Aquí traigo el otro Galieno de la colección de mi amigo. Otra figura mitológica del bestiario de este emperador. En el otro post describí, a grandes rasgos, lo que supuso el reinado de Galieno en lo político y militar y dejé los asuntos económicos y monetarios para comentar con esta otra pieza.
El estado de la economía romana en la época de Galieno no podía ser otra cosa que desastroso. Al margen de los muchos conflictos militares y sociales, que siempre son un mal aliado de los negocios, el imperio arrastraba una profunda crisis financiera cuyos orígenes se remontan a finales del siglo II. Desde entonces, los ingresos del imperio malamente cubrían los costes del estado, dentro de los cuales pesaba, cada vez más, el mantenimiento del ejército. El número de legiones y efectivos se había venido ampliado desde Marco Aurelio. Aunque los pesos y pureza del metal en las monedas se fue degradando poco a poco desde los Claudios, Caracalla abrió la puerta a la devaluación de la moneda, con su reforma, para satisfacer las demandas de aumento del ejército y suavizar el incremento sostenido de los precios. A partir de ahí, prácticamente todos los emperadores aportaron su grano de arena degradando el contenido en plata de los nuevos antoninianos. Desde 264 hasta la muerte de Galieno la acuñación de antoninianos creció considerablemente a expensas de las demás denominaciones de bronce y plata. Denarios, sestercios y dupondios desaparecieron de circulación de facto, ya que teóricamente aún formaban parte del sistema monetario. Al mismo tiempo, aumentó la dispersión en los pesos de los antoninianos y su contenido de plata se fue degradando hasta limitarse a un baño sobre una moneda de bronce.
Las causas de la degradación del antoniniano con Galieno se encuentran en la situación económica, que llegó a ser crítica. Las invasiones de las tribus bárbaras y las revueltas dispararon los gastos militares. Por el otro lado, las usurpaciones de Póstumo y Odeonato recortaron significativamente los ingresos por impuestos, ya que dejaron de percibirse en las provincias controladas por estos. En los territorios bajo control de Roma la recaudación se perdía en ocasiones en manos de bárbaros y usurpadores, por no hablar de frecuentes casos de evasión fiscal por parte de los gobernadores y terratenientes. Si recaudar dinero era un problema, producirlo también tenía sus dificultades dadas las limitaciones de materia prima. Además de la pérdida de las minas en los territorios bajo el control de los usurpadores, muchas explotaciones se encontraban exhaustas y cesaron actividad, como en el norte de Hispania. A todos estos hay que sumarle las plagas y hambrunas que azotaron el imperio y que mermaron la masa laboral, con el consiguiente incremento de los costes. Ante estas dificultades monetarias Galieno implementó una política basada en recaudaciones frecuentes, requisas y degradación del metal de las monedas. La degradación de las monedas de plata alcanzó su máximo con Galieno. Hacia finales de su reinado la mayoría de las acuñaciones de antoninianos eran de cobre y llegaron a ser, en palabras de David Sears “los más miserables que se vieron con esta denominación”. Como muestra, los dos antoninianos que presento esta semana, de finales de su reinado, que apenas llegan a los 3g.
El antoniniano era la moneda usada para el pago del ejército, lo que los convertía en un fuerte vehículo de propaganda favorable al emperador entre los soldados. Entre los motivos de los reversos no faltan celebraciones de victorias y honores al ejército y los pretorianos. Los motivos de Galieno y Valeriano son los mismos durante el reinado conjunto, manteniendo, en grandes líneas, el estilo y motivos de emisiones anteriores. Es en el reinado exclusivo de Galieno cuando aparecen motivos menos comunes, originales y que acabaron siendo una característica singular de la monetación de este emperador. Las monedas del bestiario son un buen ejemplo. Los animales ya habían sido usados en los reversos de la moneda romana desde sus orígenes, pero ningún otro emperador colocó en las suyas un zoológico más variado de bestias reales y mitológicas, casi todas ellas con leyendas dedicadas a deidades. Las piezas del bestiario fueron acuñadas a finales del reinado de Gaileno, en Roma y Siscia, con la intención de obtener el favor de los dioses a los que los diferentes animales, naturales o mitológicos, estaban asociados. En concreto, a los dioses de los libros sibilinos, a los que recurrían los romanos en tiempos difíciles. Estas monedas cumplían una misión propagandística no solo de cara a los soldados, sino ante la plebe, para quien esos dioses eran especialmente venerados y honrados con festivales y juegos. Así, el centauro que presenté en el post anterior está asociado a Apolo, y en la leyenda se pide su protección, presumiblemente de las plagas que también azotaron el imperio. Esta emisión iría acompañada de los correspondientes juegos en honor del dios, para alegría de la plebe. Al final los dioses hicieron su parte, pero lo que no sabía Galieno es que él debía desaparecer, asesinado junto a su mujer en el campamento durante el asedio de Milán, y que serían Claudio y sobre todo Aureliano, los que devolverían algo de tranquilidad al imperio.
En la moneda que presento ahora el animal es un caballo alado, que inmediatamente se asocia con Pegaso. Pero la moneda, como declara la inscripción, está dedicada al Sol, que no guarda ningún tipo de vínculo con Pegaso. Por eso se cree que se trate de uno de los caballos de la cuadriga en la que el dios se desplaza por el cielo, que también eran alados. Como siempre, espero que os guste.
Galieno, 253-268 dC.
AE Antoniniano, Roma, 267-8 dC.
Anv. GALLIENVS AVG, Busto radiado a derecha
Rev. SOLI CONS AVG, Pegaso brincando a derecha
Exe. H (8ª oficina)
RIC Va 283
Diámetro: 23mm.
Peso: 2,9g.