España no es tierra de conejos
La palabra «Hispania» servía a la civilización romana para denominar al conjunto de la Península Ibérica. Los escritores latinos, entre ellos Plinio el Viejo, Catón el Viejo y Catulo, creían que el significado de esta palabra era «tierra de conejos» porque, según ellos, las tierras ibéricas eran un lugar repleto de estos animales, más concretamente de damanes (unos mamíferos parecidos al conejo y extendidos en África). De hecho, en algunas representaciones y monedas acuñadas en «Hispania» suele aparecer una dama con un conejo a sus pies.
En contra de esta creencia, los historiadores actuales defienden que la palabra «Hispania» procede de la fenicia «I-span-ya». Según expuso Cándido María Trigueros en 1767, el término podría significar la «tierra del norte», aduciendo que los fenicios habían descubierto la costa de «Hispania» bordeando la costa africana, y ésta les quedaba al norte. No en vano, la teoría más aceptada en la actualidad sugiere que «I-span-ya» se traduce como tierra donde se forjan metales, ya que «spy» en fenicio (raíz de la palabra «span») significa batir metales. Detrás de esta hipótesis de reciente creación se encuentra Jesús Luis Cunchillos y José Ángel Zamora, expertos en filología semita del CSIC, quienes realizaron un estudio filológico comparativo entre varias lenguas semitas y determinaron que el nombre tiene su origen en la fama de las minas de oro de la Península Ibérica[size=31].[/size]