Augusto quedo tan consternado que durante varios meses se dejo crecer la barba y los cabellos... se golpeaba a veces la cabeza contra las puertas y paredes gritando: “¡Quintilio Varo, devuelveme las legiones!..y mis aureos... (esto ultimo lo digo yo) jejje
Probaremos suerte en el exilio...Nunca digo adiós a nadie. Nunca dejo que las personas más cercanas a mí se vayan. Me las llevo conmigo adonde vaya.