La monarca ordena que la plata de Rande “sea acuñada de cuando en cuando con toda la rapidez conveniente a las monedas actuales de nuestro reino, con la palabra Vigo debajo de nuestras efigies en cada pieza de dicho dinero». La reina Ana desea que la inscripción VIGO en esta acuñación «sea una marca que la distinga del resto de nuestras monedas de oro y plata, y para prolongar hasta la posteridad la memoria de esta acción gloriosa».
Desde luego, la última soberana de la casa Estuardo consiguió su propósito de deslumbrar a las generaciones futuras. Porque de aquí saldrán las monedas de oro y plata que hoy son un preciado tesoro de coleccionistas. Y por las que se han llegado a pagar más de trescientos mil euros.
«Fiat justitia et pereat mundus»