Con esta pieza cierro la serie sobre la vida de Caracalla, nacido como Lucio Basiano y muerto como Marco Aurelio Antonino, o simplemente Antonino como lo llaman los cronistas de la época. Quedan apenas dos años desde los incidentes de Alejandría y el asesinato del emperador. Pero tratándose de quien se trata, y a estas alturas ya lo conocemos bien, poco tiempo es suficiente. Los últimos años de Caracalla dejaron sus obras más reconocidas en materia edilicia y monetaria. Me refiero a las termas, iniciadas por su padre en Roma, y la reforma que dio lugar al antoniniano como nueva moneda. El emperador continuó sus andanzas fuera de Roma, a donde no regresó nunca más desde que partió hacia el Danubio tres años atrás.
El incremento de la presión fiscal y la ampliación del número de contribuyentes a través de la ciudadanía ayudaron a compensar el creciente gasto militar, en forma de aumentos de paga y donativos, y los caprichos del emperador. De esta forma se pudo mantener la estabilidad presupuestaria, al menos nominalmente. En la economía real la inflación llevaba desbocada desde finales del principado de Marco Aurelio y las turbulencias de finales del siglo II. La cesta de la compra siguió encareciéndose durante los años que Caracalla gobernó en solitario y en 215, el año de la masacre de Alejandría, el malestar debió hacerse sentir por la tropa. Si hasta ese momento mantuvo contentos a los soldados aumentando la cantidad de denarios de la paga, ahora se presentaba un problema añadido. La producción de las minas de plata había decaído por varios motivos. Cuando no era el agotamiento del yacimiento eran problemas de productividad de los esclavos, muy castigados por los efectos de las sucesivas oleadas de la peste Antonina. Tanto el peso como la calidad de la aleación de los denarios había sido degradado desde mediados del siglo anterior, y parece que en esta ocasión no se quiso ir más lejos en esa dirección. En cambio, el conejo que salió de la chistera fue una nueva moneda, el antoniniano. El aureo se devaluó un 17%, pasando a un peso de 6,5. La nueva moneda de plata aumentó su peso a unos 5g., pero mantuvo la baja ley de un 50%. El valor real del antoniniano equivalía a un denario y medio, pero su valor nominal se estableció en dos. Esto lo llamamos ingeniería financiera
. El 25% de las nuevas pagas de la tropa era puro aire. Esta maniobra no debió funcionar durante mucho tiempo en el mercado real y parece que no frenó el encarecimiento de la vida, ya que el antoniniano apenas sobrevivió a su creador, y no volverá aparecer hasta 20 años después, en tiempos de los Gordianos. Para diferenciar los nuevos antoninianos de los denarios, con los que coexistieron, se añadió una corona radiada al busto del emperador, y una luna creciente al de las augustas.
Al año siguiente se inauguró en Roma la terma que hoy lleva su nombre, al sur del Aventino y el Circo Máximo. La gran terma que Trajano construyó sobre los restos de la Domus Aurea de Nerón se había quedado corta para la población de la ciudad, impulsada por la estabilidad y el crecimiento económico durante el siglo II. Las obras fueron iniciadas por Severo, que alcanzó a terminar la suya privada en el Palatino, pero no la pública. Se concluyó en 216, con Caracalla intentando hacerse con el reino de los partos. Fueron las termas más grandes de Roma hasta que Diocleciano construyó la suya junto al Castro Pretorio. Estuvieron funcionando hasta que Alarico cortó los acueductos que abastecían la urbe durante el asedio. No me voy a extender más con este edificio. Merece la pena visitarla si pasáis por Roma. Aunque algunas de sus fuentes y bañeras fueron desperdigadas por las plazas y fuentes de la cuidad, todavía se puede apreciar con bastante detalle la funcionalidad y la magnitud de la obra. Os dejo este video con un recorrido por una reproducción virtual del edificio. Los que la hayáis visitado reconoceréis rápidamente las partes y decoraciones del edificio.
https://www.youtube.com/watch?v=XQV8BJFAkrMPoco después de su estancia en Alejandría Caracalla se propuso hacerse con el imperio de los partos. Lo intentó por la vía pacífica, pidiendo al rey Artabano la mano de su hija con la promesa de una alianza con la que gobernarían juntos el resto del mundo. El rey parto, que se olió las verdaderas intenciones del príncipe de Roma, rechazó su proposición. Aquí volvemos a tener dos versiones enfrentadas. Según Herodiano, Artabano acabó cediendo por la insistencia de Caracalla y los regalos y juramentos que le había hecho. Si nos atenemos a Dión, el rey parto nunca accedió y Caracalla decidió lanzarse al saqueo de Media. En la historia de Herodiano, Caracalla habría traicionado a Artabano ordenando a sus tropas atacar a los partos en las vísperas de la boda. Fuera como fuese, en 216 Caracalla estaba en guerra con los partos. Los romanos saquearon Media, donde se impusieron con facilidad a los bárbaros. Allí Caracalla profanó las tumbas de los reyes partos y esparció sus huesos por los alrededores. Los partos se retiraron al otro lado del Tigris, donde organizaron sus tropas para un contrataque al año siguiente. Hay una laguna en el texto de Dion que no nos permite saber como se desarrollaron los acontecimientos tras la reorganización del ejército parto. Se sabe, por Elio Esparciano, que escribió al senado reivindicando el título de Pártico. A partir de este momento, todas las fuentes se concentran en la muerte del emperador.
Caracalla fue asesinado por sus propios guardias en algún lugar cerca de Carras, como resultado de una conspiración entre quienes estaban a cargo de su seguridad. El emperador se había convertido, si no lo era ya antes, en un paranoico de las conjuras, y se pasaba el tiempo consultando oráculos y astrólogos para tratar de anticiparse. Escribió a Materniano, su amigo más fiel al que dejó a cargo de los asuntos de Roma, y le pidió que consultara a los astrólogos y adivinos acerca de posibles conspiraciones. Este, bien porque los augurios se lo sugiriesen, o por intereses personales, escribió a Caracalla advirtiéndole que unos de los prefectos de la guardia, Macrino, conspiraba contra él. Parece ser que Macrino, el más educado de los dos prefectos, tenía motivos para estar, cuando menos, resentido con el emperador, ya que era continuo objeto de sus burlas y críticas. La carta llegó al campamento justo cuando Caracalla se disponía a competir en una carrera de carros, y que ordenó a Macrino que se ocupase del correo y que despachase personalmente las cartas que no fuesen importantes. Solo había una carta importante que, obviamente, Macrino hizo desaparecer. Antes de que pudiese llegar otra carta, el prefecto movió ficha. Convenció a un centurión llamado Marcial, cuyo hermano había sido injustamente condenado a muerte, para que le ayudase. La oportunidad se presentó un día que Caracalla decidió hacer una peregrinación a un templo de Selene cerca de la ciudad. Salió del campamento con una guardia muy reducida, al mando de Marcial. Ocurrió que en el camino le entró un apretón, y mandó a la guardia dejarlo solo para aliviarse sin mirones alrededor. Marcial se le acercó por detrás y le asestó una puñalada mortal que lo dejó en el sitio. Marcial intentó escapar a caballo, pero los soldaos de la guardia germana lo derribaron a golpe de jabalina sin que pudiese delatar a otros implicados. Macrino fingió no tener nada que ver, incineró el cadáver y le mandó las cenizas a Julia, quien poco después se suicidaría. A partir de ahí tomo el poder, obtuvo el reconocimiento de un Senado encantado de librarse del anterior emperador y reemprendió la guerra contra los partos.
Y hasta aquí llegó la historia de Caracalla a través de mis denarios. Lamento no tener ninguna pieza de Macrino para continuar con la saga, pero tampoco voy a tener mucho tiempo en los próximos meses. Tal vez en este tiempo me puedo hacer con alguna y retomar a los Severos con ella. Pero eso ya no depende de mi
. También siento no tener ningún antoniniano, que sería lo más apropiado para este post. Será otra pieza para poner en la lista de deseos.
El denario que pongo en este post se acuño en 209, cuando Caracalla contaba 24 años según el cómputo inclusivo. Ese año Geta fue nombrado co-augusto, junto a su padre y hermano, y recibió la potestad tribunicia. Se mascaba la tragedia, tres años después solo quedaría un augusto. Ahí os la dejo, espero que os guste.
Denario de Caracalla, Roma, 209 dC.
Anv.: ANTONINVS PIVS AVG, busto laureado a derecha.
REV.: LIBERTAS AVG, Libertas en pie a izquierda sosteniendo pileus y cetro.
RIC IV 161.
Peso: 2,8g.
Diámetro: 19mm.