Bonita moneda, compañero, para celebrar, además, un hecho, como tú dices, trascendental en el devenir de la II Guerra Mundial.
Precisamente, estoy leyendo ahora el libro de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer, en el que muchas mujeres soviéticas (actualmente, rusas, ucranianas o bielorrusas) que participaron de manera directa, como los hombres, en el frente soviético hablan de sus experiencias en la guerra, y varias de ellas hablan de la batalla de Stalingrado.
Un saludo.