El Emperador Antonino Pío (86-161 d.C.) a través de 4 Denarios

El Emperador Antonino Pío nació el 19 de septiembre del año 86 d.C. en la Colonia Nemauso (actual Nimes, Francia). Su nombre completo era Tito Fulvio Boyonio Arrio Aurelio Antonino Pío. Fue el único hijo del matrimonio habido entre Tito Aurelio Fulvo y Arria Fadilla. Antonino vino al mundo en una familia acomodada y vinculada a la alta administración de Roma, ya su abuelo paterno y su padre fueron cónsules.

A la edad de 3 años quedó huérfano de padre, por lo que fue educado por su abuelo materno, el culto y también cónsul Arrio Antonino. Es de suponer que su abuelo se volcó en la educación de su nieto, ya que su hija, la madre de Antonino Pío, era también hija única. A la muerte de Arrio Antonio, éste lo dejó como heredero universal de su fortuna que, junto con lo heredado de su padre, hizo de Antonino Pío uno de los hombres más ricos de Roma.

Antonio Pío se vinculó desde joven a la administración romana con éxito, dejando una reputación muy buena sobre su gestión como procónsul en Asia. Su suerte cambió en el 138 d.C., ya que el heredero y sucesor designado por el Emperador Adriano, Lucio Aelio Vero, falleció el 1 de enero. Antonino fue designado como heredero el 25 de febrero de dicho año con la condición de que adoptase como herederos suyo a los futuros Emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero.

En este primer denario de este post se puede observar una leyenda muy completa acuñada en el año que fue designado como sucesor de Adriano y primer año de reinado de Antonino.
Sobre el cognomen Pío hay varias justificaciones sobre su origen. A continuación se exponen las mismas:

1) Por sus esfuerzos para deificar a su predecesor Adriano (fallecido el 10 de julio de 138 d.C.) ante la negativa inicial del Senado.
2) Por ayudar siempre a su anciano suegro y senador a acceder al Senado ofreciéndole su brazo como sustento.
3) Por indultar a los sentenciados a muerte en la última etapa del reinado de Adriano.

El consenso general sobre el reinado de Antonino Pío le es favorable, ya que, salvo pequeñas revueltas provinciales que supo reprimir con éxito, el Imperio marchó de manera pacífica. Este culto, inteligente y experimentado gestor es considerado como uno de los Cinco Emperadores Buenos de Roma. Antonino, pese a no ser el primero de la Dinastía Antonina sí da su nombre a ella, ya que es en quien se mira como modelo y ejemplo de buen gobierno.

En el siguiente denario ya aparece el Emperador pasados unos años de su reinado.
El año 141 d.C. fue un año tremendamente amargo y duro para el Emperador, ya que falleció su muy querida esposa la Emperatriz Faustina. Con ella tuvo cuatro hijos, aunque sólo su hija Faustina II llegaría a edad adulta y se casaría con el futuro Emperador Marco Aurelio. Antonino, tremendamente dolido y con la complacencia del Senado, la divinizó. La consagró a los altares de los dioses romanos. Prueba de ello es que mandó acuñar millones de denarios con la leyenda DIVA FAUSTINA, he aquí un ejemplo:
También, en homenaje a su difunta mujer construyó un templo en el Foro Romano consagrado a ella y creó las Puellae Faustinianae, una organización de beneficencia para atender a las niñas huérfanas. Asimismo, un nuevo alimenta con el que se conseguía repartir alimentos entre los más desfavorecidos.

Antonino, tras un próspero reinado de 22 años, falleció de fiebres en Lorium, Etruria, cerca de Roma, el 7 de marzo de 161 d.C. Sus sucesores e hijos adoptivos, los Emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero lo deificaron poniendo un broche final espléndido a este gran gobernante. Un ejemplo de las monedas que mandaron acuñar relativas a la consagración de Antonino Pío es la siguiente:
Por último dejaré como síntesis de este Emperador lo que comenta la Encyclopædia Britannica acerca de él:

Unos meses tras la muerte de Adriano, emperador que había sido acogido con gran entusiasmo por el pueblo romano, el cual no decepcionó sus expectativas, Antonino Pío ascendió al trono con amable disposición, amplia experiencia, buena formación. gran inteligencia y sincero deseo de lograr el bienestar de sus súbditos. En lugar de saquear el tesoro en su propio beneficio, Antonio Pío lo vacío, sí, pero para apoyar económicamente a los ciudadanos de provincias y ciudades, ejerciendo en todas las provincias una rígida economía. Rechazó con destreza las conspiraciones que se urdieron en su contra haciendo gala después de su clemencia. En lugar de perseguir a los cristianos, les protegió con firmeza a lo largo del Imperio.