Aquí os presento estos 8 reales que han debido llevar una azarosa vida como la intensa historia que los comentan; y que no por ser conocida deja de ser épica.
Espero que gusten.
Aleación: plata 0.896 ml
Peso: 26.87
Diámetro: 39 mm
Alineación: medalla
Anverso:CAROLUS . IIII . DEI . GRATIA . 1804 .
Reverso:REX . Mo . 8R . T . H . HISPAN . ET IND .
Canto: cordoncillo
El
9 de febrero de 1804 llegó a Puerto Rico la
Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, o más comúnmente llamada
Expedición Balmis en honor al médico
Francisco Javier Balmis y Berenguer que la pensó, organizó y dirigió.
La viruela era una enfermedad que periódicamente sacudía, en brotes letales, a todo el planeta. Era, en palabras actuales, la mayor y más mortífera pandemia que azotaba a la humanidad, sin distinción de sexo, edad o clase social.
Se estima que en Europa murieron unos
60 millones de personas durante el siglo XVIII, y la escabechina en la población de la América española no era menor.
Carlos IV se mostró receptivo a la expedición, puesto que tenía reciente la muerte sufrida por su hija la infanta
Maria Teresa a causa de la enfermedad, incluso la de su predecesor
Luis I.
El
30 de noviembre de 1803 zarpó la corbeta
María Pita que llevaba a los
veintidós niños que son los auténticos protagonistas de esta bella historia. Una película de TVE de 2016 los denominaba “
22 ángeles”.
Balmis, como director, encabezó la que puede considerarse primera misión humanitaria de la historia, que entre 1803 y 1806 llevó la vacuna hasta América y Asia.
El resto de componentes fueron:
José Salvany y Lleopart, cirujano.
Francisco Pastor y Balmis. Practicante, sobrino de Balmis y ayudante en las vacunaciones de Madrid.
Rafael Lozano Pérez. Cirujano.
Basilio Bolaños, Antonio Pastor y Pedro Ortega. Enfermeros con experiencia en lasvacunaciones.
I
sabel Zendal y Gómez. Enfermera y rectora de la casa de niños expósitos de La Coruña, de donde procedían los niños que transportarían la viruela “viva”. También se hizo cargo de los 26 niños que viajaron desde Acapulco a Filipinas. Finalmente regresó con estos niños a Méjico y ella se estableció en Puebla y ya no volvió a la península.
Los niños: seis venidos de la Casa de Desamparados de Madrid, otros once del Hospital de la Caridad de La Coruña y cinco de Santiago. Niños entre los que se encontraba el propio hijo de Isabel, Benito Vélez, de nueve años, y Andrés Naya (8 años), Antonio Veredia (7 años), Cándido (7 años), Clemente (6 años), Domingo Naya (6 años), Francisco Antonio (9 años), Francisco Florencio (5 años), Gerónimo María (7 años), Jacinto (6 años), José (3 años), Juan Antonio (5 años), Juan Francisco (9 años), José Jorge Nicolás de los Dolores (3 años), José Manuel María (6 años), Manuel María (3 años), Martín (3 años), Pascual Aniceto (3 años), Tomás Melitón (3 años), Vicente Ferrer (7 años), Vicente María Sale y Bellido (3 años) y un niño más que falleció durante el viaje. Ninguno de ellos regresó a España.
La vacuna debía ser llevada por niños que no hubieran pasado la viruela, y se transmitió entre ellos cada nueve o diez días.
El 7 de febrero de 1805, tras haber terminado con las vacunaciones masivas, no solo en México capital, sino en otras zonas más alejadas como Puebla, Zacatecas o San Luis de Potosí, consiguiendo en estos lugares 26 niños mexicanos para portar la vacuna a Filipinas, la Expedición zarpa de Acapulco a Filipinas en el
Galeón de Manila. Balmis se quejó de que la comida y el trato dado a los niños durante el viaje por el Pacífico fue lamentable.
Allí dejó al cuidado del Virreinato los 22 niños que había traído desde La Coruña. Nunca volvieron a la península.
Por su parte, Salvany dirigió una expedición de vacunación que llegó hasta Chile. Durante esta Salvany falleció a causa de tuberculosis. Esta expedición fue tanto o más exitosa que la de Balmis, y fue recibido como un auténtico héroe en las actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú (aquí administró 200.000 dosis), y Bolivia, donde murió en
julio de 1810.15 de abril de 1805 llegó a Manila haciendo vacunaciones masivas en la capital, Santa Cruz y las islas más cercanas de Cebú, Mindanao y Zamboanga.
14 de agosto de 1806 Balmis regresó a Lisboa y de allí a Madrid donde fue recibido por el rey el 7 de septiembre.
Los miembros de la Expedición que habían quedado en Filipinas regresan a Acapulco y entregan los niños mejicanos a sus familias. La mayoría de expedicionarios no volvieron a España debido a la inminente guerra.
Una hazaña a la que los españoles no le hemos dado la importancia que se merece, ni hemos reparado en las circunstancias humanas, a veces trágicas, que la rodearon.