http://revista.raha.es/14_art1.pdfLa actividad en Cádiz del grabador Félix Sagau y Dalmau
y la medalla de la Constitución de 1812
RAMÓN M. SERRERA CONTRERAS
(Universidad de Sevilla, España)
LA REAL CASA DE LA MONEDA EN CÁDIZ (1810-1815)
Ocupada Madrid y gran parte de la Península por los ejércitos napoleónicos,
quedaba en pleno funcionamiento la Casa de Moneda de Sevilla, en donde prosiguieron
las labores de acuñación. Pero las tropas del Mariscal Víctor, con José I Bonaparte a la
cabeza, hicieron su entrada en la capital hispalense sin realizar un solo disparo el 1 de
febrero de 1810, en donde permanecieron hasta el 27 de agosto de 1812. Por ello, las
máquinas, troqueles y cuños de la Real Casa de la Moneda sevillana, junto con el
material que se había podido trasladar desde Madrid, tuvieron que ser trasladados a
Cádiz, único reducto peninsular que permaneció fiel al rey ausente. La Casa de la
Moneda, de hecho, funcionaría en Cádiz durante un lustro, desde 1810 hasta 1815,
marcando sus acuñaciones con una “C” coronada al ser la única ceca estable realmente
libre que batía monedas en nombre del monarca considerado legítimo.2
Tomás Dasí, en su antológico estudio sobre la historia de los reales de a ocho,
resumen las distintas fases de este traslado a Cádiz de la Casa de la Moneda. El primer
paso fue la disposición de 23 de noviembre de 1808 de la Junta Suprema Gubernativa
del Reino para que se estableciera en Cádiz una Casa de la Moneda con la maquinaria y
útiles que estuvieran dobles en la Casa de Sevilla. El segundo paso fue una orden de 25
de enero de 1810 de la Secretaria de Hacienda para que inmediatamente se trasladase a
Cádiz todo el establecimiento de la Casa de la Moneda de Sevilla, cuyo desarme y
embarque se efectuaría en cuarenta y ocho horas. Y el tercer paso sería la llegada el 12
de diciembre de 1812 a Cádiz de los materiales y máquinas de la Casa de la Moneda de
1 Trato más extensamente el tema en mi trabajo actualmente en prensa, de próxima aparición, titulado
“Félix Sagau y Dalmau, grabador de la moneda indiana y peninsular del reinado de Fernando VII (1809-
1833), Nvmisma, nº 257, 2013.
2Glenn Stephen Murray Fanton, La Historia del real Ingenio de la Moneda de Segovia y el proyecto para
su rehabilitación. Madrid, Fundación Real Ingenio de la Moneda de Segovia, 2006, p.46. Habría que
mencionar las monedas acuñadas en este periodo de ocupación napoleónica por la ceca volante de
Cataluña, que siguió acuñando en nombre de Fernando VII identificándolas con la letra “C”. Durante los
años 1809 y 1810 lo hizo con un busto imaginario de Fernando VII. Y entre 1811 y 1814 fue sustituido ya
por el busto gaditano de Félix Sagau.
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Madrid al evacuarse la ciudad, en 1812. Más adelante, a medida que las circunstancias
de la Guerra de la Independencia lo permitieron –prosigue Dasí- fueron devueltos la
maquinaria y demás útiles a las respectivas Casas de la Moneda de Madrid y Sevilla,
con lo que esta Ceca dejó de acuñar en el año 1815, habiendo, por tanto funcionado en
la capital gaditana durante un lustro, periodo en el cual actuaron como ensayadores los
conocidos nombres de Carlos Tiburcio de Roxas (primer ensayador), de quien es la
letra C que figura en primer lugar en las monedas. Junto a él desempeñaron y se
alternaron en tal cometido también dos segundos ensayadores, Ildefonso Urquiza, que
marca con una I y Joaquín Delgado Díaz, que marca con una J3.
Antiguo Hospicio de la capital gaditana, el noble edificio neoclásico en el que se
instaló durante un lustro (1810-1815) la Casa de Moneda de Cádiz, con instrumental
y personal de las cecas de las Casas de Madrid y Sevilla
La Casa de la Moneda gaditana se estableció en las dependencias bajas del
flanco norte (en la “sala de las correcciones”) del monumental y grandioso edificio
neoclásico del Hospicio de la Santa Caridad, frente a la Caleta que cantara Lope de
Vega, entre los fuertes de Santa Catalina y San Sebastián. El inmueble había sido
diseñado por el arquitecto Torcuato Cayón de la Vega, probablemente el mejor
arquitecto de la historia de Cádiz, y terminado de construir en el año 1763. Fue el
conde Alejandro O'Reilly, gobernador de Cádiz, el que donó los fondos para su
construcción, contando también con una importante aportación del marqués del Real
Tesoro. La obra alcanzó un coste de 12.000 reales de vellón. Con planta trapezoidal, el
inmueble, en cuya construcción se emplearon como materiales conglomerado de ostión
y piedra ostionera, fue considerado la mejor obra del Neoclásico gaditano, ofreciendo
unas dimensiones realmente considerables: 178 metros el frente principal, el flanco
norte 59, el lado meridional 72, y el frente orientado al este con una longitud de 152
metros.
3 Tomás Dasí, Estudio de los reales de a ocho, también llamados pesos, dólares, piastras, patacones o
duros españoles, Valencia, 1971, t. IV, pp. 78 y 79
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En el año 1961 el viejo Hospicio pasó a llamarse Institución Valcárcel como
homenaje al gobernador Carlos María Rodríguez de Valcárcel y Nebreda. Merecería la
pena que se colocase una placa en su fachada recordando que durante estos cinco años
trascendentales de la Historia de España este noble edificio fue sede de la única Casa de
Moneda de España –a excepción de la ceca volante catalana- que funcionó con carácter
estable instalada en un mismo inmueble dotado con toda la maquinaria y el personal
desplazado desde Madrid y Sevilla.
Durante el lustro en el que la Real Casa de Moneda llevó a cabo su cometido en
la capital gaditana, Cuna de la Libertad, los funcionarios que en ella ejercieron sus
funciones fueron los siguientes: un Superintendente, Sr. D. Gaspar Esteller, responsable
último de sus instalaciones; un “comisionado para abrir las matrices de las monedas de
España y América”, D. Felix Sagau; una oficina de contaduría con cuatro funcionarios;
un tesorero, una oficina de ensayes con cuatro ensayadores y un juez de balanzas; sala
de libranza, fielato, oficina de grabador con dos grabadores, un limador y un agregado;
un fundidor, un ayudante de fundición, un guardacuños, cerrajero, portero, escribano y
alguacil4.