Como parece que últimamente Portugal está de moda, vamos con otra.
Es una de esas bonitas monedas conmemorativas que durante los años 80 y 90 del pasado siglo, Portugal fue acuñando para celebrar numerosas efemérides históricas.
Ésta acuñada en 1993 en cuproníquel y con un valor facial de 200 escudos, tiene un diámetro de 36 mm y un peso de 21,15 g.
Conmemora el viaje que los enviados daimios de la isla de Kiushu (una de las cuatro islas principales del archipiélago japonés)
realizaron por Europa entre 1582 y 1590.
KM#667
¿Y quienes eran esos "daimios" japoneses y que pintaban por Europa...?
La historia es realmente curiosa. Para empezar diré que los daimios eran los señores feudales mas poderosos en Japón desde el siglo X hasta el XIX, en que se eliminó el feudalismo.
En Japón se habían establecido algunas misiones jesuíticas portuguesas que habían evangelizado y convertido al cristianismo a algunos señores feudales. En la isla de Kiushu, cuatro jóvenes daimios convertidos al cristianismo, Mâncio Ito, Miguel Chijiwa, Juliâo Nakaura y Martinâo Hara, fueron persuadidos por el misionero jesuita Alessandro Valignano (de origen italiano) de presentarse al papa Gregorio XIII en Roma.
El 20 de febrero de 1582 partieron los cuatro jóvenes (tenían 17 años) de Nagasaki en compañía de dos criados y un jesuita portugués (Diogo de Mesquita) como intérprete. Tras pasar por Macao, Malasia y la India, llegaron a Lisboa dos años más tarde, en 1584. De Lisboa partieron algunos meses después hacia El Escorial, donde fueron recibidos por el rey Felipe II, que en aquellos tiempos era también rey de Portugal (Felipe I), al que regalaron alguna armadura, cascos y arneses de caballo de los que utilizaban los samurais. Objetos que desaparecieron en el incendio de la Real Armería en 1848.
Visitaron la universidad de Alcalá de Henares y siguieron viaje hacia Valencia y Cataluña, embarcando en Barcelona con destino a Livorno. El 15 de marzo de 1585 se entrevistaron con el papa Gregorio XIII en el Castillo de Sant Angelo y le entregaron las cartas de Alessandro Valignano, en las que pedía el monopolio de la evangelización del Japón por los jesuitas. Todo fueron buenas palabras pero sin ningún resultado material en forma de dinero.
Recorrieron algunas ciudades italianas (Mantua y Venecia, entre otras) y en agosto regresaban por barco a Barcelona. Permanecieron en la Península Ibérica hasta que en abril de 1586 embarcaron en Lisboa rumbo a Japón, llegando a Nagasaki el 21 de junio de 1590.
Lo que se encontraron fue muy diferente a lo que habían dejado. El mismo año de su partida (1582) un daimio, Hideyoshi Toyotami, había unificado Japón y en 1587 ordenado la expulsión de todos los misioneros europeos, así como una campaña contra la cultura occidental. La suerte de los cuatro daimios fue dispar. Así Miguel Chijiwa, renegó del cristianismo y Juliâo Nakaura murió años mas tarde como consecuencia de las persecuciones contra los cristianos.