Denario de Augusto, CL CAESARES, Lugdunum, 2 - 1 aC.

Me hice con esta pieza tan conocida en subasta muy fiable hace un par de semanas. No negaré que tenía ganas de conseguir un ejemplar, pero los precios siempre me han hecho pensarlo y acababa comprando otras. Eso y que es una moneda que siempre crees que puedes encontrar por ahí más adelante. En mi opinión está sobrevalorada, como el denario del tributo de Tiberio. Son bastante comunes comparadas con otros denarios del siglo I. Pero también es verdad que todos, o casi todos, queremos tener un ejemplar de ambas. Pues en esta ocasión, lo que yo consideré como el precio máximo que debía pagar fue más alto que el que querían pagar los otros pujadores. Los hay más agarrados que yo . El caso es que aquí os la puedo presentar.

Augusto se definía como el garante del estado republicano, manteniendo sus instituciones y responsabilidades. Pero a partir del 27 aC. aprobó una serie de reformas que afianzarían su poder, culminando en el 19 aC. cuando se le dan honores consulares vitalicios y el derecho a sentarse en el Senado en un asiento entre los dos cónsules ordinarios. La administración del estado, incluidas las cuentas públicas, pasaron a ser controladas por sus esclavos y libertos y comenzó una suerte de confusión entre lo que eran los asuntos de estado y los de la gens Julia. La cuestión de la sucesión fue el último coletazo en esa transición del sistema republicano a un régimen autocrático del estado controlado por la familia Julia. Pero una cosa era aceptar que un Princeps acumulase todo el poder de la República y otra que ese título y su control se convirtiesen en una cuestión dinástica. Las maniobras políticas y de imagen que se llevaron a cabo para promocionar al candidato y las circunstancias que forzaron los muchos cambios en la persona designada dieron lugar a muchas especulaciones, entonces y ahora, y a más de un relato de intrigas palaciegas y juegos parricidas. Antes de pasar a la moneda voy a hacer un resumen de los vaivenes de todo este proceso tratando de evitar especulaciones, si es que eso es posible .

Todo parece indicar que Augusto tenía planeado dejar el poder a un heredero dentro de su familia y a poder ser descendiente suyo por línea directa. Para ello emprendió toda una serie de enredos de casamentera en los matrimonios de sus más allegados. El matrimonio entre los patricios fue siempre un instrumento para ganar poder político, pero en el caso de los Julios en época de Augusto la tendencia principal fue hacia la endogamia. Más que aumentar la influencia de la familia con alianzas estratégicas con otras familias poderosas, Augusto se concentró en aumentar los lazos de sangre dentro de su propia familia. Así, casó a su hija Julia en el 25 aC. con su sobrino Marcelo, hijo de Octavia, y a Agripa con la hermana de este, estrechando los lazos de sangre con su mayor valedor. Esta maniobra situó a Marcelo como el favorito en la línea sucesoria si nos atenemos a la prevalencia de la línea genética directa, pero no está claro que Marcelo le hiciese sombra a Agripa. Se ha especulado bastante sobre la rivalidad entre Marcelo y Agripa por el favor de Augusto. Lo cierto es que Agripa se había ganado ese favor con creces, y no solo el de Augusto, pues había pasado por los cargos más honorables de la República, incluidos el Imperium y el tribunado de la plebe títulos más adelante asociados al Princeps.  Su falta de pedigrí familiar quedaba eliminada tras su matrimonio con la hija de Octavia y todos sus méritos personales. Marcelo, en cambio, debía todo su rapidísimo ascenso en el cursus honorum al hecho de ser el yerno de Augusto. Esta forma de ascender en el senado por los méritos de la familia ya la había inaugurado el propio Augusto, cuando fue reconocido en el Senado sólo por ser el heredero de César. Tampoco el momento político era el más apropiado para imponer una dinastía familiar sucesoria a Roma. Valerio Máximo cuenta que en ese tiempo Augusto entregó a Agripa su anillo, lo que se interpreta como haberlo nombrado su heredero. Esto hace pensar en algún tipo de acuerdo para que Agripa tomase el control del gobierno del estado para después pasárselo a Marcelo. Pero entonces Marcelo enfermó y murió en el 23 aC. y si esos eran los planes, se tuvieron que cambiar.

En el 21 aC. después de un oportuno duelo, Julia se casó con Agripa, poniendo a este a la cabeza de la línea sucesoria en el control de la familia, lo que ya casi era, de facto, el control del estado. Augusto dio otro giro de tuerca estrechando los vínculos dentro de la familia, al casar a los hijos de Livia, a Tiberio con Vipsania, hija de Agripa, y a Druso con Antonia menor, hija de Octavia y sobrina de Augusto. Con esto los Claudios pasaban a estar unidos a la familia por lazos de sangre. El matrimonio de Julia con Agripa marchó a la perfección, al margen de los adulterios de la hija de Augusto, que por aquel entonces eran todavía discretos. Agripa compró una propiedad en el Trastévere en la que construyo una lujosísima villa con vistas al campo de Marte cuya decoración puede verse en el museo del Palazzo Massimo, junto a la estación de Termini en Roma. Puse algunas fotos en este post, https://www.imperio-numismatico.com/t133308-villa-farnesina-museo-nacional-romano-del-palacio-maximo-roma, pero que no hacen justicia al lujo y esplendor de la villa, de la que no muestro ni una décima parte. En esa villa se supone que nacieron y se criaron los hijos del matrimonio, que fueron actores esenciales en el curso de muchos de los acontecimientos posteriores. Aunque aquí solo nos interesan los dos mayores, Cayo y Lucio, los hermanos del reverso del denario, nacidos el 20 y 17 aC. respectivamente. Augusto adoptó inmediatamente a los dos hermanos, aunque este tipo de adopciones de abuelo a nietos era muy excepcional. Por fin tenía descendientes varones de su misma sangre, lo que los convertía en los mejores herederos bajo su criterio y no alteraba en nada la preeminencia de Agripa. Siendo el padre de los dos muchachos, su sitio en el poder hasta que sus hijos estuviesen en condiciones de recibirlo estaba garantizado. Y así debería haber sido, salvo que se murió antes que Augusto. Las cosas estaban bien atadas dentro de la familia para tres generaciones, faltaba vender la sucesión al mando del estado al resto de Roma. La figura de los hijos de Agripa se promociona por todo lo alto y ya con 7 y 5 años aparecen en el reverso de un denario junto a su madre, la RIC I 404 https://www.acsearch.info/search.html?id=1995739. Ese mismo año muere Lépido y Augusto recibe uno de los pocos cargos republicanos que le faltaban para cerrar el círculo, el de Pontífice Máximo que ostentaba el otro triunviro desde su pacto de retiro con Antonio.

La muerte de Agripa en el 12 aC. cambio el escenario, pero no los planes de sucesión. Julia volvió a casarse con el que era el mejor hombre del momento, el segundo después de Augusto, que no era otro que Tiberio. No hace falta decir que la sombra de las tropas de Germania, bajo su mando y el de su hermano Druso, le daban mucha influencia sobre los asuntos de Roma.  Pero el matrimonio de Julia y Tiberio fue un desastre. Para el marido, la boda fue la causa de su mayor tragedia amorosa al tener que divorciarse de Vipsania, a la que, según todos lo clásicos, amaba con locura. Tal fue el dolor de Tiberio, que tuvieron que llevarse a Vipsania de Roma para evitar que pudiese verla, ni cruzarse por la calle. Si eso fuera poco, Druso, el hermano al que estaba tan unido, murió en el 9 aC. causando a Tiberio un tremendo dolor. Suetonio menciona que Druso fue nombrado heredero de Augusto junto con Cayo y Lucio. Al fin y al cabo, sus hijos también tenían sangre Julia por parte de la madre. Su muerte tuvo que aumentar la presión sobre el rol de Tiberio en la sucesión. Pero el carácter de Tiberio, que nunca había sido muy hábil en sus relaciones sociales, se enturbió todavía más. Nada que ver con el de Julia, una mujer aún joven, acostumbrada al lujo, con gran vitalidad y mayor fogosidad. Los adulterios de esta, discretos en vida de Agripa, pasaron a ser más frecuentes y también más públicos.

Entre tanto, Augusto mantenía sus planes de sucesión promocionando a los implicados ante el público. En el 8 aC., cuando Cayo cumplió 12 años, las legiones de Germania recibieron una bonificación en su nombre de manos de Tiberio. No hay mejor forma de ganarse el favor de la tropa. Dos años más tarde Tiberio recibió el Imperium y la potestad tribunicia, lo que le colocaba al mismo nivel al que Agripa había llegado en el cursus honorum. Si la carrera política de Marcelo fue veloz, la de los hijos de Agripa fue meteórica desde antes de que llegasen a la edad adulta. En el 6 aC., con solo 14 y 11 años, los chicos fueron promovidos a cónsules por el Senado y el Pueblo, cargo que ostentarían en el momento en que llegasen a los 19 años. Dión Casio cuenta que Augusto tampoco estaba muy contento con sus nietos, que habían sido criados entre los mayores lujos y se habían vuelto despreocupados e insolentes. Según esta versión, trató de anular esos nombramientos, aunque no quiso oponerse a la decisión de los poderes del Estado. Concedió a Cayo un sacerdocio para que comenzase a adquirir responsabilidades y trató de compensar a Tiberio con los cargos que lo equipararon en poder a Agripa. Según parece nadie quedó contento. Los hermanos culparon a Tiberio de las broncas con Augusto y Tiberio de favorecer a sus nietos. Ese mismo año, sin estar claros los motivos, Tiberio se retiró a Rodas, donde pasó autoexiliado unos años hasta que Augusto lo reclamó de nuevo a su lado en Roma. En los dos años siguientes, Cayo y después Lucio, fueron introducidos en el Senado y nombrados Príncipes de la Juventud. Los dos jóvenes inauguraron los edificios del nuevo foro de Augusto, gracias a un antiguo poder consular que su abuelo sacó del baúl de los recuerdos de la República, y organizaron los juegos, en los que participaron en las carreras “troyanas”. Fue entonces cuando Augusto se enteró de las correrías de su hija Julia. Se conoce que al haberse ido Tiberio la chica se desbocó totalmente y se corría unas juergas de órdago incluso en medio del foro. El cabreo de Augusto fue tan monumental como su templo de Marte. Renegó de su hija, la exilió en la isla de Pandataria para los restos y en Roma rodaron cabezas. Augusto se había quedado sin hija y sin yerno, solo le quedaban sus hijos/nietos para continuar su línea directa de sucesión.

En el 1 aC. Cayo recibió la potestad proconsular en oriente, y tuvo que ir a vérselas con los partos. El muchacho carecía de la experiencia necesaria para comandar las tropas en una campaña, pero los legados veteranos y, sobre todo, la labor diplomática de su abuelo, le dieron una victoria con muy poco esfuerzo. No hay constancia de que haya pisado el campo de batalla, pero resultó herido en un atentado en plena negociación. A su regreso recibió la aclamación imperial junto con su abuelo en el 3 dC. Pero los días de Cayo ya estaban contados. La herida que sufrió en el atentado nunca llegó a curar del todo. El muchacho se vio debilitado y seguramente la muerte de su hermano el año anterior, repentinamente, en Massalia de camino a Hispania, le debió hundir el ánimo. Pidió a Augusto retirarse de la vida pública y decidió instalarse en Siria, pero nunca llegó. Murió en el viaje en febrero del 4 dC, un año y medio después de la muerte de su hermano. Sobre estas muertes se sigue especulando hoy en día, y se apunta a Livia como última responsable en un intento de allanar el camino a su hijo. El hecho de que Tiberio hubiese regresado a Roma poco antes de la muerte de los césares ayudó a alimentar los chismorreos. Tanto Tácito como Dión Casio lo dejan en eso, sospechas y rumores, y ni siquiera entran a valorar si tienen o no algún fundamento. No cabe duda de que a Tiberio le vino como anillo al dedo, si es que realmente quería ser el sucesor al frente del Estado. Augusto todavía jugó una última carta para asegurar que el principado volviese a alguien de su sangre e hizo a Tiberio adoptar a Germánico, el hijo de Druso. Claudio, por aquel entonces, no entraba en ninguna quiniela. Pero hubo que esperar a Calígula para que la genética de los Augusto volviese a regir el destino de Roma.

La moneda se acuñó entre el 2 y el 1 aC. cuando los dos hermanos alcanzaron la edad militar. Cada uno porta un escudo y una lanza que les regaló la clase ecuestre cuando llegaron a esa edad. Según Dión Casio eran de oro, pero en la Res Gestae se dice que de plata. Tras su muerte los escudos y lanzas fueron colocados en el senado a modo de recuerdo. Tiene algún defecto, como un golpe que podeis apreciar detrás del busto y que fracturó el metal, falta el exergo y en alguna parte se pasaron un poco con la limpieza. Pero está bien definida, los bordes de las figuras y letras son rectos y bien marcados y de estar mejor me hubiese salido bastante más cara   . Ahí la tenéis, espero que os guste.

Denario de Augusto, Lugdunum, 2 – 1 aC.
Anv: CAESAR AVGVSTVS DIVI F PATER PATRIAE, busto laureado a derecha
Rev: AVGVSTI F COS DESIG PRINC IVVENT / C L CAESARES, Cayo y Lucio estantes de frente con escudos y lanzas, simpulo y lituus en medio.
RIC I 207

Diámetro: 18mm
Peso: 3,4g

Bonito denario de los "capachos" 

Este tipo de denario fue el más falsificado de su época....

Benyusuf escribió:

Bonito denario de los "capachos" 

Este tipo de denario fue el más falsificado de su época....

Emilio. No sabía eso, pero ahora que lo mencionas es verdad que hay por ahí unos cuantos forrados, además de varios sospechosos de pocos años de antigüedad.

Buen denario cargado de historia y muy bien presentado, al leerlo o he podido evitar recordar la serie para TV "Yo Clavdio" donde se pueden ver muy bien reflejadas todas las intrigas que comentas. Yo también tengo un denario de estos, un día lo pondré para que lo veais. Enhorabuena por la adquisición. Un saludo

Germán,

Robert Graves da por buenos todos lo rumores sobre las malas artes de Livia. Y la verdad es que la versión de mala malísima da para un novelón. Si lo fue o no nunca lo sabremos. Los historiadores clásicos no se ensañan con ella, como sí lo hacen con Mesalina y Popea, esa es la duda que a mi me queda. Pero también hay que tener en cuenta que era la mujer de Augusto, y una diosa...

La serie está entera en youtube por si alguien quiere volver a verla:

Es una serie que me encanta, esos decorados interiores con aire claustrofobico (no hay escenas al exterior) la ambientación q tiene, el rigor histórico (si obviamos los detalles novelescos o rumores dados por ciertos) es una de mis series favoritas, no exagero si digo que la habré visto 8 o 10 veces y cada vez que la veo me sigue gustando. La novela también muy buena la he leído y también del mismo autor "el dios Clavdio y su esposa Mesalina" recomiendo la lectura de las dos. Un saludo

Los decorados están inspirados en los frescos de las villas de esa época en Roma. Sobretodo las casas de Augusto y Livia en el Palatino, la casa de Livia en Prima Porta y la Villa Farnesina. Yo la he visto también unas cuantas veces desde que la pusieron por primera vez en TVE allá por el 78 o 79.

Ahora, si no lo has hecho ya, te recomiendo que le entres a Suetonio y Tácito. Partiendo de la obra de Graves tienes medio camino recorrido y se hace mucho más ameno.

bonito

Muy lindo, hay quienes creen que este pudo haber sido el denario del tributo, arqueológicamente es más probable puesto que se han encontrado muchos más que de Tiberio.

Salu2.

Gran presentación.
Muy buena pieza.
Enhorabuena por tu adquisición.
Saludos.

Hola ¡¡

Mucho tiempo sin poder acceder y da gusto leer esas presentaciones.



Disfruta la pieza ¡

Compañeros

Muchas gracias por la presentación!

Enhorabuena por el denario y por el post.