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Biografía
Fue nombrado "etnarca" por Augusto
Arquelao recibió el reino de Judea como la última voluntad de su padre, a pesar en ayuda de una voluntad anterior que lo había legado a su hermano Antipas. Fue proclamado rey por el ejército, pero se negó a asumir el título hasta que se hubiesen presentado sus reclamaciones a Augusto en Roma. Antes de partir, sofocó con crueldad extrema una sedición de los fariseos, matando a cerca de tres mil de ellos.
Nicolás de Damasco argumentó ante Augusto que Arquelao había actuado con propiedad, y que el testamento de Herodes, supuestamente escrito pocas semanas antes de morir, que sustituía como sucesor a Antípatro por Arquelao, era válido. Nicolás había sido confidente de Herodes durante años, y era leal a Roma.
Arquelao, a la conclusión de los argumentos, cayó a los pies de Augusto, quien le alzó y manifestó que «...era digno de suceder a su padre».1 En 4 a. C. Augusto, le asigna la mayor parte del reino (Samaria, Judea e Idumea) con el título de etnarca.
La primera esposa de Arquelao es mencionada por Flavio Josefo simplemente como Mariamne,2 quizá Mariamna III (Mariamne ben Aristóbulo), de quien se divorció para casarse con Glafira, la viuda del hermano de Arquelao, Alejandro, a pesar de que el segundo marido de esta, Juba, rey de Mauritania, estaba vivo. Esta violación de la ley mosaica, junto con su crueldad, provocaron que Arquelao despertara la ira de los judíos, que se quejaron ante César Augusto.
Arquelao fue depuesto en el año 6 por Augusto y desterrado a Vienne, en las Galias. Judea, Samaria e Idumea fueron directamente colocadas bajo el poder romano (véase el censo de Quirino) y fueron fusionadas en la provincia romana de Judea, bajo un prefecto romano.34
Referencias bíblicas
Existen varias referencias a Arquelao en el Nuevo Testamento.
Retorno de Egipto
Moneda de Herodes Arquelao.
En el Evangelio de Mateo 2:13-23, se menciona Arquelao al referir el retorno de José de Nazaret, María y Jesús niño de Egipto. Según Mateo, José y María habían huido a Egipto con Jesús niño, con lo que evitaron que fuera víctima de la matanza de los inocentes. Cuando Herodes el Grande murió, José fue advertido por un ángel en sueños para que retornara a la tierra de Israel, porque habían muerto los que buscaban la vida del niño. Sin embargo, al enterarse de que Arquelao había sucedido a su padre como rey de Judea, «tuvo miedo de ir allá» (Mateo 2, 22), y avisado en sueños se retiró a la región de Galilea. Esta es la explicación de Mateo de por qué Jesús nació en Belén de Judea, pero se crio en Nazaret. Raymond Edward Brown entendió que no hay razones para dudar de la veracidad histórica de Mateo en lo referente a este punto.5
En la Parábola de las diez onzas
El comienzo y la conclusión de la Parábola de las diez onzas (equivalente en el Evangelio de Lucas a la Parábola de los talentos del Evangelio de Mateo) puede referir el viaje de Arquelao a Roma (así lo señala Joaquim Jeremías;6 también Joseph A. Fitzmyer refiere ese punto).7 Algunos biblistas interpretan que las parábolas de Jesús y la predicación hacen uso a menudo de los acontecimientos familiares de las personas como ejemplos para traer su experiencia espiritual a la vida. Otros leen la alusión como el resultado de adaptaciones posteriores de las parábolas de Jesús a la tradición oral, antes de que las parábolas fueran registradas en los evangelios. El texto bíblico dice:
"Un hombre noble fue a un país lejano, para recibir un reino y volver ... Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron una delegación después de él, diciendo:" No queremos que éste reine sobre nosotros ". ... Pero en cuanto a estos enemigos míos ", [dijo el noble]" que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí."
Lucas 19, 12.14.27 ESV
Joseph A. Fitzmyer analiza el pasaje en los siguientes términos:
A la muerte de Herodes el Grande, su hijo mayor, Arquelao, heredó la mitad del reino (Judea, Samaría e Idumea), según los términos de un legado incluido en el testamento de su padre. También Arquelao pretendió asumir el título de «rey» y viajó a Roma con el fin de conseguirlo (véase Flavio Josefo, Ant. 17. 9,1-3 § 208-222; Bell. 2. 2,2 § 18). En el caso de Arquelao se envió a Roma una delegación de cincuenta notables de Palestina, tanto judíos como samaritanos, para oponerse a la concesión del título y abogar por la autonomía de la provincia (véase Flavio Josefo, Ant. 17. 11,1-2 § 299-314; Bell. 2. 6,1-2 § 80-92). Finalmente, el emperador Augusto otorgó a Arquelao el título de «etnarca».
Por su parte, Joaquim Jeremias interpreta lo siguiente:
Probablemente tenemos en estos rasgos una segunda parábola del pretendiente al trono, autónoma en su origen, que enlaza con la situación histórica del año 4 a.C. Arquelao partió entonces hacia Roma, para hacer confirmar su dominio sobre Judea; al mismo tiempo una embajada judía de 50 personas viajó a Roma para intentar impedir su nombramiento. Parece que Jesús utilizó la venganza sangrienta que tomó Arquelao después de su regreso y que el pueblo no había olvidado, para prevenir a sus oyentes, en una parábola de crisis, de una falsa seguridad. Tan insospechado como fue para sus enemigos el regreso y la venganza de Arquelao, así de insospechada caerá la perdición sobre vosotros.6