50 Pesos - Mexico 1983 - Coyolxauhqui

Aquí os dejo esta preciosa moneda mexicana. Es una lastima que esta moneda no se acuñase en su día en plata en vez de en cuproníquel. Mas tarde se acuño una onza de plata también con el diseño de la diosa Coyolxauhqui , pero a pesar de ser en plata y proof, la moneda de 50 pesos la supera en mucho.

50 PESOS - MEXICO 1983 - COYOLXAUHQUI


KM# 490
País: Estados Unidos de México
Año: 1983
Ceca: México
Valor facial: 50 Pesos
Metal: Cuproníquel.
Peso: 19,84 grs
Diámetro: 35 mm
Tirada: 45.000.000
Canto: Estriado
Anverso: Escudo Nacional de México representado por un águila sosteniendo en el pico una serpiente mientras se posa sobre un nopal. En un arco alrededor del diseño, la frase "ESTADOS UNIDOS MEXICANOS".
Reverso: Imagen de la deidad Coyolxauhqui. En el centro a la derecha el valor facial “$50”, debajo la fecha “1983” y la marca de Ceca“Mo” . En un arco a la izquierda la inscripción “Templo Mayor de México. Coyolxauhqui”.



En 1978 en la base de las escaleras del Templo Mayor de la Ciudad de México se descubría una enorme piedra de 320 cm de diámetro con forma de disco. En este disco de piedra se encuentra grabada la imagen desmembrada de la diosa de la luna, Coyolxauhqui .

La leyenda

Coyolxauhqui, que significa "pintada con campanas" , generalmente se la representa con campanitas en las mejillas, es la deidad azteca de la luna. Era hija de Coatlicue, diosa de la madre tierra. Coyolxauhqui era la líder de sus otros 400 hermanos, los Centzon Huitznahua, dioses de las estrellas.
Según cuenta la leyenda, Coatlicue estaba viviendo en Coatepec, donde hacía penitencia; tenía a su cargo barrer el templo. Una vez, mientras barría, cayó del cielo una hermosa pluma de colibrí que ella recogió y colocó en su seno. Cuando terminó de barrer, buscó la pluma que había guardado, pero no la encontró. En ese momento, quedó embarazada, con un nuevo hijo, Huitzilopochtli.
Cuando Coyolxauhqui y sus otros 400 hijos, los Centzon Huitznahua se enteraron de este misterioso embarazo, se ofendieron y se dirigieron a Coatepec para matar a su madre.
Coatlicue se espantó y se entristeció mucho. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, le decía: "No temas, yo sé lo que tengo que hacer". Sus palabras la consolaron, calmaron su corazón y la tranquilizaron.
Mientras tanto, Coyolxauhqui incitaba y avivaba la ira de los Centzon Huitznahua, que se aprestaron para la guerra. Pero uno de ellos, Cuahuitlicac, era falso con sus hermanos. Lo que decían, enseguida iba a comunicárselo a Huitzilopochtli.
Resueltos a acabar con su madre, los Centzon Huitznahua se pusieron en movimiento. Guiados por Coyolxauhqui, iban ataviados y guarnecidos para la guerra, marchando en orden.
Cuahuitlicac subió a la montaña, para decirle a Huitzilopochtli: "Ya vienen", describiendo la posición de los guerreros hasta que llegaron a la cumbre.
En ese momento nació Huitzilopochtli, cuyo nombre significa "Colibrí del su". Ya adulto, tomó su escudo de plumas de águila, sus dardos y su lanza-dardos de turquesa.
Pintó sus piernas y brazos de azul, dibujando en su rostro franjas diagonales. Sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras y en su pie izquierdo se calzó una sandalia cubierta de plumas.
Con el fuego de la serpiente hecha de teas Xiuhcoatl, que obedecía a Huitzilopochtli, éste hirió a Coyolxauhqui y le cortó la cabeza en la ladera de Coatépetl, "la montaña de la culebra".
El cuerpo de la diosa rodó hecho pedazos; por diversas partes cayeron sus manos, piernas y cuerpo. Su furioso hermano arrojó su cabeza al cielo y ella se convirtió en la Luna.
Huitzilopochtli, también el dios Sol, persiguió a los Centzon Huitznahua, desde la cumbre de Coatépetl hasta el pie de la montaña. En vano se revolvían contra él; nada pudieron hacer, no pudieron defenderse.
Muchos le rogaban, diciéndole; "Basta ya". Sólo unos cuantos pudieron escapar de su saña y librarse de la muerte, dirigiéndose hacia el Sur y convirtiéndose en estrellas.
Cuando Huitzilopochtli les dio muerte y sació su ira, les quitó sus atavíos y adornos; se los apropió e hizo de ellos sus propias insignias.
Considerado un portento por ser concebido sólo con la pluma de un colibrí que cayó en el vientre de Coatlicue, Huitzilopochtli ocupaba un lugar principal en la mitología azteca, incluso delante de su madre