- numismatico2013 escribió:
- También tengo algún as de Augusto por aquellos pasajes de los Evangelios:
...
Saludos!
Gracias!! Doblemente, por cierto.
Me habías puesto ya estas citas y también compartido otras referencias sobre precios y costes de alimentos y otros bienes en la época. Muchas gracias, muy útiles. Estudiar los mercados de alimentos es mi principal ocupación profesional. Siempre intento comparar los mercados actuales con los de la época imperial, por aquello de sacar jugo a la ciencia aplicándola en cosas que me dan placer
. El problema es que estoy acostumbrado a trabajar con series largas de precios y cantidades, más o menos completas. Es la primera frustración del economista cuando mira a los mercados en la antigüedad, la falta de datos. Te ves forzado a tratar con observaciones aisladas y modelos teóricos que debes verificar primero con las pocas observaciones disponibles.
Esto es lo que, como economista, saco en limpio de las dos citas evangélicas sobre el mercado de pajarillos en Judea.
- Los pajarillos eran un alimento caro, tipo un bien de lujo. Hay muchas referencias a esto, empezando por Plinio y terminando en el decreto de Diocleciano, como en general todas las carnes. El modio de trigo cotizó en Roma entre 2 y 3 sestercios entre Tiberio y Nerón y el despliegue comercial de la Annona integró los precios del trigo en todo el imperio. Son pajarillos, no faisanes, para un plebeyo el coste de oportunidad entre trigo y pajarillos sería altísimo. En Judea el trigo estaba bastante más barato que en Roma, ampliando la diferencia. El hecho de que diga a los fieles que valen más que un pajarillo refuerza esta observación. Como tal, la demanda debió variar bastante conforme a la renta disponible, y esta de acuerdo a la estabilidad política, pero los precios debieron mantenerse a lo largo del tiempo, como corresponde a los bienes de lujo.
- Los precios eran negociables, podían variar según las cantidades compradas. Por 2 ases se recibía un pajarillo extra. Esta es un comportamiento típico de mercados con competencia restringida, monopoloios y oligopolios. Hay pocos vendedores, que tienen un margen muy amplio para fijar precios a su gusto. En este caso discriminan precios en función del volumen de compra. Les interesa vender mayores volúmenes de producto, que suponen menores costes y premian a los clientes que compran más. Probablemente estarían asociados en alguna “societas” o grupo gremial y pactarían precios mínimos con independencia de la abundancia o escasez de producto. Todo esto es consistente con el comportamiento de los bienes de lujo y una demanda inelástica, en la que los precios varían poco a lo largo del tiempo.
Hemos partido de un as de Augusto y llegado a ciertas evidencias de lo que hoy consideraríamos malas prácticas de los comerciantes de pajarillos en Judea, pasando por los Evangelios. Sábado por la mañana