En el futuro no habrá cementerios, ya apenas te dejan enterrar a nadie y como mucho, a los ochenta años te echan a la basura, vamos, al osario común. Aunque hayas pagado una fortuna por un nicho, columbario o tumba "a perpetuidad". No quieren que se entierre a nadie y ponen todos los impedimentos posibles. Pero de todos modos, tarde o temprano acabaremos en "el polvo". Y si no mirad a los antiguos que dedicaron un gran esfuerzo y recursos en sus tumbas y hoy están prácticamente todas vacías y el muerto volando entre el polvo. Y ¡qué más da! Muerto el burro, la cebá al rabo, decía el refrán.