Otro fin de semana mas que inauguramos.
Bueno la completa "culpa" de este post la tienen dos artistas de este blog,
@Fredericus y
@Ajuntachapas. Estos dos señores me deleitaron en su momento con una moneda de la cual me enamoré nada mas verla, es de esas piezas que ya no puedes ignorarlas hasta conseguirla. Pues bien, ahí va dedicada esta entrada y moneda a mis amigos, con mi mas sincero agradecimiento. Y espero que os guste a todos, tanto como a mi.
País: Portugal
Época: Emanuel II (1908-1910)
Año: 1910
Valor: 1000 reis
Ceca: Lisboa
Marcas: Ninguna
Ensayador: Valancio Alves
Acuñación: Prensa moderna
Metal: Plata 917
Peso: 24,92g
Diámetro: 37mm
Canto: Estriado
Tirada: 200.000
Catálogo: KM# 558
Conservación: MBC+
Rareza: Frecuente
Anverso:
Leyenda
EMANVEL·II · PORTVG: ET · ALGARB: REX (Emanuel II Rey de Portugal y el Algarve) con la fecha de acuñación entre dos estrellas de cinco puntas en la parte inferior
1910. Busto a izquierdas del monarca Emanuel II mirando con la firma del grabador
V. ALVES (Valancio Alves) en la base del cuello.
Reverso:
Leyenda
CENTENARIO DA GUERRA PENINSULAR y en la zona inferior entre dos rosetas el año se acuñación
· 1000 REIS ·. Como figura central el escudo coronado nacional de Portugal sobre una banda con un león enmarcado. Como fondo de la composición una bandera y un fusil cruzados sobre una corona de laurel y roble, y atravesado en horizontal en último término, el cuerpo de un cañón. Entre la leyenda y la corona del escudo las fechas de la contienda
1808 1814.
Canto:
Estriado
Observaciones:
1910. Portugal. 1000 reis. Centenario Guerra peninsular, 1808-1814. (KM# 558). 24,92 g. Ag. (MBC+). Ex Leilões (42/1175).
La Guerra de la Independencia (o Guerra Peninsular, para los ingleses y portugueses),unió de un modo particular a Portugal y España contra los franceses. Pero con matices diferenciales. Inicialmente, Portugal y España eran enemigos. La invasión a Portugal de 1807fue una invasión franco-española. No obstante, con la evolución de la situación política después del 2 de mayo de 1808, todo cambió. Las nuevas autoridades españolas, si bien controlando apenas parte del territorio, van a actuar en sintonía con las autoridades portuguesas fieles al Príncipe Regente, ahora reforzadas con los británicos. En tanto en España ocurren profundas divisiones, con afrancesados fieles a José Bonaparte, y ausencia de liderazgo motivada por la retención de Carlos IV y de Fernando VII en Bayona, en el caso portugués hay unanimidad en cuanto al reconocimiento de D. João como príncipe regente y garante de la legitimidad integral. Los afrancesados portugueses, si es lícito usar tal concepto, son raros y en su mayor parte permanecen en el extranjero, integrados en el ejército napoleónico. Otro aspecto que merece un estudio del papel de las fuerzas irregulares españolas y portuguesas. Terminada la guerra en territorio nacional, a partir de 1811 tropas portuguesas continuaron luchando en España.
Manuel nació el 15 de noviembre de 1889, en el último año del reinado de su abuelo Luis I. Siendo el segundo hijo del monarca Carlos I, libró de responsabilidades políticas no así su hermano mayor Luis Felipe de Braganza, heredero del trono portugués. Pero, su reinado se inició repentinamente en 1908, año en el que radicales republicanos asesinaron a su padre, el rey Carlos y a su hermano mayor durante un desfile en Lisboa, por lo que Manuel fue proclamado rey días más tarde como
Emanuel II de Portugal. El desprestigio de la Casa de Braganza durante los últimos veinte años difícilmente podía ser revertidos por el inexperto monarca, aun cuando personalmente el propio rey no era impopular. En su proclamación fue nombrado caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro por el rey Alfonso XIII de España.
La revolución republicana se inició el 4 de octubre de 1910, con una pequeña sublevación militar en Lisboa. Aunque dicha revuelta no disfrutaba de apoyo popular masivo, los monárquicos tampoco gozaban de simpatías suficientes para una oposición armada a la sublevación. Ante la falta de apoyo, Manuel huyó desde el norte de Lisboa, a Gibraltar con toda la familia real. El exmonarca se dirigió a Gran Bretaña, donde fue recibido por el rey Jorge V, y vivió en el
exilio en el Reino Unido.
Manuel II rechazaba la inestabilidad de la joven República, temiendo que ello amenazaría la independencia del país o la conservación del imperio colonial. También mostró su apoyo a la participación de Portugal en la Primera Guerra Mundial, así como a la intervención portuguesa en las negociaciones de posguerra. El rey murió joven inesperadamente en su residencia el 2 de julio de 1932, por enfermedad y sin hijos por lo que los movimientos realistas que querían restaurar la dinastía de Braganza fracasaron en sus intentos, ante la ausencia de heredero. Al no dejar descendencia, la sucesión en los derechos al trono de Portugal recayó en la IV duquesa de Loulé, como descendiente primogénita de la infanta Ana de Jesús María de Braganza hija del Rey Juan VI. Al morir Manuel, el gobierno del Estado Novo permitió que fuera sepultado en el Panteón de los Braganza en Lisboa.
La maldición de la Casa de Bragança. En 1640 Portugal se rebeló contra la Corona Española, en ese momento ostentada por Felipe IV, y pasó a ser de nuevo un Reino independiente. D.
João IV, Duque de la Casa de Bragança, jugó un papel muy relevante en la rebelión portuguesa para finalmente, ser coronado rey, el primero de la cuarta y última dinastía portuguesa. En 1653 muere el primogénito de D. João con apenas 19 años, cayendo la Corona en su hermano, quien reinaría como D.
Afonso VI desde 1656 hasta 1683. Muerto D. Afonso VI sin hijos varones, recae la corona sobre su hermano D.
Pedro II, quien reinaría hasta 1706. En pleno reinado de D. Pedro II, en 1688, muere su primogénito D. João con apenas semanas de vida. Sería su siguiente hijo, con el nombre de D.
João V, quien gobernara el país desde 1706 hasta su muerte en 1750. En 1712 D. João V tiene a su primer hijo, al que llamaría Pedro; desgraciadamente moriría dos años después, dejando la corona en manos de su hermano
José I, quien reinaría hasta 1777. Este rey solamente tendría cuatro hijas, siendo la mayor, María Francisca, la que heredaría el trono a su muerte, siendo conocida como D.
María I hasta 1816.
En 1760 D. María se casa con su tío D. Pedro para perpetuar la dinastía de los Bragança. El matrimonio tiene un hijo al año siguiente, quien actuaría como regente tras la locura en la que cayó su madre. No llegó sin embargo a ser rey, pues murió en 1788. Sería D. João VI, su hermano pequeño, quien subiera al trono a la muerte de D. María I. D.
João VI reina durante 10 años; en 1801 su primogénito muere a los 6 años, dejando el trono en manos de su hermano más pequeño, D. Pedro IV y I de Brasil. En 1820 el primogénito de D.
Pedro IV y I de Portugal muere, dejando la corona portuguesa en manos de su hermana D. María II y la brasileña para su hermano D.
Pedro II. Durante el reinado de D.
María II hubo un continuo periodo de regencia y sucesiones entre su tío y primer marido D. Miguel I y su segundo esposo D. Fernando II. Fueron unos años caóticos en los que la Guerra Civil Portuguesa fue inevitable. Finalmente, en 1853, a la muerte de D. María II, su hijo primogénito D.
Pedro V accede al trono, aunque muere con 24 años en 1861, víctima de una fiebre tifoidea. Será su hermano menor D.
Luis I, siguiente en la línea de sucesión, quien acceda al trono. D. Luis I es rey hasta 1889, año en el que muere y pasa la corona a manos de su hijo D.
Carlos I. En 1908, un atentado contra D. Carlos I y su primogénito D. Luis Filipe, que a la sazón contaba con 21 años, acaba con la vida de ambos. Aunque el hijo segundo de D. Carlos acceda al trono como
Emanuel II, en 1910 un Golpe de Estado definitivo proclama la I República y acaba con la monarquía.
Si exceptuamos los reinados de D. Pedro V y su sobrino D. Carlos I, tenemos que durante unos 240 años de los 270 que la 4º Dinastía estuvo en el poder ningún primogénito llegó a reinar; ¿qué sucedió para darse semejante infortunio? Todo comenzó durante el reinado del primer rey de la dinastía, D. João IV, quien al parecer sacó a patadas a un fraile franciscano por haberle implorado una limosna. El fraile, ofuscado, le conjuró que ningún primogénito varón de los Bragaça llegaría a ver jamás el trono. Leyenda apócrifa o no, la realidad es que la maldición del fraile se cumplió hasta el final de la monarquía en Portugal a pesar de los intentos de D. João VI y sus sucesores por aplacarla peregrinando a los conventos franciscanos de Lisboa y Rio de Janeiro. Anda que los pequeños infantes habrían de crecer despreocupados y felices con semejantes antecedentes familiares…