aqui va otra, dedicada a todos los que os gustan estas bonitas monedas portuguesas. es conmemorativa de la batalla de Ourique (1139dc)
-valor facial: 10 escudos
-reinado: república
-año 1928
-composición: plata 835 milésimas
-peso: 12,5 gramos
-diámetro: 30 mm
-tirada: 200000 piezzas
-nº catálogo: km579
sube imagenesshare imagey aqui os dejo (para el que quiera leerse el tocho claro) la historia sobre esta famosa batalla para nuestros vecinos portugueses:
La batalla de Ourique se desarrolló muy probablemente en los campos de Ourique, en el actual Bajo Alentejo (sur de Portugal) en el año 1139, de acuerdo con la tradición, el día de Santiago, que la leyenda popular había hecho patrono de la lucha contra los moros; uno de los nombres populares del santo, era precisamente Matamoros.
Fue trabada en una de las incursiones que los cristianos hacían en tierra de moros para incautar ganado, esclavos y otros despojos. En ella se hicieron frente las tropas cristianas, comandadas por Alfonso Enríquez, y las musulmanas, en número bastante mayor.
Inesperadamente, un ejército musulmán les salió al encuentro y, a pesar de la inferioridad numérica, los cristianos vencieron. La victoria cristiana fue tan grande que Alfonso Enríquez se proclamó Rey de Portugal (o fue aclamado por sus tropas aún en el campo de batalla) y comenzó a usar la intitulación Rex Portugallensis (Rey de los Portucalenses o Rey de los Portugueses) a partir de 1140, haciendo de rey de facto, aunque la confirmación del título de jura por la Santa Sede data sólo de mayo de 1179. El reconocimiento por parte de León había llegado en 1143 por el Tratado de Zamora, gracias al deseo del rey Alfonso VII de ser emperador (y, por tanto, de necesitar reyes como vasallos).
La idea de milagro unido a esta batalla surge por primera vez en el siglo XIV, muy después de la batalla. Ourique sirve, a partir de ahí, de argumento político para justificar la independencia del Reino de Portugal: la intervención personal de Dios era la prueba de la existencia de un Portugal independiente por bondad divina y, por lo tanto, eterna.
La leyenda narra que aquel día, consagrado Santiago, el soberano portugués tuvo una visión de Jesucristo y de los ángeles, garantizándole la victoria en combate. Pero ese pormenor fue interpuesto más tarde en la narrativa, siendo prácticamente calcado de la narrativa de la batalla del Puente Milvio, oponiéndose en el 312 en el campo Majencio a Constantino el Grande, según la cual Dios habría aparecido a este último diciendo IN HOC SIGNO VINCES (en latín, «Con esta señal vencerás!»).
Este evento histórico marcó de tal forma el imaginario portugués, que se encuentra retratado en el escudo de Portugal: cinco escudetes (cada cual con cinco bezantes), representando los cinco reyes moros vencidos en la batalla.