Buen fin de semana a todos.
Hoy voy a postear una conmemorativa de una de las parejas mas conocidas en el mundo de la numismática (a parte claro está, de nuestra Isabel y Fernando). Son 2 gulden de las bodas de plata del emperador Francisco José I y la emperatriz y reina Elizabeth Amalie (mas conocida como Sisi).
Espero que os guste tanto como a mi me gusto la misma pieza del compañero
@Gobierno Provisional aqui expuesta
2 Gulden 1879País: Imperio Austrohúngaro
Época: Francisco José I (1848-1916)
Año: 1879
Valor: 2 Gulden
Ceca: Viena
Marcas: ninguna
Ensayador: F. Leisek / A. Scharff
Acuñación: Prensa moderna
Metal: Plata 900
Peso: 24,63g
Diámetro: 36mm
Canto: Liso con leyenda incusa
Tirada: 275.000
Catálogo: KM# 5
Conservación: EBC+
Rareza: Común
Anverso:
Leyenda circundando todo el anverso;
*FRANC.IOS.I.D.G.AVSTR.IMP.ET.HVNG.REX.AP.*ELISABETHA.IMP.ET.REG (Franz-Jozef, por la Gracia de Dios, Emperador de Austria y Rey Apostólico de Hungría, Elisabeth Emperatriz y Reina). Busto laureado del emperador Francisco José I en primer término y en segundo plano avanzado el rostro con diadema y gargantilla de la emperatriz Isabel de Baviera. Grabador de esta cara (sin marca), Friedrich Leisek.
Reverso:
Leyenda bordeando por completo el reverso;
*QVINTVM.MATRIMONII.LVSTRVM.CELEBRANT.XXIV.APRILIS.MDCCCLXXIX (Quinto período de cinco años de la ceremonia de matrimonio, 24 de abril de 1879.). Como figura central, alegoría de Austria vistiendo toga sentada en una banqueta, sujetando una cornucopia a lo largo del brazo izquierdo y apoyada en un apeo de labranza el derecho. Grabador de esta cara (sin marca también), Anton Scharff.
Canto:
Liso con leyenda incusa.
ZWEI GULDEN. XLV. KET FORINT. (2 florines. 45. 2 florines).
Observaciones:
1879. Áustria. 2 florines. Francisco José I - Bodas de Plata. (X# M5). 24,63 g. Ag. (EBC+). Ex H.D. Rauch GmbH (34/1566).
Francisco José reinó casi 68 años (cuatro más que la actual reina de Inglaterra) y, entre sus títulos, además del de emperador de Austria y rey de Hungría, figuraban los de rey de Croacia y Bohemia. Nacido en 1830, no estaba destinado para la corona. Era sobrino del entonces emperador, pero el sagaz príncipe Klemens von Metternich intuyó que aquel niño podría acabar en el trono, como así fue, y lo preparó para tal fin en el más estricto conservadurismo. A los 18 años era coronado emperador.
Varias desgracias familiares se cebaron en la vida de Francisco José. En 1867 la insensata aventura político-diplomática de coronar emperador de México a su hermano Maximiliano acabó en la ejecución de este. En 1889, Rodolfo, el príncipe heredero, se suicidó junto a su amante, la baronesa María Vetsera, en el pabellón de caza de Mayerling. El último golpe personal fue el asesinato de su esposa, Sissi, en Ginebra en1898, pese a que la relación entre ambos había dejado de ser hacía tiempo la de un matrimonio.
Lo que Francisco José no entendió fue cómo el mundo estaba cambiando; cómo las revoluciones burguesas de mediados del siglo XIX buscaban otra forma de relacionarse con el poder que no fuera el absolutismo que le enseñó Metternich. Carecía de interés por las reivindicaciones políticas y sociales de sus primeros años como gobernante, pero tuvo que aceptar a regañadientes el parlamentarismo.
Más adelante tampoco entendió las tensiones en un Estado multiétnico como el que dirigía. El 28 de julio de 1914 Viena declaró la guerra a Serbia desencadenando un infierno que cambiaría el mapa político de Europa y acabaría convirtiendo aquel gran imperio de más de 50 millones de habitantes, el segundo europeo después de Rusia, en una pequeña república con una población que no llegaba a los siete millones. El ‘viribus unitis', el 'Todos juntos' que había sido el lema imperial, ya se estaba resquebrajando.
Este viaje fúnebre tiene su fin en la cripta de los capuchinos donde acaba un mundo y una época no solo de la historia de aquel imperio, sino de toda Europa. Es la cripta donde el más joven de los Trotta, la familia creada por el escritor Joseph Roth, declara su fracaso que es el mismo de aquel emperador que reinó casi siete décadas.
El 24 de abril, a las siete de la tarde, el Imperio de los Habsburgo tenía los ojos y las esperanzas puestas en la iglesia de los capuchinos de Viena. Nada menos que quince mil velas iluminaban el interior del templo decorado con centenares de flores blancas y colgaduras de terciopelo rojo. Las joyas que lucían la futura emperatriz y todas las invitadas al enlace brillaban con fuerza a la luz de aquellas velas. Setenta obispos y prelados asistieron al arzobispo de Viena, el cardenal Rauscher, en una ceremonia que terminó con una larguísima y ensordecedora serie de salvas con los cañones que anunciaban al pueblo de Viena que ya tenían nueva emperatriz.
No importaba cuánto se hubiera gastado (o malgastado) en aquellos fastos, los habitantes del imperio solamente querían ver en la pequeña Elizabeth un rayo de esperanza que abriera el encorsetado y rígido gobierno del que iba a convertirse en su esposo. Demasiada responsabilidad para una niña que se tropezó, lloró y rompió el protocolo en más de una ocasión provocando la indignación de la aristocracia de sangre, personas que estaban dispuestas a no facilitar la vida de aquella princesita ascendida al poder por algún capricho del destino.
Tras la ceremonia religiosa, el largo día de la boda de
Francisco José y Elizabeth se prolongó hasta bien entrada la noche. Audiencias, otra procesión por las calles de Viena para presenciar la iluminación de la ciudad en honor de los recién casados y, por fin, la cena de gala, que dio por finalizados los actos de la jornada nupcial.
El día de la boda fue un fiel reflejo de lo que sería su vida en la corte. Protocolo, rígidas normas y estrictos planes que debían cumplirse a rajatabla sin tener en cuenta los sentimientos de una niña a la que ni siquiera se le permitió abrazar a sus propias primas ahora que ya era la emperatriz de Austria. El resto de su vida, como de todos es sabido, no fue un cuento de hadas.
Anton Scharff (1845-1903). era hijo del medallista y cantero, Johann Michael Scharff. Desde 1860 estudió en la Academia de Viena con Carl Radnitzky. En 1862 estudió en la academia de grabadores en la oficina principal de monedas con Joseph Daniel Böhm. En 1866 fue asistente de grabador, 15 años más tarde fue maestro grabador y desde 1896 director de la Academia de Grabado de Viena, donde realizó una gran contribución al arte de las medallas vienesas. Las monedas de la corona fueron creadas por él en 1892. Su enfoque principal a lo largo de su vida fue en el retrato y sus alegorías, sin embargo, sobresaldría su trabajo en el campo de las monedas, incluida la serie de monedas de la corona austríaca.