Un saludo a todos.
Hemos encontrado una ficha que no habíamos visto antes, y al investigar descubrimos que en la segunda mitad del siglo XIX, en Álava hubo varios balnearios.
Hemos redactado un pequeño documento para conocer un poco más de la historia de esta provincia, a través de una pieza curiosa.
Leyenda de la pieza: Manantial Rubaudonadeu * Vías respiratorias – Agua Azoada Bicarbonatada – Barambio – Álava * España
Alava ha contado con varias instalaciones, desde balnearios importantes hasta casas de baño más modestas, que aprovechaban las propiedades curativas de algunas fuentes declaradas de utilidad pública.
La época de construcción más frecuente de estas instalaciones, que tenían una finalidad a medio camino entre lo sanitario y lo social, fue la segunda mitad del siglo XIX. Se trató de una verdadera moda potenciada por el efecto del auge de una burguesía que quería asimilar los modos y formas de la nobleza y la alta burguesía europea, por un lado, y por otro, la implantación cada vez mayor de medidas higiénicas como curación y prevención en el ámbito sanitario.
Los vestigios que nos quedan de lo que en su día fueron verdaderos lugares de encuentro de la sociedad nos asombran, en muchos casos por la importancia de sus construcciones, el estilo arquitectónico utilizado – en la mayor parte de los casos el modernista, que era el que se estilaba en toda Europa por entonces – y la riqueza y modernidad – en aquél entonces – de sus instalaciones.
La mayor parte han desaparecido, algunos tras una corta existencia. Tal es el caso de los baños de Luyando, Amurrio o Barambio, a los que consagra sendos artículos, muy bien documentados, Gustavo Abascal en la revista Aztarna… Otros, más importantes, han sobrevivido como edificios pero hace tiempo ya que perdieron la utilidad para la que fueron concebidos. Este es el caso de de los Balnearios de Zuazo de Cuartango, de Nanclares de la Oca y del de Sobrón.
La función social de los balnearios debía ser al menos tan importante como la medicinal, ya que si se enviaba a un paciente realmente en mal estado es dudoso que sobreviviera ni siquiera al viaje, pues, tal como reza otra de las tarjetas de propaganda, el viaje desde Madrid se podía hacer en tan solo ¡ocho horas! Y en tres desde Bilbao.
El manantial de aguas sulfurosas que usaban tradicionalmente los vecinos de Baranbio y pueblos de los alrededores y de cuyas aguas aún se puede beber, está en el mismo centro de Baranbio; entre la carretera y el río Altubre. La fuente de la que manan las aguas es conocida como Uratz (agua con mal olor). La existencia de este manantial en Baranbio es conocida desde comienzos del S. XIX.
El análisis químico de sus aguas se llevó a cabo en 1868, y fue declarado de utilidad pública en 1869. Se trataba de un brote de aguas sulfurosas, claras, y con un suave olor a sulfuroso, y sin sabor apreciable.
Rondando el año 1880 hubo un pleito con el Concejo, y se desvió el agua de su brote primitivo, procediendose a la mezcla con el agua potable, por lo que hoy no se puede determinar la riqueza del manantial.
Historia del Balneario
En 1845 el entonces alcalde de Baranbio, Emterio de Urrutia, pide a la Diputación de Álava autorizacion para desviar el agua del manantial antes descrito, y la concesión de terreno para edificar un lugr adecuado para establecer una casa de baños. La mayor parte de los vecinos no sabían que el alcalde había tramitado la solicitud, y en 1846 aún no se había resuelto el conflicto, pero ya se tomaban baños de agua sulfurosa en el pueblo.
En 1869 se declaró el manantial de utilidad pública. El propietario del terreno donde nacían las aguas entro en litigios con el pueblo de Baranbio, por la caducidad del contrato de arrendamiento de la fuente común.
Al parecer este señor arrendaba el uso de las aguas (que eran del pueblo) y las utilizaba para dar baños con ellas en su domicilio. Por ello en las guías de época aparece como “casa de baños” hasta que en 1877 se cerró por descuido de su propietario.
En 1879 se procedió a la clausura del manantial, hasta que no se hiciesen las construcciones debidas, para la explotación de las aguas sulfurosas. Sin embargo, los vecinos siguieron aprovechando las aguas.
Pero unos se lucraban y otros no, con lo que los conflictos no cesaban aunque en teoría el manantial estaba clausurado.
En 1898 el propietario, que era José Rubaúndonadéu – Corcellés, pidió permiso para explotarlo sólo como bebida. Pero denegaron la solicitud porque se consideraba que había caudal suficiente para albergar un balneario, y no se permitiría explotar el agua como bebida, si no se había construido antes el edificio. No obstante, el señor Rubaúndonadéu – Corcellés se saltó las normas, y comercializó el agua con el nombre de “La Apestada”. Por supuesto, fue denunciado, por no tener construido edificio alguno que garantizase control higiénico y médico de las aguas.
Hacia 1905 la fuente se secó. Y en 1907 una vecina pidió permiso a la Diputación de Álava para hacer un registro de su propiedad a 11 metros de la carretera y 20 metros de la fuente. Parece que esperaba hacer aflorar el agua en su terreno, pero no se tienen más noticias…
En realidad, en Baranbio no llegó a haber un balneario como tal, sino la casa del sr. Telesforo Inchaurbe habilitada para baños, cerrada, y el afan de otros vecinos por aprovecharse del agua, sin un proyecto común.
Se dice que hasta la Guerra Civil siguieron funcionando baños de forma irregular, cuando por causa de una bomba, el edificio donde se aplicaban las aguas fue destruido.
Queda actualmente una fuente en cuya inscripción se puede leer: “Agua sulfo Azoada del manantial RUBAUDONADEU nº 1005 en Barambio cerca de Bilbao. España”
Edificio de Telesforo Inchaurbe
El edificio, que era la casa de Telesforo Inchaurbe, tenia tres plantas. En la planta baja se encontraban 5 gabinetes con pilas de zinc y un pequeño salón de descanso y en las otras dos superiores estaban la cocina y las habitaciones para albergar a los bañistas, con capacidad para 20 personas.
Acudían por temporada (de 1 de junio a 30 de septiembre) unas 100 personas, y el medio de transporte era el tren, y luego el carruaje hasta la casa. Destaca la estación de Amurrio, donde existía un servicio de ómnibus que unía su estación con el balneario de Luyando (6 km) en media hora y por 4 reales por persona con Barambio. Aunque no existía un servicio regular entre el centro termal de Barambio y Vitoria o Amurrio, era fácil procurarse transporte en ambos puntos al coste de 30 reales desde Vitoria (30 km) y 10 desde Amurrio (8 km).
Bibliografía:
Documentos del VI Encuentro de Historia Ferroviaria, Vitoria 2012Aztarna. Asociación de etnografía y difusión cultural del Alto NerviónBalnearios alaveses