Hola amigos del foro.
Esta es la historia del secreto de la tumba de Hernán Cortés.
El mayor enigma de Hernán Cortés fue su tumba.
Entre el siglo XIX y el XX, se dio por desaparecida y alimentó
uno de los grandes misterios históricos de América.
Hubo quien pensó que había sido saqueada, otros especularon
con el extravío, y algunos convirtieron el caso en una metáfora
del destino de España en México.
La verdad no andaba ni lejos ni cerca. Pero aún hoy, cuando la
tumba del conquistador languidece en el olvido, mantiene su
capacidad de sorpresa.En 1823, tras la Guerra de Independencia y ante la furia antiespañola
que barría México, el ministro mexicano Lucas Alamán, como detalla
el historiador Salvador Rueda, urdió una plan para evitar que cayera
en manos de profanadores y fuera destruida. RESTOS DE HERNAN CORTES EXAMINADOS EN EE.UU.
Al tiempo que hacía creer que los despojos habían sido enviados a Italia,
los ocultó primero bajo una tarima del Hospital de Jesús, el lugar donde
la leyenda considera que Cortés y Moctezuma se vieron por primera vez,
y 13 años después, tras un muro en la contigua
Iglesia de la Purísima
Concepción y Jesús Nazareno.La ubicación del nicho quedó silenciada y durante años permaneció en
secreto hasta que en 1843, el propio Alamán, para evitar que su paradero
cayera en el olvido, depositó en la embajada de España un acta del
enterramiento clandestino.
El documento, lejos de ver la luz, recibió tratamiento de secreto.
Dio igual que el embajador fuese conservador, liberal o republicano:
de un siglo a otro, el papel nunca salió de la caja fuerte diplomática.Hernán Cortés, el hombre que encarna como pocos el esplendor y la
barbarie de la Conquista, hacía mucho que había dejado de ser realidad
y se había convertido en un tabú en México.
Y la buena relación con el país norteamericano pasaba por su olvido.
Incluido el de su tumba.Así fue hasta que en 1946, un alto cargo del Gobierno republicano en
el exilio, de quien dependía la embajada, filtró una copia del documento.
El 28 de noviembre de aquel año las reliquias fueron plenamente identificadas.El hallazgo, tras 123 años de misterio, desató antiguos demonios.
Hubo quien pidió que los restos fueran arrojados al mar.
Otros llegaron más lejos.
Ante estos ataques, salió a la palestra el presidente del PSOE
y
exministro republicano Indalecio Prieto, exiliado en Méxicoy conocedor por su cargo del enigma.
En un conmovedor artículo publicado en la prensa de la época, reveló
la centenaria historia secreta y pidió la reconciliación.
“México es el único país de América donde no ha muerto el rencor
originado por la conquista y la dominación.
Matémoslo, sepultémoslo ahora aprovechando esta magnífica coyuntura”Sus palabras no tuvieron eco. México prefirió devolver los restos al lugar al
que los había arrojado la historia.
En 1947 fueron recolocados en un muro de la Iglesia de Jesús Nazareno.
A la izquierda del altar. Allí siguen.- ¿Viene alguien a visitarla?
- No viene nadie. Aquí no hay permiso para sacar fotos ni hacer turismo.
Eso nos lo tienen prohibido.
La secretaria de la iglesia ha respondido sin levantarse de la silla.
Está apostada a la entrada y mira con displicencia al recién llegado.
El templo, enclavado en una concurrida avenida del centro histórico,
parece medio abandonado.
A un lado se acumulan muebles antiguos; a otro, andamios y sacos.
La tumba no se aprecia a simple vista ni está indicada por ningún letrero.
Hay que llegar al fondo y mirar a la izquierda del altar.
A tres metros del suelo, se encuentra la placa que señala el lugar
donde descansa el conquistador.
Es de metal anaranjado. Sólo dice: Hernán Cortés 1485 - 1547.
Hasta pronto.
Un abrazo.
Roberto.