en cuestión es un fiel testigo de la historia europea en la pugna de las potencias del momento por el dominio de los mares y la expansión de nuevos territorios. Así y, dado que aún permanecen visibles todos los elementos significativos de esta moneda (escudo, ceca, o año de acuñación), con las leyendas dañadas, pero perfectamente legibles en ambas caras, estimo que presenta un “
grado 3 o C” en lo referente al estado de conservación, como ya he señalado.
Información histórica: El naufragio de este barco es un claro ejemplo de “daños colaterales” producidos por la agitación política creada en todo el continente europeo debido a la guerra anglo-española (1762-1763).
En este clima bélico, las autoridades francesas solicitaron a la Compañía Francesa de las Indias Orientales que trazara una nueva ruta marítima para tratar de no verse involucrado en el conflicto, que ya era visible en las rutas tradicionales. De esta manera, “La Dromadaire”, "dromedario" en francés, un buque de unas 520 toneladas, trataba de evitar las posibles apariciones por parte de Corsarios ingleses durante su travesía y así proteger su valioso cargamento. Cargado con 20 cañones, 1.000 balas de cañón y un gran cofre que contenía plata, el barco de la Compañía, bautizado como “La Dromadaire” zarpó con 154 tripulantes del puerto de Lorient el 6 de febrero de 1762 y, durante su viaje, descubrió que existían más peligros que los previstos inicialmente. Atrapada no por piratas ingleses, sino por el mal tiempo, “La Dromadaire” fue llevada contra los peligrosos arrecifes de la isla de Sao Vicente (Cabo Verde) y, a pesar de los intentos de la tripulación por sortear su nefasto destino, el barco se acabaría partiendo en dos el 19 de febrero del mismo año, hundiéndose en el mar junto con 77 tripulantes y todo su cargamento, valorado en alrededor de uno 6,8 millones de dólares. Los demás tripulante del barco, unos 77 hombres (la mitad), pudo salvarse ante la aparición milagrosa de otro barco en la ruta que los subió a bordo.
Más de dos siglos después, el 22 de enero de 1996, durante unas inmersiones de reconocimiento de la isla San Vicente, se localizó el lugar de descanso de “La Dromadaire”. Inmediatamente comenzaron las excavaciones en la zona y se pudieron recuperar 19 de los 20 cañones que portaba en el momento de zarpar, una piedra semipreciosa que se cree, correspondía a un anillo de algún tripulante, porcelana china y unas 3.377 monedas de plata, además de una moneda de oro a nombre de Luis XV acuñada en el año 1760. Las monedas recuperadas se acuñaron entre 1700 y 1762, presentando los retratos del rey Luis XIV de Francia (el “Rey Sol”) o su bisnieto, el rey Luis XV. Cada moneda fue acuñada en casi una onza (29,488 gr) y una pureza del 91.7% de plata fina. Un número significativo de ellas han sido certificadas por la NGC americana a través de su servicio “NGC Shipwreck Coin Certification” como “Genuine Shipwreck” sin entrar a valorar su conservación.
Con la pérdida de “La Dromadaire”, las autoridades de Francia, Inglaterra y España se sentaron para firmar el Tratado de París (1763), el cual puso fin a la guerra anglo-española. De acuerdo a los términos establecidos en este tratado, los británicos se retiraron de Cuba (puerto de la Habana) y la ciudad de Manila (Filipinas), mientras que España acabaría entregando el territorio de Florida a Gran Bretaña. Para compensar las pérdidas de sus aliados españoles, Francia cedería la Luisiana a España. Todos estos “intercambios” y algunos más que no he nombrado, supusieron el final de la Guerra de la “Guerra de los Siete Años” de la que, uno de sus capítulos, lo formaba la Guerra Anglo-Española como ya hemos visto.
La Compañía Francesa de las Indias Orientales: La Compañía nace de la mano de Jean Baptiste Colbert, ministro de finanzas del rey Luis XIV, en 1664 y durante unos 50 años logro mantener el monopolio del comercio en los océanos Pacífico e Índico, casi con presencia permanente y única frente a sus rivales, rivalizando de igual a igual con la Compañía Inglesa de las Indias orientales.
Así, todo comenzó cuando Enrique IV (1589-1610), espoleado por los nuevos descubrimientos y el inicio de la competencia por el control de las rutas y los mares, instó la creación de la que sería la primera “Compagnie des Indes Orientales”, concediéndole a esta nueva entidad el monopoliodel comercio de las Indias durante un periodo inicial de 15 años. Este sería el precursor de la posterior “Compagnie Française des Indes Orientales” que hemos nombrado anteriormente. No obstante, incialmente no sería concebida como una sociedad anónima, sino que sería financiada por la Corona francesa y, por lo tanto, sirviendo a los intereses económicos y estratégicos de ésta. El capital inicial de la nueva Compañía fue, como ya hemos visto, de 15 millones de libras, divididos en acciones con un valor de 1000 libras cada una. Posteriormente, el Rey Luis XIV realizó la primera inversión en el capital por valor de tres millones de libras y sería el capital que cubriría las pérdidas iniciales de su actividad, además de durante los siguientes 10 años de vida. La oferta inicial de acciones obtuvo una grandísima aceptación en el país vecino y se cubrió ampliamente la oferta hasta agotarla. Este aparente éxito en el lanzamiento se debió a que la Corte de Luis XIV, pronto tuvieron noticias de la importante aportación del mismo y decidieron reconocieron apoyar una iniciativa que se convertiría en la más importante del momento en Francia en lo que a política exterior se refiere. Para alcanzar el objetivo de su fundación, se le concedió a la Compañía el monopolio del comercio francés en los océanos Índico y Pacífico durante 50 años, una región que se extiende desde lo que hoy sería el Cabo de Buena Esperanza hasta el Estrecho de Magallanes. El propio Rey también le concedió a la Compañía una concesión a perpetuidad para el comercio con la isla de Madagascar, además de cualquier territorio que pudiera conquistar para la Corona y que sirviera a los intereses de Francia en este espacio geográfico tan amplio. El comienzo no fue sencillo, encontrando serias dificultades para fundar una colonia en la isla de Madagascar, lo que propiciaron acciones decididas para establecer puertos seguros en las cercanas islas de Borbón e Île-de-France (hoy conocidas como Isla de Reunión e Islas Mauricio) con las que comerciar y afianzar su posición.
Para 1719, la Compañía había logrado asentarse en la India, pero tales acciones supusieron un esfuerzo superior al previsto inicialmente y llegó a encontrase al borde de la quiebra financiera. Ese mismo año y, bajo la dirección de John Law, la Compañía se fusionó con otras entidades comerciales de menor tamaño y crearon la “Compagnie Perpétuelle des Indes”. Con esta interesante maniobra, logró sortear gran parte de sus problemas financieros, reanudando nuevamente su actividad en 1723.
No obstante, empezaron a agudizarse los problemas en la India, con la caída del Imperio Mughal, por lo que, además, tuvieron que adoptar actitudes políticas para proteger sus intereses en el subcontinente y los de Francia, estableciendo alianzas con jefes locales y ampliando su influencia. Con la llegada de Joseph François Dupleix a la dirección de la Compañía, a partir de 1741, se implementaron políticas agresivas tanto contra la población local como contra los británicos, que recelosos de la influencia francesa, se asentaron también en la zona. Finalmente los franceses fueron derrotados por Robert Clive. Ante este desastre, algunos puertos importante en la India para el comercio francés, incluidos los de Pondichéry y Chandernagore, permanecieron bajo su influencia hasta el año 1954. Llegados a este punto, la política agresiva seguida por la Compañía, que había rivalizado e incluso igualado, la influencia de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, llegó a su fin. La Guerra y sus actividades habían supuesto un esfuerzo económico inmenso para alcanzar aquella posición, pero ya no eran capases de sostenerse económicamente hablando. Unos 20 años antes de la Revolución Francesa, en 1769, comenzó su cese definitivo. El propio rey de Francia, Luis XVI, emitió un edicto en ese mismo año, obligando a la Compañía la cesión inmediata de todas sus propiedades, activos y derechos, valorados en unos 30 millones de libras en aquel momento, al Estado. Con esta maniobra, el Rey se comprometió a satisfacer todas las deudas que había dejado la Compañía, sin embargo, los propietarios de acciones y pagarés de la misma, en aquel momento, únicamente recibieron en torno al 15% del valor nominal de sus inversiones en 1790. Las acciones realizadas para compensar las pérdidas sufridas no lograron anticipar la inminente Revolución Francesa. Con ella, el 3 de abril de 1790, aquel monopolio fue definitivamente abolido por un acto de lo que sería la nueva Asamblea Francesa, declarando que, desde aquel momento, el lucrativo comercio con el Lejano Oriente se "abriría para todos los franceses". La Compañía francesa, que no estaba acostumbrada a operar sin el apoyo institucional y en una situación distinta a la del monopolio, no logró alcanzar un volumen óptimo en sus actividades que garantizaran su sostenibilidad y acabaría siendo liquidada en 1794.
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