La diadema es una faja o cinta blanca que antiguamente ceñía la cabeza. Inicialmente la utilizaron los griegos en señal de victoria y en tiempos de Alejandro Magno pasó a ser un símbolo de realeza.
Posteriormente, los reyes y emperadores romanos la usaron como insignia de su dignidad. Aureliano fue el primero que se la puso, tomándola de los Persas. Después la utilizaron los Emperadores cristianos, renunciando a la láurea, cuyo adorno lo tenían por una especie de idolatría.
Las diademas del Bajo Imperio romano eran más sofisticadas, un aro de oro adornado con perlas o con perlas y rosetas que se ataba a la nuca dejando caer los lazos (llamados ínfulas) por detrás de la cabeza, y con el Imperio Bizantino se recargaría aún más con ricas pedrerías.
La diadema que portan las mujeres proviene de la palabra griega "Tainia" ("taenia" en versión latina), que quiere decir corona.
La diadema con el cetro son una prueba del orgullo romano, que quería hacer ver que el consulado estaba por encima de la dignidad real.
«Diademado» es el nombre que toma el busto del emperador o personaje de la moneda cuando lleva una diadema.
Busto con diadema de cinta. Sólido de Constancio II.
Busto con diadema de perlas. Miliarense de Constantino I.
Busto con diadema de rosetas. Semis AV de Valentiniano III.
Busco con diadema. Denario de Julia Mamaea.
Busto laureado y diademado de Venus. Denario de la familia monetaria Aemilia (Manio Aemilio Lépido). Roma 109 a.C.