Hay quien afirma que la historia del hórreo comenzó con el Imperio romano (horreum). Sería una tecnología que éste dejó, y que perduró en algunas partes del norte de la Península Ibérica como un medio eficaz para mantener el grano a salvo de los roedores. Lo que es seguro es que uno de los nombres actuales de esta edificación proviene del latín. Sin embargo, la tecnología constructiva básicamente ya es conocida en estadios civilizatorios muy anteriores a los romanos, en los propios territorios del Imperio, pero también en muchos otros lugares del planeta donde aquéllos nunca pisaron. En Europa se encuentran restos arqueológicos del Neolítico, y de la Edad del Hierro en las actuales Francia y Alemania, en contextos ligados a la práctica de la agricultura. Una de las representaciones gráficas más antiguas, también prerromana, se halla en Valcamónica, norte de Italia, que posee un importante conjunto de insculturas pétreas, atribuidas a los celtas lepónticos. Por lo tanto cabe también la posibilidad de que los hórreos del noroeste ibérico sean prerromanos, hipótesis no descartable, aunque tampoco demostrable a falta de hallazgos arqueológicos similares por ejemplo a los de la antigua Gali
Su principal función es la de guardar los alimentos generados y consumidos en la casería asturiana, al fin y al cabo durante siglos existió una economía de subsistencia donde los alimentos consumidos eran mayormente los producidos en la misma casería. Tres tipos de alimentos se almacenaron en él, en su interior y exterior se guardó la producción agrícola, escanda, centeno, manzanas, castañas y otros frutos, patatas, maíz, cebollas, fabes etc., el producto lácteo por excelencia, el queso, que da nombre a una de sus partes y los productos cárnicos derivados de la matanza anual que permiten su conservación, chorizos, morcillas, jamones y cecinas. En talameras o tenovias es frecuente ver colmenas o truebanos para la producción de miel.
En caso de ser necesario sirvió en muchas ocasiones de dormitorio, no era raro ver una cama en su interior. En el suelo y a cubierto se guardó tradicionalmente el o los carros, modernamente es muy normal que, ante la falta de estos, su espacio sea ocupado por el coche o el tractor. Igualmente debajo de él es frecuente ver un banco de carpintero u otras herramientas de profesiones tradicionales, es un pequeño taller a cubierto de la lluvia, por esta misma razón alberga el tendedero en días lluviosos o la leña troceada para todo el invierno. No son pocos los hórreos llenos de muebles o todo tipo de cosas inservibles, es muy normal usarlos de trasteros. En los que poseen cierre en su parte inferior, además de para todas estas funciones, este espacio fue utilizado como cuadra o gallinero.
Un sinfín de utilidades se le dio tradicionalmente, en muchos casos perdidas debido al abandono de la agricultura y ganadería. Hoy día es casi inconcebible construir un hórreo para estos usos y se apuntan otros nuevos como son para una especie de vivienda de fin de semana o uso turístico, en estos casos se le añaden ventanas y otro tipo de elementos no tradicionales a la vez que el cemento se deja ver en todas sus formas. El hórreo pierde su finalidad y cambia sustancialmente su diseño, en principio no nos gusta, pero tal vez con los siglos no deje de representar una evolución debido a su adaptación a una nueva economía que dejo de ser de subsistencia.
La diferencia fundamental entre hórreo y panera estriba en que el primero es de planta cuadrada y apoyos en sus cuatro esquinas, mientras la panera es de planta rectangular y además de estos cuatro apoyos lleva otros en sus lados más largos, en algunos casos supera en total la docena de pegollos. El tejado en el caso del hórreo se realiza con la unión en su punto central de los cuatro aguilones, en el caso de la panera se unen los aguilones dos a dos, llevando unas tijeras de estos a las paredes de la panera, la unión de los cuatro aguilones se realiza mediante una pequeña viga llamada cumbre o viga cumbrera.
La aparición de la panera es posterior a la del hórreo, siendo una evolución de este al aumentar la producción agrícola en el siglo dieciocho debido a la generalización del cultivo de plantas traídas de América como el maíz y la patata. Al adaptarse estas planta tan bien al clima atlántico aumentó la producción y con ello la necesidad de espacio para almacenarla bien dentro o colgando riestras en sus paredes o corredores, nacidos estos de la necesidad de caminar alrededor de sus paredes.
Aunque en muchísimos casos los hórreos y paneras perdieron su función agrícola, al asturiano en general le gusta tener en su casa alguno, se les sigue apreciando y cuidando por su estética, edificándolos nuevos en chalets y casas de aldea, y con todo ello transmitiendo este elemento de la cultura material a las siguientes generaciones