Utilizando el buscador, compruebo que se han presentado múltiples denarios de los que acuñó Marco Antonio en el camino de la batalla de Accio, la derrota y la muerte. En concreto he visto los dedicados a las legiones III, VI, VIII, VIII y IX, X, XII, XIII, XIV, XV y XIX. No he visto la de la aquí presento, la II. La abundancia de referencias indica tanto el elevado número de ejemplares disponibles por lo abultado de su acuñación, como la fascinación que siguen produciendo en muchos de nosotros por su belleza iconológica y la apasionante historia a la que obedecen. Como ésta última es bien conocida, me centraré en la primera.
RRC 544/14
Diámetro: 17,1 mm
Peso: 3,65 g.
Anverso: Galera pretoriana a derecha, alrededor leyenda: ANT AVG III VIR RPC (Antonii auguris tresviri rei publica constituendae) Podemos ver lo que los romanos llamarían una
navis ornata preparada para el combate (con el mástil principal abatido y sin velas) representada con doce remos visibles (si era una quinquereme podía haber tenido en la realidad un total de unos 120 remos manejados por unos 300 remeros) con aplustre y timón doble en popa. A proa, mástil inclinado con estandarte, acrostolio con decoraciones circulares, espolón principal o
rostrum, terminado en tridente, y espolón superior o
proembolion. Se distinguen sendas estructuras sobre cubierta a proa y a popa, probablemente por su ubicación torres para uso de arqueros o balistas (
propugnacula).
Reverso: Aquila entre dos estandartes tipo signum, entre ellas leyenda: LEG II. El
Aquila o águila legionaria representa la legión entera con exclusividad desde las reformas de Mario (104 a.C.). En este periodo eran de plata y llevaban las alas desplegadas en sentido vertical como aquí vemos, en lugar de extendidas lateralmente como sería después lo común. Del cuello del ave puede verse en la moneda que pende lo que se ha señalado que es una pequeña campanilla, probablemente con una función similar a la de los tintinábulos civiles (ahuyentar los malos espíritus o la mala fortuna).
Encarnaba el espíritu y poder divino de la legión y su pérdida era su mayor desgracia. No abandonaba el campamento salvo que se moviera la legión entera. La llevaba el
aquilifer bajo la protección del
primus pilus en la primera cohorte.
De los estandartes tipo
signum, habría uno por manípulo en este periodo (cada cohorte estaba formada por tres manípulos, diez cohortes formaban una legión). En cada uno de los estandartes representados en esta moneda puede verse de arriba hacia abajo: moharra, travesaño, fáleras,
lunula (creciente) y borlas.
Además de representar la unidad correspondiente eran instrumentos para facilitar la formación, posición y cohesión de las tropas, transmitiendo las órdenes con sus movimientos. Este control de la unidad de acción se subraya en las fuentes clásicas como una de las principales características del modo de lucha romano frente a otros pueblos. Los llevaba un
signifer, próximo a las primeras líneas, que se cubría con una piel de oso o de lobo (de león en el caso de los pretorianos). También tenían un significado religioso y se guardaban en un edificio especial (
sacellum) situado en un lateral del
praetorium, en el centro del campamento. Durante la marcha en columna se reunían todos los
signa alrededor del águila.
Leyenda:
LEG IIHay que excluir, en primer lugar, que puede tratarse de la posteriormente conocida como Legio II
Augusta porque consta que ésta luchó con Octaviano, no con Marco Antonio, en las batallas de Filipos, Perugia y Accio.
Tampoco por ser claramente posteriores, de entre las múltiples listadas con ese número, de la Legio II
Adiutrix (Vespasiano), Legio II
Italica (Marco Aurelio), Legio II
Parthica (Septimio Severo), Legio II
Traiana Fortis (Trajano, evidentemente), Legio II
Armeniaca (siglo IV), o de la Legio II
Flavia Constantia (Diocleciano) .
Pero se puede rastrear el origen de la Legión II de Marco Antonio a la que se dedicaría esta moneda. Hay que recordar que las legiones romanas no comienzan a mantener su nombre por orgullo de cuerpo hasta época de César y que los numerales I a IV se reservaban tradicionalmente para las legiones que reclutaban los cónsules anualmente. César no formó sus legiones I a IV hasta su segundo consulado de 48 a.C., al inicio de la guerra civil contra Pompeyo, y sería éste el origen de la que nos ocupa.
Consta que, entre las legiones cesarianas que habían quedado estacionadas en Macedonia para la campaña contra Dacia que César planeaba ejecutar antes de ser asesinado y que Marco Antonio trajo de vuelta a Brindisi el 44 a.C., estaba la II (eran las II, IV, Marciana y XXXV), permaneciendo leal a él cuando la IV y la Marciana se declararon a favor de Octaviano. También que después participa en las batallas de
Forum Gallorum (en esta derrota la II perdió su águila) y Mutina, y que acompañaba a Antonio en
Forum Iulii, cuando se le une Lépido y sus legiones, huyendo Décimo Bruto. Posiblemente participó también en la batalla de Filipos (42 a.C.).
Sería disuelta o refundida con otras unidades tras la batalla de Accio (31 a.C).