Una vergüenza para todos los cordobeses, entre los que me incluyo. Vi como lo descubrían y vi como lo destruían. Desde ese día deje de creer en la protección del patrimonio de las administraciones. He visto destruir tanto patrimonio en Córdoba, que dan ganas de llorar, sobre todo por la indolencia de mis paisanos. Ahora vivo en Toledo, donde al menos parece que a la gente le importa un poco mas su herencia y cultura. Una pena...