Completamente de acuerdo con el epílogo del artículo:
Fuese cual fuese la causa de su muerte, lo cierto es que Lorca fue víctima —una de muchas— de aquel tsunami que partió España en dos y que dejó tantas heridas entre compatriotas. Una tragedia que permitió que salieran a flote muchos odios larvados durante años y que muchos aprovecharon para saldar deudas y resarcir odios del pasado. En muchas ocasiones no se ondearon banderas políticas, sino las del odio, miedo y el resentimiento. Aquellas heridas permanecieron abiertas durante décadas, costando otras tantas que cicatrizaran. Por ello, ningún político debería jugar al irresponsable juego de desenterrar odios pasados por pura estrategia electoral.
En el caso de Lorca, su obra es tan inmensa y rica que no deberían importarnos las causas de su muerte. Debería ser patrimonio de toda España y no una bandera política. Él lo hubiese querido así.