Buenas.
Siempre me pareció curiosa la diferencia de talla en las distintas blancas que tengo en la colección. No ocurre con otras series de monedas medievales castellanas anteriores, al menos con un abanico tan amplio de pesos, y siempre hablando de cospeles redondos, sin faltas y con una mínima suciedad, sin motivos que pudieran enmascarar su talla real.
Haciendo una gráfica sobre las 59 blancas que tengo de los reinados de Enrique III, Juan II y Enrique IV, queda lo siguiente:
Para Enrique III: entre 1,3 g ceca Toledo y 1,9 g ceca de Cuenca.
Para Juan II: entre 1,0 g ceca Sevilla y 2,1 g ceca de Sevilla.
Para Enrique IV: Blanca- entre 1,1 g ceca Sevilla y 2,0 g ceca de Segovia
Blanca del rombo- entre 0,7 g ceca Toledo y 1,1 ceca de Segovia.
A fin de establecer alguna comparación, aterricé en Sixbid, eligiendo, entre las que aparecían, aquellas con características similares de conservación, obteniendo lo siguiente:
Para Enrique III: entre 1,22 g ceca de Sevilla y 2,15 g ceca de Toledo.
Para Juan II: entre 1,45 ceca de Cuenca y 2,16 ceca de Toledo.
Para Enrique IV: Blanca- entre 1,36 ceca de Toledo y 2,03 ceca de Segovia.
Blanca del rombo- entre 0,80 ceca de Segovia y 1,23 ceca de Sevilla.
Creo, por tanto, que no hay un criterio atribuible a un reinado ni a una ceca en particular que permita asignar un mayor o menor peso a la blanca. La oscilación de talla abarca a los distintos periodos y a las distintas casas de moneda.
Si consultamos la talla de las blancas en el catálogo de Álvarez Burgos, nos da lo siguiente:
Se pudiera observar que las tallas que da AB podrían considerarse como una media ponderada del peso obtenido del conjunto de blancas representada en las gráficas.
Entonces, por qué ocurren estas variaciones, aplicable también a los dinerales de la época.
Desechadas las razones del desgaste o la manipulación de los cambistas que descontaban su beneficio de la talla teórica (esto se producía más en la plata que en el vellón), parece que la razón estaría en que las casas de moneda preparaban para cada emisión no una , sino tres juegos distintos de dinerales. A saber,
- Uno, con el peso correcto.
- Otro, con el peso máximo de fortaleza.
- Y un tercero, con el peso mínimo de feblaje.
Siendo estos dos últimos el peso máximo y mínimo para dar por válidas las monedas.
Tendríamos que hablar de la talla de monedas con referencia al sueldo (s. XIII- s. XIV), que indicaba la medida que se debía utilizar para labrar la moneda o con referencia al marco de 230 g establecido desde 1/2 del s. XIV y definitivamente con RRCC, que aludía al número de monedas que debían salir al ser recortadas de cada marco de metal aleado. Pero este tema es suficientemente conocido.
"En cualquier caso, el metal a recortar era entregado cada día por el maestro a los obreros talladores (recortadores de cospeles), que debían devolverlos al final de la jornada de trabajo en forma de dineros prietos o cospeles, junto con la cizalla o recortes producidos en la operación.
Una de las operaciones más importantes para dar garantía al peso de las monedas acuñadas era
LA LIBRANZA,que consistía en una pesada de los cospeles para comprobar su peso. Se realizaba de una forma peculiar ( en toda Europa): todos los cospeles, antes de acuñarse y blanquearse, se introducían en una manta o tela en la que eran bien revueltos. Después la manta se extendía en el suelo, procediendo el maestro ante el ensayador y el escribano, a tomar una cantidad establecida (generalmente 20 marcos) de los distintos lugares de la manta. A continuación se pesaban 10 marcos en una balanza y los otros 10 en otra balanza, comprobando que iban a la talla adecuada, o por el contrario si venían con feblaje o fortaleza.
El sistema de tolerancia solía permitir una diferencia de hasta 2 dineros por marco. Si las monedas excedían ese margen, se guardaban en una caja para compensar la falta o el exceso de talla en la siguiente emisión. Únicamente cuando era imposible la compensación (algo no habitual), se devolvían al capataz de la hornaza para su fundición de nuevo."
Datos de "Ciencia y Técnica monetarias en la España Bajomedieval". Ricardo C. de la Llave.
Se entiende, por tanto, que se trataba de no volver a fundir los cospeles ya recortados a no ser que fueran de una talla extremadamente desmedida, ya que en la siguiente operación de recorte se tallarían piezas más pequeñas o mayores para compensar. De esta manera no habría pérdida alguna para la casa de moneda ni para la Hacienda Real. Imagino que en caso del vellón el margen de tolerancia sería rebasado con frecuencia, y no saldría a cuenta realizar una nueva fundición ni pagar de nuevo a los recortadores, dándose por válidas prácticamente todas las emisiones.
Esta puede ser una explicación razonable a las grandes diferencias en cuanto a la talla de las blancas.
A esto habría que sumar que, aunque siendo la blanca la moneda menuda, la que el pueblo utiliza en su día a día, con la que se compra el pan, desde su nacimiento está envuelta en el halo de la necesidad, en circunstancias extremas de desorden financiero, que la llevó a tener una evolución caótica, y que podemos observar en alguno de los principales ordenamientos de su labra :
- En 1387, en Bribiesca, D. Juan I mandó que las blancas labradas de su orden para ocurrir las necesidades de la guerra con el Duque de Alencastre, que entonces valían un maravedí (10 dineros), valiesen en adelante 6 dineros. Esto dio lugar a muchas contiendas sobre el pago de las deudas y el cumplimiento de los contratos. Este trastorno entre el valor real y el efectivo de la moneda hizo que: unos no quisieran recibir moneda nueva, de baja ley, dificultando así su circulación. Que otros subieran el precio de sus mercancías. Que otros exigieran el pago de las deudas en monedas viejas o reclamaran mucha más de lo pactado. O que recaudadores, arrendadores y tesoreros cobraran en buena moneda y pagaran en moneda mala.
- En 1390, en las Cortes de Madrid, salió el Ordenamiento sobre la baja de la moneda de los blancos y el valor de la moneda vieja. Enrique III, queriendo poner remedio mandó que los dineros de su abuelo Enrique II valiesen tanto como los dineros viejos (aunque estos eran de inferior ley), y los que labró su padre, Juan I, los igualó a los dineros nuevos. Esta reforma, que reconocía valores superiores al intrínseco de la moneda, que reconocía la inflación que provocaba el aumento de la masa de moneda de vellón, nació condenada . Pasó, que los especuladores escogían y apartaban las blancas de mayor ley para fundirlas o sacarlas del reino, atraídos por la ganancia, y aunque el rey prohibió esta especulación lucrativa bajo pena de muerte, el valor de la blanca se redujo un 16% sobre su valor primitivo.
Datos de Cervantesvirtual.com
-En 1462, en Documento firmado en Burgos, Enrique IV ordena labrar blancas con un valor se 1/2 maravedí, con talla de 152 piezas por marco (1,513 g) y ley de 68 milésimas de plata en marco. Y da 6 meses para retirar las blancas de Enrique III y Juan II.
- En 1471 ordena la emisión de las blancas de losange o del rombo, con talla de 205 en marco y ley de 35 milésimas. Estas blancas deberían tener un peso de 1,12 g (vemos que difiere del peso de AB).
-En 1497, ya con RRCC se manda labrar blancas de vellón, con talla de 192 piezas por marco ( 1,197 g) y ley de 7 granos de plata.
Como vemos, la suerte de la moneda de vellón va unida a una depreciación, que lógicamente arrastra al maravedí de cuenta. Así sucede que los precios y salarios expresados en maravedís experimentan gran inflación cuando se emite "moneda quebrada", y a lo largo del s. XV cuando no cesa de aumentar la masa monetaria de vellón de calidad cada vez más baja.
Datos de "La política monetaria en la Corona de Castilla (1369-
1497)". Miguel Ángel Ladero Quesada
A modo de conclusión, creo que podemos justificar la diferencia de pesos en la blanca por:
- Su nacimiento como moneda casi de necesidad.
-Su consideración de moneda menor.
-Un tratamiento técnico poco estricto en las casas de moneda.
-Su continua devaluación, fiel reflejo de la inestabilidad económica del periodo.
Todo esto que he contado pueda que no sea así en absoluto, ya que no soy especialista en la materia y solo trato de responder a una cuestión. Cualquier crítica, corrección, enmienda será bienvenida.
Un saludo.