Vamos con una colonial...
Desde 1705 Túnez fue un beylicato del Imperio Otomano. Los beylicatos eran territorios gobernados por un bey, generalmente en los confines del imperio y con una independencia casi total de Constantinopla.
El beylicato de Túnez no fue una excepción y practicamente su sumisión a la Sublime Puerta se limitaba a citar al sultán en la oración de los viernes en las mezquitas, a poner su nombre en las monedas y a una embajada anual con algunos regalos.
Los beys tunecinos pertenecían a la dinastía husaynita, fundada por Al-Husayn ibn Ali, hijo de un comandante turco de origen griego que se había convertido al islam.
En abril de 1881 tropas francesas cruzaron la frontera desde Argelia con el pretexto de perseguir a unas bandas de saqueadores y en tres semanas y sin disparar un tiro, ocuparon Túnez. El 12 de mayo de ese mismo año obligaron en el Palacio de El Bardo (hoy un magnífico museo con una gran colección de mosaicos romanos) a que el bey Muhammad ibn al Husayn (conocido por los franceses como Sadok Bey) firmara un tratado, bajo amenaza de muerte, por el que Túnez se convertía en un protectorado francés y el bey pasaba a ser una figura meramente protocolaria y ceremonial.
El 20 de marzo de 1956 Francia concedía la independencia a Túnez y un año después la Asamblea Nacional abolia el beylicato e instauraba la república.
En 1906 fue nombrado bey Muhammad al-Nasir, quinto bey de la dinastía husaynita. Título que mantuvo hasta su fallecimiento en 1922.
De esta época es esta moneda de 10 céntimos de franco de 1919.
Acuñada en París en níquel-bronce, mide 21 mm y pesa 3,94 g. Se acuñó entre 1918 y 1920, con una tirada de 2.712.000 piezas la de 1919.
En anverso, en francés, no tiene problemas de identificación. Y esta cara aparece la cornucopia de París y la antorcha del grabador general Henry Patey.
En el reverso, escrito en árabe, "Muhammad al-Nasir bey de Túnez", el valor y la fecha según el calendario islámico (1337).
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