Os he puesto el artículo, porque me ha llamado mucho la atención y me ha recordado algunas cosas de mi infancia.
Por una parte, en Granada, el barrio por antonomasia dedicado a la prostitución, era el que se encontraba entre San Matías, Escudo del Carmen y Ángel Ganivet. Antes de construír esta última calle, había en medio, un cerrillo sobre el cual se encontraba un ambulatorio que era en el que se reconocía a las prostitutas semanalmente y les sellaba una cartilla certificando que no padecían enfermedades infectocontagiosas. Era La Manigua.
Al construir la calle (bastante antes de que yo naciera), se derribó todo aquello y gran parte de las estrechísimas calles de la judería granadina. Desapareció el control, pero no las mujeres. En la parte alta seguían residiendo y ejerciendo.
Como el camino más corto entre mi casa y mi colegio era la calle Escudo del Carmen, pues todos los días la atravesaba cuatro veces. Evidentemente observábamos a estas mujeres y sabíamos a qué se dedicaban, pero no había ningún tipo de problemas, ni ellas los provocaban, ni los que pasábamos por allí. Las veíamos apoyadas en los quicios de sus puertas como la cosa más natural del mundo. Lo que sí nos hacía gracia era cuando aparecían los de la PM y veías salir por la otra punta del barrio a los soldados subiéndose los pantalones y corriendo desesperados.
Tampoco me dio nunca por requerir sus servicios (ni a mis compañeros), era como si fuera algo lejano a nuestro mundo, algo que está ahí, pero que no te planteas siquiera entrar en el juego.
Espero que os haya gustado esta historietilla.
Salud.